miércoles, 18 de febrero de 2009


María Lionza o la Reina (como la llamamos sus devotos) es la Diosa que preside una serie de cortes que se integran la creencia que gira en torno a la tradición de la misma. Sobre ella está el Dios cristiano y la Virgen María. Su culto es un buen ejemplo del rápido proceso de transculturización. Elementos indio-americanos africanos y europeos, dan resultado a una nueva religión utilizada para servir, principalmente, a resolver los problemas del aquí y ahora, lo que imprime al culto el carácter utilitario, asignado por diversos autores.
El culto de María Lionza, objeto de diversas investigaciones, análisis y reseñas, permite a la gente humilde satisfacer sus necesidades en forma simple y directa, y de acuerdo a Pollak-Eltz (1987: 68) el culto es utilitario ya que “sirve para solucionar los problemas aquí y ahora”. El culto, que ha tomado dimensiones urbanas, muestra a individuos que confían en que con sus prácticas practicándolo alcanzar diversas metas que nunca alcanzarían por métodos usuales.

En el transcurso de los últimos cincuenta años, el culto ha absorbido en parte las tradiciones mágicas-religiosas de las regiones de Venezuela, y está también influenciado por conceptos extranjeros. Entre sus raíces indígenas encontramos el fumar tabaco en ritos curativos y de adivinación, que la realiza el espiritista con el fin de “ver” el porvenir de la persona que lo consulta y aconsejarlo y darle indicaciones de lo que debe o no hacer para llevar una vida menos llena de problemas; así como la creencia en espíritus que rigen los elementos de la naturaleza y que pasan a ser guardianes de ríos y montañas.

De la historia de Venezuela resaltan espíritus importantes invocados en el culto: El Libertador Simón Bolívar, el Negro Primero, el indio Guaicaipuro, el General Gómez; quienes en ciertas ocasiones bajan en los Médiums.

Tenemos que admitir que el culto también fue africanizado, debido a la influencia de la Santería Cubana. Las imágenes de los santos que representan las divinidades africanas del panteón Yoruba son encontradas también en los altares de los seguidores de la Reina. Los "vikingos" también fueron introducidos recientemente al culto como espíritus africanos, aunque ellos son representados como blancos vestidos de pieles de animal y con largas barbas, en la actualidad tienen su corte aparte.

La posesión de los fieles por los espíritus es esencial en el culto, la influencia indígena en este sentido es notable. Se pueden apreciar también las similitudes (o apropiaciones) con el ritual cristiano: la devoción a la Virgen y los santos, el uso de cruces, incienso, velas y agua bendita en rituales; y con el espiritismo clásico del escritor francés Allan Kardec, a cuyas obras (El Libro de los Espíritus y El Libro de los Médiums, entre otros) los fieles consideran material importante para su formación. Los médiums del culto son llamados materias.

Se llaman así a las personas que realizan o practican un ritual en el que el fin es la incorporación de un espíritu en el propio cuerpo. El rito consiste en llegar a un estado de trance que facilite al espíritu a “bajar” al cuerpo, para esto el individuo debe estar preparado con anterioridad y recibir enseñanzas (en la mayoría de los casos) por parte de personas que ya preparadas en este aspecto. Se les llama “banco” a la persona que asiste a las materias, dicho banco está en la obligación de preservar a la materia de cualquier eventualidad, aunque en muchos casos los espíritus hieren a las materias (caso de la Corte Africana o la Vikinga) y cuidando de ofrecer lo solicitado por los mismos.

El culto carece de códigos rígidos, y es de aquí de donde parte el que no sea considerado como una religión. Cada líder de culto, o banco, conduce al equipo de materias a quien él ha desarrollado, y a su vez se encarga de organizar viajes o caravanas de creyentes a la montaña de la reina en el estado Yaracuy, para realizar rituales que harán a los espíritus propicios a sus peticiones.
Esta y otras prácticas son llevadas a cabo al aire libre y las autoridades competentes (en este caso la Guardia Nacional y Defensa Civil) supervisan a los fieles para evitar actos delictivos dentro de la montaña sagrada.

POR: ELOY GABRIEL M. L.

El culto de María Lionza: otra forma de volver a los ancestros
El culto de María Lionza: otra forma de volver a los ancestros

Oluwo Fatalami Adesanya / Oloye Ola Efon / Egbe Ifa Ile Ogunti Ode Remo


Después de la última reflexión que ensayé sobre el simbolismo de María Lionza y que fue publicada hace dos años, compilada por Carlos Colina (1), he reconsiderado mi enfoque sobre este tema.

Inicialmente me dediqué a explorar el rol de lo femenino dentro de lo colectivo, la sociedad, señalando que el desarrollo de la intuición en esencia juega una función crucial y que debe estar en armonía con lo social, y que ello requiere una vigilancia constante, a riesgo de terminar en una tragedia tanto en lo individual como en lo colectivo.

También destacaba en ese entonces que dentro del mito de María Lionza hay un pasaje que narra que la joven salió de la cueva y llegó a la orilla de la laguna, y vio por primera vez sus ojos, los cuales eran un abismo, por donde se asomaba el misterio del otro mundo, de las divinidades subterráneas y de los muertos.

Quisiera detenerme en este pasaje para explorar lo que llamo la conciencia ancestral, es decir, el mito de María Lionza nos propone recrear el pasado, las hazañas vividas.

Es decir, cada vez que intentamos descubrir ese horizonte secreto que vela la práctica del culto de María Lionza en la montaña, en los barrios y ciudades, nos encontramos con un culto que recrea básicamente la exploración de la conciencia ancestral.

Voy a referirme a dos factores que considero claves para esta exposición: uno es el ritmo cósmico que marca definitivamente las actitudes y actividades de naturaleza humana. La mayor fiesta del culto de María Lionza ocurre en el Equinoccio de Otoño. Como sabemos, esta estación es propicia para la vendimia, el engorde de los cerdos, el corte y almacenaje de la leña, época de labranza y sementera, del trasiego del vino, de la preparación de la tierra, dejarla lista para el descanso invernal. En este ciclo cósmico, correspondiente al equinoccio, como todos sabemos, el sol comienza a declinar su predominio en la tierra, cediéndole poco a poco el paso a las sombras, significando con esto que los días pasan a ser iguales a las noches. Este movimiento hacia el equilibrio es definitivo. Esto es lo que significa el equinoccio. No en vano el signo astrológico correspondiente a este ciclo es Libra, la pareja cósmica se equilibra: el calor y lo seco (lo masculino) cede el paso a lo húmedo y frío (lo femenino). Este cambio lo propicia una divinidad, la dueña de los vientos, la que levanta las hojas secas que han soltado los árboles, la que anuncia el portal del cementerio en el mundo. Esta divinidad anuncia un ciclo de muerte sobre la tierra. No es extraño que nuestro Caribe afronte las embestidas de los huracanes en este tiempo. La naturaleza es sabia. La naturaleza es siempre mujer. Y la naturaleza universal es como la parte femenina y maternal de la creación. La misericordia.

Ahora bien, veamos a continuación qué celebra el mundo en este ciclo: Nuestro país celebra, por ejemplo, el 7 de septiembre del día de la Virgen del Valle, en Cuba celebran el Día de la Virgen de Regla; el 8 de septiembre se celebra aquí el día de la aparición de la Virgen del Coromoto y en Cuba, el día de la Virgen de la Caridad del Cobre; en Níger, el 11 celebran las primeras lluvias; el 14 de septiembre, en Suiza adornan a la Madre Negra con flores y frutas y es paseada por la ciudad y le ofrendan comidas y fuego en su altar; en Nigeria, el 19 celebran la fiesta del Ñame; en Egipto, el 24 celebran la muerte y el renacimiento de Osiris. El mundo celebra el festival de las flores, el día de los gemelos (san Cosme y san Damián), el día de San Miguel, el sagrado día de la cosecha (cerca de la luna llena del 22 de septiembre), el festival de los granos, el festival del arroz en China, el festival del maíz, el Festival del Mono y el festival de María Lionza, el 12 de octubre. todas estas festividades nos remiten al culto de lo agrícola, la cosecha, y a lo femenino. Todo este ciclo de fiestas termina con una danza con la muerte, el 2 de noviembre, en lo que se ha dado en llamar el día de los muertos.

Pues bien, este rasgo, derivado del ciclo cósmico marca y define el culto de María Lionza, algo que diferencio del mito, es lo que me hace afirmar que dicho culto está dedicado actualmente a explorar la conciencia ancestral de venezolano; el culto de María Lionza pertenece al ciclo de lo muerto: es decir, a los ancestros. Dentro de la montaña, en cualquier espacio de la naturaleza, o en los pueblos o ciudades, en cualquier cuarto de barrio que me ha tocado visitar, es decir, ante cualquier altar, lo que se busca es la conexión con los ancestros, llámese ésta: corte negra, india, vikinga, libertadora o malandra., cualquiera de ellas apunta a la exploración de un pasado que no termina de aparecer. Por ejemplo, la corte malandra explora el deseo de ser recordado, se opone al sentimiento de olvido en que cae la hazaña del pueblo. Inconscientemente la sociedad busca su procedencia, y esa memoria está dentro de la tierra, es decir: la madre. Y esta es la metáfora que inspira María Lionza dentro del inconsciente colectivo venezolano: la necesidad de recrear el pasado, nuestra historia tanto personal como colectiva. La madre es la que alumbra, la naturaleza es la que puede dar a luz, María Lionza es la que puede propiciar ese hallazgo: la revelación del pasado o nuestra consciencia ancestral.

El mundo ancestral lo podemos ubicar dentro de las hazañas de un pueblo. Nuestra nación es joven, está buscándose, encontrándose, reconociéndose, recordándose: ello significa que está intentando su memoria. Es un movimiento entre el presente y el pasado, concibiendo el pasado como uno de los aspectos del más allá. El culto de María Lionza nos propone el viaje de un viviente a la tierra de los ancestros, a la tierra de los muertos, para, en medio de sus voces, de sus almas, saber o recordar algo. La dinámica de "bajar" a los muertos o de hacerlos "subir" no está muy clara todavía. La invocación sí es precisa en todo momento para propiciar "una ilusión de existencia" muy propia de la conciencia ancestral de los pueblos. La fuerza de la memoria genera una imagen que tiene su sombra y su doble; nuestra joven sociedad intenta su memoria para identificar en forma simultánea su sombra y su doble: yo no estoy en capacidad de decir que sea así lo más conveniente para una sociedad como la nuestra.

Finalmente, debemos recordar que en 1950 es cuando el Papa Pio XII declara la Asunción de la Virgen María, después de casi dos milenios que la humanidad se ha estado agotando con el modelo patriarcal de civilización. El mundo, a la manera de la conciencia masculina, se siente acabado, y ante ese extremo, la Iglesia Católica decide un viraje, no en función de impugnar un cambio dentro de la espiritualidad, sino en función de salirle al paso al signo más patético del mundo masculino, el materialismo de los regímenes comunistas que comenzaba a recorrer el mundo. Este factor marca, indefectiblemente, un cambio en la actitud del colectivo. Los pueblos, secretamente permanecían rindiéndole culto a la madre, en sus diversos niveles. Así que cuando la Iglesia manifiesta este cambio, no resultó nada nuevo para los pueblos occidentales.

El mito de María Lionza es el culto a la madre, porque la maternidad es el sacrificio de la niña: lo que cuenta el mito. Un signo preocupante hoy día es la expresión ideal dentro de las mujeres venezolanas jóvenes de "tener los pechos firmes y voluptuosos"; la pugna entre lo femenino y lo maternal, un sesgo grave dentro de la explosión de lo femenino que vive el país y que no ha encontrado un cauce creativo en lo social ni en lo individual. Esta contrariedad quiere decir que la mayoría de las mujeres jóvenes y no ya tan jóvenes desean inconscientemente "amamantar" -sólo eso-, o dar el pecho, sin dar a luz.

Quiero terminar citando el fragmento de un párrafo que escribió Arnaud Desjardins sobre el tema "El fin de las madres" (2): "En la medida en que una madre ya no es madre, sus hijos están condenados a sufrir por ello en su propio ser. Una mujer no puede ser madre si rechaza su feminidad y si los demás aspectos de su ser están equilibrados y distendidos".

Notas
(1) La importancia del mito femenino de María Lionza para la sociedad, pp. 457-462. Alejandro Colina: el escultor radical. Carlos Colina (comp.). Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 2002.
(2) p. 85, El mundo moderno y sabiduría antigua. Arnaud Desjardins. Editorial Sirio, Málaga, 1987.

http://www.fita.com.ve/articulo-contenido-34.htm

EL INSTITUTO DE PATRIMONIO CULTURAL EXPLICA

Hablar de María Lionza es reconocer sentimientos y creencias que forman parte de nuestra identidad cultural. Ya sea a través de los bienes culturales tangibles, como la escultura de María Lionza de Alejandro Colina en Caracas; los bienes vivos o intangibles como lo es su mito o naturales como el Monumento Natural María Lionza (Montaña de Sorte en Yaracuy). Cada uno de estos espacios se conecta, superponen y proyectan a lo largo y ancho de Venezuela y América.

Una mujer hecha Mito

El mito de María Lionza forma parte de nuestra riqueza espiritual y nuestra herencia aborigen, como tal, forma parte de un patrimonio vivo que se renueva y se expresa en el misterio de la mujer y lo femenino.

Pero, ¿cómo se empezó a estudiar este mito? En 1939, Gilberto Antolínez registró el mito de María Lionza, cuando se encontraba haciendo una recopilación etnográfica de nuestros aborígenes. Esta fue la primera investigación que se hizo y que se siguen haciendo en torno al símbolo de la mujer, lo femenino, la madre y la naturaleza, elementos fundamentales de este mito y de nuestra cultura.

Un mito hecho mujer

En 1951, el artista Alejandro Colina, elaboró la escultura de María Lionza en Caracas. Con el pasar del tiempo esta imagen trascendió los gustos estéticos de su época y ocupó un espacio significativo en el imaginario colectivo de los habitantes de la ciudad Caracas y de todos los creyentes del mito. Muestra de ello, es todo el interés que despierta su estado de conservación mientras estuvo en pie en la Autopista Francisco Fajardo; así como cuando se partió, el 6 junio del presente año, y durante su proceso de restauración, el cual se prevé que culmine el próximo año. Actualmente, la pieza está en custodia de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en las instalaciones de la Casona Ibarra. El traslado de sus partes se efectuó satisfactoriamente desde la autopista hasta la UCV, a través de un trabajo multidisciplinario de la Comisión para la Preservación y Desarrollo (COPRED). El IPC en su papel de órgano rector en la conservación del patrimonio del país realiza visitas de carácter informativo, con el fin de conocer los lineamientos y metodologías que se esperan ejecutar en el proceso de intervención. En torno a María Lionza gira, no solo lo intangible del mito; ahora se le añaden los valores artísticos, las formas y los volúmenes de la obra de arte.

Una mujer hecha naturaleza

La vinculación entre el mito de María Lionza y la naturaleza se hace evidente en el estado Yaracuy, próximo a la población de Chivacoa, donde se encuentra el macizo de Nirgua, el cual fue declarado Monumento Nacional María Lionza en 1960. En este monumento se origina el Río Yaracuy, el cual surte de agua a todo el estado y desemboca en el Mar Caribe, se caracteriza por su selva nublada y entre su fauna se destaca la Danta o Tapir, el cual es un elemento que forma parte del mito. En este patrimonio natural se conjugan los valores de nuestra diversidad biológica con las creencias y rituales destinados a la Diosa. Lo cual califica a este espacio como un paisaje cultural donde convive el ambiente y la cultura en torno al mito.

Para el INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL el mito de María Lionza simboliza la manera en que se gesta el mestizaje biológico y cultural de Venezuela. En él se expresan las raíces indígenas, europeas y africanas que conforman el mapa de Venezuela. Por tal motivo, desde el año 2000 varias instituciones académicas, vienen trabajando en la elaboración del expediente para su declaratoria como patrimonio de la Nación, entre las que destaca la Escuela de Antropología de la UCV, la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy (UNEY) y el IPC.

Prof. Zaida García
Dirección de Puesta en Uso Social
Septiembre 2004
IPC

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