sábado, 3 de noviembre de 2012

Entre el 4 y 5 de noviembre de 1569, muere el gran jefe de los pueblos originarios, el heroico guerrero Guaicaipuro



Tal día como hoy, entre el 4 y 5 de noviembre de 1569, muere el gran jefe de los pueblos originarios de nuestro territorio, el heroico guerrero Guaicaipuro, quien libró numerosas batallas contra los conquistadores españoles.

Guaicaipuro fue el más célebre de los caciques del pueblo de los teques. Pertenecía a la gran nación caribe, famosos navegantes y guerreros que dominaban las tierras del hoy estado Miranda. En 1560, Guaicaipuro y sus guerreros obligaron a las tropas enviadas por el gobernador Pablo Collado a explotar las minas de oro, a abandonar la región. También derrotó a Juan Rodríguez Suárez, establecido en el Real de Minas del mismo lugar.

Después de estas batallas, el nombre de Guaicaipuro cobró gran prestigio entre todos los pueblos. Sólo Francisco Fajardo se atrevía a permanecer en su dominio, y contra él Guaicaipuro llevó a cabo una de su más brillantes campañas. En 1561, Guaicaipuro reunió un gran ejército, apoyado por el cacique Guaicamacuto, destruyó e incendió las instalaciones de Fajardo en San Francisco (Caracas) y luego lo persiguió por la quebrada de Tacagua hasta derrotarlo completamente cerca del pueblo de Macuto (Vargas). Fajardo se vio obligado a retirarse a El Collado. El gran guerrero tequeño puso sitio al establecimiento. Fajardo y los españoles, sin agua ni abastecimientos, se embarcaron y dejaron El Collado, donde está ahora Caraballeda, en manos de los aguerridos flecheros de Guaicaipuro.

Para 1562 Guaicaipuro dominaba todo el territorio de los pueblos de los teques y los caracas, (actuales territorios del Área Metropolitana de Caracas y el estado Vargas), liberado del dominio español. Cuatro años después, enterado Guaicaipuro de que Diego de Losada avanzaba para restaurar la conquista española en el valle de los caracas, lo esperó al frente de 600 guerreros en la margen del río San Pedro, próximo a donde hoy llaman Las Adjuntas (Caracas). Allí se libró la llamada, por el historiador José Oviedo y Baños, batalla de San Pedro. Conocedor Losada del arrojo de Guaicaipuro, fue bien apertrechado con soldados veteranos que venían de los combates contra los moros (árabes), y con el apoyo de abundantes armas de fuego, perros amaestrados y caballos, saliendo vencedor el español. Guaicaipuro fue obligado a batirse en retirada a los altos de las montañas.

La derrota no desmayó el espíritu de Guaicaipuro. Cuando Diego de Losada, en 1567, dio por fundada una ciudad en el valle de los caracas, Guaicaipuro formó una alianza con todos los caciques de los contornos. En las faldas del gran cerro donde asistieron Araguaire, Aributo, Baruta, Catia, Chacao, Guaicamacuto, Mamacuri, Naiguatá, Querequemare, Preopocunate, Uripita, Paramaconi, Urimare y Paramacay, entre otros, se acordó reunir un gran ejército para expulsar a Diego de Losada. Guaicaipuro prometió mil guerreros de su pueblo.

La batalla se dio en las sabanas de Catia y se le llamó batalla de Maracapana. No concurrieron todos los ejércitos de los caciques comprometidos porque, cuando Paramaconi y Paramacay marchaban con sus guerreros al sitio de concentración, se encontraron inesperadamente con Alonso Galeas y 80 soldados españoles y, creyendo estar descubiertos, dieron marcha atrás. A pesar de esta circunstancia que provocó confusión en los guerreros, Guaicaipuro atacó a los españoles y no pudo vencerlos por la superioridad de las armas de fuego. Convencido Diego de Losada de que mientras viviera Guaicaipuro no sería dueño del valle de los caracas, dio órdenes de apresarlo y darle muerte a como diera lugar.

La misión se le encargó a Francisco Infante. En 1569, Infante, con 80 soldados, se enteró de dónde dormían Guaicaipuro y 20 de sus más fieles guerreros. Con el mayor sigilo rodeó su ranchería, prendiéndole fuego. La lucha fue terrible y sin tregua. Guaicaipuro enarbolaba una espada que había pertenecido a Rodríguez Suárez y ofreció la más tenaz resistencia hasta que él y los suyos fueron muertos. Contaron después los españoles que el gran jefe gritaba: “¡Matadme, aquí me tenéis, matadme para que con mi muerte os libréis del temor que siempre os ha causado Guaicaipuro!”. FUENTE

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