From the South Florida Sun-Sentinel
Un ritual que cumple cerca de 500 años reúne a miles de seguidores en un sincretismo religioso
17 de octubre, 2009
Miles de devotos se congregaron a la luz de velas en unas remotas montañas, que son el centro de peregrinaje anual para venerar a una mítica diosa indígena venezolana conocida como María Lionza.
Algunos se llamaban a sí mismos los "vikingos", pinchando su lengua con filosas cuchillas, mientras que la sangre les corría por la barbilla y el pecho. Dijeron que no podían revelar los secretos esotéricos que rigen sus tradiciones.
Los rituales culminaron el 12 de octubre — aniversario de la llegada de los conquistaron españoles a América — en las montañas de Sorte, localizada a unos 290 kilómetros al occidente de Caracas.
El culto a María Lionza, cuyas referencias datan de hace más de 500 años, es una mezcla de indigenismo, espiritismo, afroamericanismo y catolicismo. Los creyentes a menudo piden la curación espiritual o la protección de la brujería, o traen ofrendas a la diosa en agradecimiento por la cura de alguna enfermedad.
Venezuela es predominantemente católica. La jerarquía de la Iglesia Católica desaprueba este culto, pero hace mucho que abandonó sus intentos por suprimirlo.
La escultura de María Lionza, que data de 1951, erigida en la principal autopista de la capital venezolana, es otro de los más populares lugares de concentración de sus devotos.
En el año 1953 el dictador Marcos Pérez Jiménez, quien era devoto de la diosa, ordenó instalarla sobre un pedestal de 4.5 metros de alto en medio de la autopista, que atraviesa la ciudad de este a oeste. Ese lugar es considerado por sus devotos como el centro energético de la ciudad.
El dictador, quien promovió activamente el establecimiento de santos patrones en toda Venezuela, esperaba legitimar su gobierno con la imagen de la diosa, que levanta la pelvis al cielo, montada en un tapir, en cuyas patas se enrosca una serpiente.
Los seguidores de María Lionza suelen dejan ofrendas de flores, licores, monedas o frutos en los lugares de honor a la diosa o de otros santos populares. FUENTE
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