martes, 24 de agosto de 2021

María Lionza: UN MITO DE TODOS LOS VENEZOLANOS

 

La famosa monarca de Sorte es adorada en los altares levantados en casi todos los estados del país por más de un millón de fieles. Famosos políticos y deportistas figuran entre sus más fanáticos creyentes.

 

Por. Freddy Jiménez C.

Lo sobrenatural, lo misterioso, la magia y la brujería siempre han aparecido en la historia de los pueblos. Es como una búsqueda de otros caminos para evadir la difícil realidad de las diarias calamidades. Es acaso, también la respuesta la respuesta más fácil que el hombre ha encontrado ante las grandes interrogantes de la vida, o como lo señalan algunos científicos, una manera de sometimiento de los pueblos por parte de las clases dominantes, formando una falsa conciencia en ellos. Sin embargo, es un hecho claro que docenas de miles de personas de distintos niveles sociales se han visto atraídos por estas creencias, que en nuestro pueblo, al igual que toda América Latina, proliferan cada día más.

 

El entrecruzamiento de las creencias:

 

En Venezuela, estas creencias se entremezclan de manera especial, siendo bastante difícil poder diferenciarlas, a pesar de que existan diversos centros de promoción y enseñanza. Podemos encontrar hoy en día a la brujería, el ocultismo, la hechicería, la adoración de las ánimas, los yerbateros y curanderos, el sincretismo o la fusión de creencias, etc.

 

Algunas de éstas prácticas eran ya conocidas por nuestros aborígenes de la pre-colonia y más tarde se mezclaron con las supersticiones de los blancos europeos y negros africanos. La antropofagia y los tótems de nuestros indígenas conocieron el vudú negroide y la hechicería europea predominante en la Edad Media. Sin embargo, posterior a esa época han llegado a nuestras tierras distintas creencias provenientes de diversas partes del mundo. Así tenemos a los rosacruces, el espiritismo y el espiritualismo, la metafísica, los libros de Joaquín Trincado (español) y Allan Kardec (francés), el misticismo, etc.

 

El encanto de la Montaña de Sorte

 

En Venezuela una de las creencias que más fuerza ha tomado es la adoración a la Reina de las Montañas “María Lionza”. ¿Mito? ¿leyenda? ¿expresión autóctona de lo sobrenatural? a través de los años y tal vez siglos este nombre ha sido invocado a lo largo de nuestra geografía sin importar el nivel económico, cultural, social e incluso de distinción política.

 

Tiene como centro principal la montaña de Sorte, perteneciente al maciso de Nirgua, que se levanta en las afueras de Chivacoa, en el estado Yaracuy. De esta serranía, 22 kilómetros están dedicados al culto de la Reina y a las más diversas prácticas de ocultismo. Está formada por distintas entradas como son: Buchicabure, Carirubana, Mirimisas, El Sorte, Lagartija, Aracal, Quivallo, Loro y Tacarigüita. A lo largo de Sorte y en cada una de sus entradas, la montaña presenta claras muestras de los adoradores de la Reina. No pasan cien metros sin encontrarse altares (construidos formalmente o improvisados), dedicados a Santos, Caciques indígenas, negros esclavos, héroes de la independencia y personajes propios del culto espiritista, símbolos distintos sobre la tierra y en los árboles, escritos en clave, velas colocadas sobre piedras y grutas, en los matorrales, a lo largo del río, botellas de ron, tabacos y diferentes prendas personales. Son claras muestras de la fe y el rito. Todos estos elementos sumados a lo tupido de la vegetación, lo siempre misterioso de los ruidos montañeros, lo atractivo del río y su continuo correr, le dan a la montaña de Sorte un verdadero ambiente mágico, misterioso y de inesperado encanto, capaz de facilitar cualquier acto de brujería o rito sobrenatural, aún más si éstos se efectúan a las horas de la noche, cuando el sonar de tambores y las permanentes fogatas son de obligatoria utilización.

 

Todo se presta para que en este sitio nazca la leyenda: La de la Reina María Lionza.  Sus propios seguidores presentan distintas opiniones sobre su origen, para algunos fue hija de un español y una india, de vida sencilla y normal, capaz de conmover por su bondad y amor a los animales, que al morir joven y virgen, por enfermedad desconocida, los pobladores de la zona empezaron a invocarla para solicitar su ayuda. Otros dicen que era una reina indígena que fue encantada en la montaña, sin embargo, su ubicación cronológica no está clara, puede ser en los inicios de la conquista o mucho antes de la llegada de los españoles.

 

Los otros lugares de adoración a María Lionza

 

En toda Venezuela existen centros de adoración a María Lionza. Las grandes montañas, con la presencia de sus ríos, su fauna y flora virgen, son testigos de caravanas que creen encontrar en la comunicación con lo sobrenatural un acto de esperanza. Así encontramos en el Estado Portuguesa, las montañas de Agua Blanca (dicen que es el centro de los espíritus del mal). En el Estado Lara: Buena Vista, situado en Duaca, Salto Ángel en la Miel, quebrada del Vino, en Carora; Tapialito entre Lara y Falcón. En el Estado Yaracuy: El Cambural en Yaritagua, la Gotera en Chivacoa, las Minas de Aroa, Los Aguacates en Nirgua. En los Andes: La laguna del Toro, Biscucuy en Trujillo. En Oriente: La cueva del Guácharo en Monagas. En el Estado Miranda: Barlovento, Río Chico, la quebrada de la Virgen en Los Teques. En Aragua: Los Chaguaramos, Las Delicias, Choroní. En Caracas: En el Junkito, el río Limón. En Falcón: El cerro de Galán, el río Los Remedios y Los Botalones.

 

El altar de María Lionza

 

El culto se expresa de manera casi homogénea en todo el país, en la invocación de los espíritus, bien en un ambiente natural, como las montañas y ríos o frente a un altar rigurosamente decorado, recargado de figuras, retratos, estatuillas, vasos con licor, tabacos, cigarrillos en cruz, chucherías, promesas escritas, etc. Todo altar está presidido por la Reina María Lionza, “monarca de las 40 legiones, formadas por 10.000 espíritus cada una, sus hermanas Margarita, Guillermina y de las Flores, la Corte India: Con el Cacique Guaicaipuro y el Indio Mara; la Norte Negra: Con el Negro Felipe, la Negra Francisca, el Negro Miguel, la Negra Matea; La Reina María La Onza, (para unos la madre de la Reina María Lionza, para otros la misma María Lionza, pero para malos negocios), además de diferentes santos católicos y figuras como José Gregorio Hernández y Simón Bolívar.

 

En estos sitios prevalece lo primitivo, el atraso cultural y lo paupérrimo, que contemplan el escenario, donde brujos curanderos y yerbateros y médiums, demuestran un claro e innato conocimiento de la psicología humana, que los convierte en los personajes claves de todo el culto.

 

Los brujos más famosos

 

El trabajo de los brujos en Venezuela, se remonta a la misma leyenda. Sin embargo, podemos nombrar entre otros, algunos de los más antiguos y famosos en este oficio; Lino de las Mercedes Valles, de Chivacoa, de quien se dice, fue el último en hablar con María Lionza; Rosa Emilia Soteldo y Rómulo José Corobo, también de Chivacoa, con más de 30 años de práctica; Negrín, nombrado brujo de principios de siglo (incluso hay una calle de Sabana Grande que recibió su nombre), Alejandro Torrealba de San Casimiro; Marcos Lobato y el brujo Andrés en El Valle y Santa Teresa en Caracas; Juan Antonio Castillo en San Juan de los Morros; José Azuaje y Flor Arias en Barquisimeto; Rafael Linares en Sabana de Parra y Alí Griman en Urachiche. De todas maneras, hoy se estima en más de 20.000 los practicantes y cerca de un millón de creyentes y fanáticos.

 

Entre los brujos se pueden encontrar distintos niveles: Los que sirven de banco para ayudar a invocar a los espíritus, los que hacen de materias para recibir a las ánimas, los médiums, los que llaman a los espíritus superiores, los que hacen de curanderos, etc.

 

Es de hacer notar que muchos de estos personajes hacen su vida normal, manteniendo su práctica en total silencio; sin embargo, los hay a tiempo completo e incluso recibiendo jugosas ganancias por sus consultas.

 

Cuando María Lionza y la política se unen.

 

Los adoradores de María Lionza no han permanecido alejados de la política, ya que parecen también atraídos por esta interesante actividad. Por ejemplo, se recuerda la campaña que efectuó la sacerdotisa Beatriz Correa en favor del F.D.P., por la candidatura de Lorenzo Fernández (pero esta vez sin respaldo de la Reina), el impulso que algunos brujos de Chivacoa le dieron a la Cruzada Cívica Nacionalista en 1968. El proselitismo en favor de COPEI que realiza el brujo Torrealba en San Casimiro, que ya nombramos, y hasta los brujos de izquierda podemos señalar como Corobo de Vanguardia.

 

La creencia en María Lionza, el espiritismo, lo esotérico, no tiene límites económicos, sociales o políticos en nuestro país, los creyentes provienen de diferentes sectores, incluso renombrados personajes de la vida nacional aparecen entre los que siguen el culto espiritista: Eugenio Mendoza, Juan Vicente Gómez (quien tenía siempre a la mano a la bruja Ignacia y al famoso Negrín), Marcos Pérez Jiménez (quien al principio reprimió a los practicantes, pero luego hizo pactos con la Reina María la Onza) construyendo en Caracas esa famosa estatua en su honor y un monumento en la montaña de Sorte), el almirante W. Larrazábal, Rómulo Betancourt (que mantuvo una oficina en Miraflores conocida como el despacho de los brujos, donde pocas personas tenía entrada), Leonardo Montiel Ortega, el Morocho Hernández, Luis “Lumumba” Estaba. Incluso algunos brujos han dicho que el presidente Luis Herrera Campíns visita periódicamente las montañas de Agua Blanca en su Estado natal.

 

No hay duda que la leyenda de María Lionza, es autóctona, que aparece vinculada a toda nuestra historia, que en su culto se nota una constante exaltación nacional. Es normal ver en los altares la Bandera Nacional u oír el Himno confundido con las oraciones. Sin embargo, el rito que se desarrolla es una mezcla de creencias que provienen de otras tierras.

 

En el resto de América Latina existen ritos parecidos al nuestro, por ejemplo la llamada reina del mar, en el Brasil, pero guardando las peculiaridades de cada país.

 

Creemos que la descripción de los mitos y leyendas de nuestra patria es una tarea todavía inconclusa, que su historia forma parte de la historia menuda de Venezuela, que su profundización nos llevará a entender con más claridad la idiosincrasia y los valores del venezolano, su manera de ver las cosas, sus creencias, sus inquietudes, los mecanismos de dominación y manipulación social que se desarrollan.

(Sin fecha, aproximadamente 1980

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