María Lionza, mujer venezolana de una belleza extraordinaria, ojos verdes, pestañas largas, amplias caderas, cabello largo de color negro azabache, y siempre llevando tres flores abiertas en su cabello, nacida alrededor del año 1.535, En un estado venezolano llamado actualmente Yaracuy, en honor al gran cacique Yaracuy padre de Maria Lionza, fue una mujer indígena, princesa de su tribu; era hija del cacique Yaracuy, nieta del cacique Chilúa y biznieta del cacique Yare, todos grandes hombres guerreros y estadistas. Hay dos tendencias en cuanto al nombre real de María Lionza; uno que le atribuye el nombre de “Yara” diosa de la naturaleza y el amor, cosa poco probable ya que el significado de esa palabra es “agua”. La otra tendencia le atribuye el nombre de “Yurubí” cosa poco más creíble porque significa “agua caudalosa”. En ambos casos el agua es el factor común en la vida de Yurubí, y es el agua precisamente la que define su vida. Para su tribu el tener ojos claros era mal visto, un mal presagio. Como Yurubí nació con los ojos claros, su padre le prohibió verse en el agua, por eso solo se le permitía bañarse o acercarse al agua de noche, cosa que debió haber sido muy erótica para los varones de su tribu. Una mujer joven y bella bañándose sola de noche. En una oportunidad una serpiente anaconda cautivada por la belleza de la joven mujer engañó a Yurubí y la hizo que se fijara en su propia reflexión en el agua de un pozo del río.
Dubraska Castillo, colaboradora de nuestra revistad virtual
Periodista y Locutora de radio, una mujer que lleva en sus
venas sangre de la mujer guerrera, su familia es del
Estado Yaracuy - Venezuela.
Una mujer realmente hermosa
La india se dio cuenta de su belleza y del extraño color de sus ojos por primera vez en su vida. La serpiente, quien era la dueña del río, fue apresada por su mal proceder, pero esta se hinchó de rabia y desamor hasta que logro sacar toda el agua del pozo inundando toda la aldea, para luego morir reventada. De esta manera la joven y bella princesa terminó siendo la dueña del pozo, del río y de toda el agua, protectora de los peces y luego de toda la flora y la fauna, se dice que hablaba con los animales y olía a orquídeas, nuestra flor nacional. De allí viene el nombre del río Yurubí y del parque nacional. El hogar de Yurubí se llamaba “Quibayo” lugar que todavía existe en la montaña que posteriormente un geógrafo catalán describiría en sus mapas como “montagne de la bonne sorte” (montaña de la buena suerte) o simplemente “montaña de Sorte”.
La Flor de Cayena
Una Flor exótica y mística
Era la que llevaba Maria Lionza en sus cabellos
La historia de Yurubí esta estrechamente ligada con la de su padre Yaracuy. Resulta que Yaracuy comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa. En el momento del descubrimiento, el inmenso imperio central estaba integrado por tribus, tales como los tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas. Otras tribus, entre ellas los macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a Yaracuy. El conquistador Diego García de Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa, en 1552. Luego es capturado y condenado a muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces. Aquí se produce una de las escenas más representativas de la historia de Venezuela: la voluntad de un venezolano a no dejarse envainar por los demás. La mañana en que vienen a buscar a Yaracuy a su celda para llevarlo al cadalso para ser ahorcado, entran dos soldados y Yaracuy, quien había estado muy calmado y callado durante toda la noche se acerca a uno de ellos por la espalda, le tomo del cuello y lo desnucó; al hacerlo el otro soldado pudo descubrir que Yaracuy hablaba español porque le oyó decir estas palabras. “Me voy, pero no solo”, la sorpresa de éste soldado fue tal que Yaracuy logro escapar de su celda logrando así matar otros soldados que le esperaban afuera. Todo esto sucedió en lo que hoy son las ruinas de San Felipe, el Fuerte en la ciudad de San Felipe, capital del estado que hoy lleva su nombre, Yaracuy. (El nombre completo de la ciudad de San Felipe es San Felipe el Fuerte). Por esto, tiempo después pagarían los hombres mujeres y niños de la única ciudad totalmente amurallada de Venezuela. Los miembros de la tribu de Yaracuy entraron en el fuerte y mataron a todo ser viviente, humanos y animales para luego quemar y destruir toda la ciudad, trabajo que terminó el terremoto de 1812. Por esa razón en las ruinas del fuerte solo quedan las lozas del piso y algunas pocas paredes de lo que fue una vez una ciudad completa.
Maria Lionza una mujer venezolana, Jefe de una Tribu.
Su hermoso rostro y su cuerpo espectacular dejaban
atónitos a los españoles de esa época
Una vez muerto Yaracuy, Yurubí asumió el cacicazgo de su tribu como fue el caso con muchas mujeres venezolanas que se vieron en la necesidad de convertirse en caciques por la escasez de hombres dejada por la guerra contra la invasión conquistadora. Yurubí como cacique comenzó a ser una magnífica estratega militar y los españoles siguieron teniendo bajas en sus bandos como cuando Yaracuy todavía vivía pero ahora de parte de su hija. Por eso fue necesario ordenar la captura de Yurubí. Unos curas católicos fueron los primeros en entrar en contacto con Yurubí y la trataron de cristianizar y hasta le dieron el nombre cristiano de María del Prado. Sin embargo sus intentos fueron en vano, Yurubí no cedió ante el culto a un Dios hombre; bueno pero asesinado al igual que ellos lo estaban siendo. Yurubí siguió siendo guerrera y Sorte era su fuerte. Los españoles le seguían hasta allí pero Yurubí mágicamente se perdía entre la selva, entre los caminos y las brumas de la montaña por ella encantada. Esto es lo que dio pie al comienzo de la leyenda de María Lionza. Finalmente Yurubí fue acorralada por los españoles. Sin miedo, Yurubí subió a un árbol alto, encima de un pozo del río; viéndose rodeada y comenzando sus perseguidores a subir el árbol, Yurubí se lanzó al pozo de aguas cristalinas desde lo alto del árbol. Una vez disipada la espuma y las burbujas, los españoles esperaron ver salir a Yurubí, ver su cuerpo aturdido o muerto por el golpe, sin embargo Yurubí nunca salió del pozo. Los soldados buscaron en el pozo, río arriba y río abajo pero Yurubí no apareció. Retirándose del lugar y ya habiendo avanzado un buen trecho del camino, los soldados voltearon y vieron a Yurubí arriba en la montaña completamente desnuda montada sobre una danta con sus brazos en alto sosteniendo un hueso de cadera de mujer. Con este gesto Yurubí quiso decir que su prole, su gente, su hogar y su cultura estarían a salvo por la fertilidad y aptitud guerrera de la mujer venezolana. En esto se distancia la historia de Yurubí de la de su padre Yaracuy; Yurubí no se dejó atrapar nunca, de hecho no hay registro de su muerte ni de su captura. Yurubí nació y vivió libre. Esta es la pose que capta el artista Alejandro Colina en su escultura hecha en 1.953 y ordenada por el Presidente de la República, Gen. Marcos Pérez Jiménez.
La mujer y la anaconda "UN MITO O UNA REALIDAD"
Puede ser que la historia nos haya engañado, como puede ser que la misma historia se haya corrompido para atribuirle a esta mujer indígena un nombre, un linaje o un cuento no ajustado a la realidad. Lo que sí damos por cierto es que Yurubí o sea cual fuere su nombre, estaba en lo cierto. Sus hijas son dignas descendientes de Yaracuy, Chilúa y Yare. Luisa Cáceres de Arismendi, Concepción Mariño, Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain, Josefa Camejo y miles de otras mujeres venezolanas que heredaron sus genes por sangre, nacimiento o por naturalización han demostrado sobradamente su aptitud guerrera contra la opresión y la fecundidad probada para haber parido un país entero que se ha multiplicado varias veces en número desde entonces. Y la prueba es aún más evidente, sus descendientes son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras esposas e hijas. Yurubí estaba en lo cierto. Sus descendientes han formado un país con la fuerza de su voluntad y la fertilidad de sus caderas.
La anaconda
Durante la Semana Santa y el Día de la Raza (12 de octubre), son numerosas las peregrinaciones a la montaña de Sorte, la cual se encuentra ubicada cerca de Chivacoa, en el estado de Yaracuy. A este lugar llegan los devotos con el objeto de hacerle todo tipo de peticiones a María Lionza, las cuales puede ir desde la cura de enfermedades, la solución de problemas de amor, hasta la obtención de riqueza o poder. Para que los favores les sean concedidos, los creyentes eligen un rincón en el bosque o un recodo en el río, donde construir un altar desde donde invocarla. El altar en cuestión se decora con fotografías, figuras estatuillas, vasos con ron o aguardiente, tabacos, cigarrillos en cruz, flores y frutos. Asimismo, el altar debe estar presidido por la Reina María Lionza, quien en el mundo del espiritismo es la "monarca de cuarenta legiones, formadas por diez mil espíritus cada una".
Montaña de Sorte
Venezuela - Edo. Yaracuy
El culto a María Lionza se remonta al tiempo previo a la llegada de los españoles a territorio venezolano en el siglo XV. Los indígenas que habitaban lo que hoy se conoce como el Estado Yaracuy, veneraban a Yara, Diosa de la Naturaleza y del Amor. De hecho, según algunos lingüistas, el vocablo Yaracuy significa "lugar de Yara". De acuerdo a la descripción que los indígenas hacían de Yara, ésta era una mujer triste de grandes ojos verdes, pestañas largas y amplias caderas. Olía a orquídeas, su sonrisa era dulce y melancólica, los cabellos lisos y largos hasta la cintura, con tres hermosas flores abiertas tras las orejas.
El culto a María Lionza cobró una gran fuerza en la década 50 del siglo XX, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, quien mandó que se erigiera en la autopista del este, cerca de la entrada de la Universidad Central de Venezuela, una estatua de ella montada en una danta, la cual se mantiene hasta hoy, "María Lionza, hazme un milagrito, y un ramo de flores te voy a llevar. . ."
Así comienza el coro de la popular canción de los años 70 del renombrado cantautor panameño Rubén Blades en honor a la muy venerada diosa de la cultura popular venezolana.
Recientemente, noticias sobre el inevitable desplomo de la estatua, figura representativa de la llamada "Reina" de Venezuela, deben haber despertado la curiosidad y el asombro de muchos en el mundo que hasta hace poco desconocían la mágica leyenda de esta mujer, representante de la Madre Tierra.
Siendo una combinación de la historia y mito de un pueblo fervientemente devoto, el relato que cuenta el origen de María Lionza no coincide en una versión absoluta, sino en un conjunto de hechos y creencias, de religión y superstición.
Una de las calles del estado Yaracuy
La historia de una miss
Mariángel se despertó de repente, su agitado pecho se pegó a sus rodillas en el impulso de levantarse y sus senos como mangos maduros descansaron un segundo. Sólo un segundo, inmediatamente sus pies volaron al piso alfombrado y sus largas piernas como cambures sin concha se movieron en la cama con un embrujo paralizante. Ella tenía los minutos contados…
La terrible situación económica en la que esta sumergido el país, algunos problemas en su preparación y el poco apoyo de los organizadores del certamen, luego de haber sido designada como “Miss Venezuela”, estaban a punto de ahogar las ilusiones de esta bellísima joven. Su viaje a Panamá estaba en casi perdido y tenía ella misma que salvar urgentes escollos.
Al final de la tarde el viaje era un imposible, sin embargo ella seguía aferrada a su ilusión, vio colgado el traje típico que llevaría, inspirado en la reina María Lionza y la esperanza iluminó de nuevo su resignado rostro de miss embarcada; la diosa madre la salvaría, había oído que hace milagros y ella necesitaba uno. Lloró y rezó sobre su cama pidiendo lo que ya parecía una quimera. Se durmió llamando “mi reina” a la deidad aborigen de Yaracuy.
La terrible situación económica en la que esta sumergido el país, algunos problemas en su preparación y el poco apoyo de los organizadores del certamen, luego de haber sido designada como “Miss Venezuela”, estaban a punto de ahogar las ilusiones de esta bellísima joven. Su viaje a Panamá estaba en casi perdido y tenía ella misma que salvar urgentes escollos.
Al final de la tarde el viaje era un imposible, sin embargo ella seguía aferrada a su ilusión, vio colgado el traje típico que llevaría, inspirado en la reina María Lionza y la esperanza iluminó de nuevo su resignado rostro de miss embarcada; la diosa madre la salvaría, había oído que hace milagros y ella necesitaba uno. Lloró y rezó sobre su cama pidiendo lo que ya parecía una quimera. Se durmió llamando “mi reina” a la deidad aborigen de Yaracuy.
La rogatoria de Mariángel.
Una madre bondadosa que trae la fertilidad a las mujeres y a los campos, preserva los tesoros ocultos de la montaña de Sorte, no podía fallarle. Mariángel despertó ese día con el rostro iluminado de esperanza, pero transcurrió la mañana y nada ocurrió. Faltaban tres días para la realización del certamen “Miss Universo” y nada garantizaba que Venezuela participaría este año, pero la miss estaba poseída de una extraña fe y mansedumbre, y no quería llorar.
Un poco antes del mediodía lo supo. La presidenta de Panamá, Mireya Moscoso se reunió con el presidente de Venevisión, Gustavo Cisneros, y la presidenta del Miss Universo, Paula Shugart, y estaban a punto de anunciar en rueda de prensa la ansiada decisión.
Todas las candidatas, especialmente Colombia, exigían la presencia de Miss Venezuela. Ese mismo día, Mariángel viajó a Panamá con su traje de María Lionza para representar a su país, con apenas tres días para ambientarse y ensayar los desfiles.
La apresurada preparación fue sumamente difícil, pero ya Mariángel estaba poseída del espíritu del triunfo. No ganó con el vestido de María Lionza, diseñado por José María Almeida, y estuvo a punto de caer cuando enredó su tacón con la cola del extraño vestido. El vestido del mejor Traje Típico, lo ganó República Dominicana con “La diosa de los mares”. La noche de su triunfo desfiló con un traje rojo que silueteaba su bellísimo cuerpo de diosa del amor.
FUENTE
Una madre bondadosa que trae la fertilidad a las mujeres y a los campos, preserva los tesoros ocultos de la montaña de Sorte, no podía fallarle. Mariángel despertó ese día con el rostro iluminado de esperanza, pero transcurrió la mañana y nada ocurrió. Faltaban tres días para la realización del certamen “Miss Universo” y nada garantizaba que Venezuela participaría este año, pero la miss estaba poseída de una extraña fe y mansedumbre, y no quería llorar.
Un poco antes del mediodía lo supo. La presidenta de Panamá, Mireya Moscoso se reunió con el presidente de Venevisión, Gustavo Cisneros, y la presidenta del Miss Universo, Paula Shugart, y estaban a punto de anunciar en rueda de prensa la ansiada decisión.
Todas las candidatas, especialmente Colombia, exigían la presencia de Miss Venezuela. Ese mismo día, Mariángel viajó a Panamá con su traje de María Lionza para representar a su país, con apenas tres días para ambientarse y ensayar los desfiles.
La apresurada preparación fue sumamente difícil, pero ya Mariángel estaba poseída del espíritu del triunfo. No ganó con el vestido de María Lionza, diseñado por José María Almeida, y estuvo a punto de caer cuando enredó su tacón con la cola del extraño vestido. El vestido del mejor Traje Típico, lo ganó República Dominicana con “La diosa de los mares”. La noche de su triunfo desfiló con un traje rojo que silueteaba su bellísimo cuerpo de diosa del amor.
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