miércoles, 25 de enero de 2017

La historia de la Virgen de la Victoria del Prado de Talavera de Nirgua y María Lionza


Hoy se celebra en la población del municipio Nirgua, del estado Yaracuy, a la Virgen de la Victoria del Prado de Talavera. Una devoción que se ha relacionado en muchos relatos con la tradición en torno al mito y culto a nuestra Diosa aborigen, la Reina María Lionza.


Un poco de historia:

Los intentos de fundación, de acuerdo al trabajo de Germán Montero Alcalá, se remontan a los años:

1552: Juan de Villegas, gobernador de El Tocuyo, envía a Damián del Barrio a los espacios del río Buría donde encuentra unas vetas de oro. La construcción de un fuerte en las “Minas de San Felipe de Buría” es desolada por la rebelión liderada por el Negro Miguel. De quien ya hemos tratado el tema de la relación con la Diosa aborigen. (ver el artículo AQUÍ)

1554: El gobernador, Alonso Arias de Villasinda, envía al capitán Diego Montes a repoblar la zona, fundando una ciudad con el nombre de Las Palmas, pero fue abandonada por la acción de los indios.
Luego es enviado Diego Paradas quien funda a Nirgua, pero los ataques de los nirvas y jirajaras impidieron tal fundación.

1628: El Capitán General de la Provincia de Venezuela Juan de Meneses y Padilla logra fundarla como Villa de Nuestra Señora de La Victoria del Prado de Talavera, un día 25 de enero, nombre que se le dio por el triunfo en la lucha contra los aborígenes Jirahajas del poblado autóctono “Nívar”.

Se logró encontrar también que, para 1620 el capitán Andrés Román expresó que sólo se conseguiría la pacificación de las tribus si se lograba acabar con el cacique Jirajara Guaracay. Luego fue enviado contra Guaracay al capitán Bartolomé de Torrealba con las siguientes instrucciones: "se ordena y manda que se ha de aprehender y prenda al principal Guaracay quien reside en Buría y Tucuragua y es jefe de una banda de forajidos y contra quien se fía abierto proceso y condena a muerte”. (Archivo de las Indias, parte correspondiente a la Audiencia de Sto. Domingo, legado 194) El cacique que pierde la vida en defensa de la libertad de su tribu.

Otros trabajos destacan que el Gobernador Meneses y Padilla salió de Caracas con un ejército en 1625 para dar la batalla durante tres cruentos años contra los Jirajaras dirigidos por el cacique Parfano, y luego por su sucesor Parifanelo, quien fue derrotado y así logra fundar la actual Nirgua. Se destaca además que las victorias previas de los jirajaras fueron “borradas por los cronistas españoles”

El Obispo de Caracas y Venezuela Mariano Martí también relata la fundación de Nirgua:


Esta ciudad de Nirgua fue erigida por tal en 25 de enero de 1628 por don Juan de Meneses, cavallero del hábito de Santiago, del Consejo de Guerra de su Magestad, Governador y Capitán general de esta provincia, y mandó que tuviesse por nombre Santa María de la Victoria del Prado de Talavera; pero hasta el año de 1635 no consta que huviesse Cura, pues la partida más antigua es de un bautismo en dicho año de 1635, sin poderse leer el día ni el mes de dicha partida, siendo Cura don Bartholomé López. El año de 1667 fue visitada esta Parroquia por el licenciado don Andrés Román de Vera, cura y vicario de esta misma ciudad de Nirgua... (SIC)



Virgen del Prado de Talavera…

La historia de la advocación mariana refiere a una devoción española del pueblo de Talavera en Toledo.

La imagen sería un regalo del rey Liuva en el siglo VII, traída a España desde Tierra Santa llevada al pueblo de Talavera en 602, con la idea de cristianizar el templo pagano de la diosa Ceres, construyendo una ermita en un lugar llamado El Prado.  San Ildefonso, que fue Arzobispo de Toledo, fue también un gran devoto de la Virgen del Prado.

El día 8 de septiembre se celebra a Nuestra Señora del Prado, vinculado a un hecho histórico transformado en el culto principal a la Virgen católica: La cristianización de las "Mondas", antiguo rito en honor de la diosa Ceres.


En la mitología romana Ceres era la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Su equivalente en la mitología griega era Deméter. De ella reciben su nombre los cereales.




La hermosa doncella encantada de los Nívar 

Por Gilberto Antolinez
De mozo oí contar que los indios Jirahara-Nívar (Nivare, Nirva, Nírúa o Nueare), en una fiesta de fin de la cosecha, recibieron de su Gran Piache un doloroso presagio. Decía el mismo que “viniendo los tiempos nacería una doncella, hija de cacique, con los ojos de tan extraño color que, de mirarse en las aguas de la laguna, jamás podría distinguirse las pupilas”. Tan pronto como esta mujer ojos de agua se viese espejada en alguna parte, por el doble hueco vacío de las niñas de la imagen, iría saliendo una serpiente monstruosa, genio de las aguas, la cual causaría la ruina perpetua y extinción de los Nívar.  Grande fue la aflicción de aquella altiva tribu. Pero, pasó el tiempo, y todos los caciques, cada vez que nacía una niña, pasaban temores sin cuento hasta que se les anunciaba que, como siempre la recién nacida tenía los ojos negros.

Pero llegó al cabo el mal tiempo anunciado por la profecía. Poco antes de la invasión española, un cacique nívar tuvo una hija con las pupilas de un vario y hermoso color verde, color de agua marina, color de jade, de piel de culebra verdegay. Grande fue la estupefacción del cacique. Sus tributarios le exigieron que les entregase la niña para ser sacrificada al Genio, el Dueño Tutelar de la laguna, la enorme serpiente Anaconda las Aguas. Más el jefe jamás pudo decirse a ello.  Como pudo, se libró de los descontentos, que, desde aquel día, comenzaron a formar disensiones dentro de la, hasta entonces, bien unida tribu Nívar.

El jefe decidió recluir a la doncella en un lugar secreto bajo la guardia de veintidós guerreros, veintidós jóvenes guardianes. Allí fue creciendo ella en gracia y hermosura, ganándose la simpatía de todos, pues, sus maravillosos ojos de berilio exhalaban destellos encantados. Tenía una belleza fatal y sonámbula, algo de reptilinio, al destacarse sobre el marco canela de su cara de india. Eran como dos piedras preciosas engastada en la morena ladera de algún picacho de la montaña del Nívar.

A nadie más que a su madre y a los veintidós guardianes se le permitía ver la moza de los ojos fatales. Llegó así a la pubertad y su confinamiento se hizo más severo aún. Al ser sometida a las ceremonias de purificación que alejan de la adolescente que pasa a mujer, la influencia de los malévolos espíritus-serpiente. Le estaba prohibido desde su nacimiento poseer lámina brillante que pudiera hacer la función de un espejo, asomarse a corrientes de agua o vasijas, salir a plena luz si la lluvia charcos de agua en el suelo.

Mas, un mal día, un extraño sueño acometió a los veintidós guardianes, producido por el vaho bucal de la serpiente anaconda de las aguas que clamaba por su víctima anual, la doncella que a la ninfa encantada de la lagunita lanzaban los hechiceros de la tribu. La Niña de los ojos de Agua salió a tientas, pues sus ojos no se acostumbraban muy bien a la luz libre, hasta que logró sentarse al borde mismo de la charca sagrada, estaba el agua quieta, la doncella miró. Veía su cara por primera vez, su gloriosa cara redonda y armoniosa, su boca tentadora, su barbilla soberbia. Pero ¡Ay, dolor!, en vez de sus pupilas solo notaba dos cuévanos profundos, un par de abismos por donde se asomaba el misterio del Otro Mundo, de los dioses Subterráneos y los Muertos.

La Niña quedó fija. Nada podía apartarla de contemplar aquellos dos abismos encantados de sus ojos en el reflejo ácueo. Más, de pronto, por ellos empezó a surgir un movimiento, un borbotar ebullescente de las aguas, un creciente movimiento en remolino. El doble vórtice se agrandaba, mientras los peces huían aterrorizados del sitio cada vez más amplio del reflejo. Este fue tomando forma, el rostro de la niña en la agua espumeante fue adquiriendo dibujo de serpiente; primero dos ojos metálicos, de brillo fijo adamantino, impresionante; luego, el cuerpo creciendo en espirales, una sobre otra; y, finalmente, el extremo afilado de la cauda, batiendo espuma contra el agua hirviente, levantando cabrilleos de luz que llenaban el cielo de pálidos   reflejos. El monstruo, intacto, inquietante, estaba allí. La Anaconda, “Dueño del Agua”. La doncella dio un grito que retumbó en todas las faldas de la Sierra de Nívar, y se sumergió en las aguas, en el sitio preciso en que estuvo el pavoroso reflejo de sus ojos.  

Al grito despertaron los veintidós guardianes, los cuales buscaron por todas partes a la amada Ojos de Agua, pero en vano. Locos de terror a un cataclismo mágico, llegaron hasta la laguna, más, en lugar del cuerpo de la niña adorada, encontraron la Anaconda, Dueño del Agua, soberbio, espumeante, airado en su reino, batiendo la cola sobre el agua subiente, La laguna extendía su contorno, en espiral marcada por la cola del monstruo e iba rellenando la concavidad en donde se había formado con los siglos, hasta desbordarse.
Los Nívar huían de la inundación temible. Casas, templos, sembrados, todo era arrasado por el dragón inmisericorde de las aguas. Este asomaba su horrible cabeza verdegay sobre las lomas y abría sus fauces, cerro abajo, hasta ir a espumear más lejos, hasta la Selva de Sorte hacia el noreste, y hasta las aguas del Lago Tacarigua hacia el nordeste. 
Tanto creció el monstruo, que su poder vital se escapó de su cuerpo distendido por el ansia de crecimiento inmoderado. Y la sierpe estalló, dando un gran coletazo, vibró, se desmadejó y quedó inerte, con la cola en Sorte, cerca de Chivacoa, y la horrible cabeza en Tacarigua, “donde hoy está el altar mayor de la Catedral de Valencia”. He aquí la leyenda mestiza de los lugareños de Nirgua.





…de Nívar

La fundación de Nirgua entonces celebra la victoria contra los pobladores Nívar, por lo que la devoción del Gobernador Meneses y Padilla a la Virgen del Prado pasa a proclamarla como patrona del pueblo.

Abraham Quintero, comunicador social e internacionalista, escribe sobre Nirgua haciendo referencia al Obispo Martí, quien realizó una visita pastoral a Santa María de la Victoria del Prado de Talavera (hoy Nirgua) en noviembre de 1781:

Esta iglesia es baxo la invocación de la Madre de Dios de la Victoria, que tiene Niño en los brazos. Está de continuo colocado su Divina Magestad en solo el Altar Mayor. (SIC)



En cuanto a la imagen propia de la iglesia de Nirgua, existe un relato según el cual la Virgen de la Victoria fue elaborada a la par de la patrona del municipio vecino de Salom, la Divina Pastora:

Cuentan los antepasados que un tronco de madera según tipo cedro se atravesó y cubrió el templo de tal madera que no permitió que aquel diluvio desvaneciera con la iglesia también. El tronco lo tomó y lo llevaron a un escultor que firmaba Valenzuela para ese entonces, tomaron a dos de las mujeres más bellas de la época y la modelo para nuestra patrona fue la señorita Rosario Sotillo… y su hermana fue la modelo de la Señora de la Victoria patrona del municipio autónomo Nirgua.

Por el contrario, existen autores que refieren que la devoción a la mencionada Virgen sería una imposición a las creencias autóctonas de nuestros aborígenes. Queriéndolos cristianizar a una diosa local, posiblemente a la “Princesa encantada de los Nívar” “Ojos de Agua” o “Yara” bautizándola como “Santa María de la Onza”. Así el poblado sería fundado como “Santa María de la Onza del Prado de Talavera de Nívar”

En este sentido, Elisio Jiménez Sierra en su libro titulado “La Venus Venezolana” refiere que en el actual estado Yaracuy existió un culto indígena a una Diosa, el cual fue sustituido por la devoción a “Nuestra Señora María de la Onza del Prado de la Talavera de Nívar.

Pero, de acuerdo a lo reseñado por Drenikoff (1985: 16,17) y Manara (1995:17,18) el Obispo Martí en su Relación y Testimonio Integro de la Visita General de este Obispado de Caracas y Venezuela, realizada en la ciudad de Nirgua, el 27 de noviembre de 1781, en la página 505b, informa de una iglesia de nombre “Santa María de la Victoria del Prado de Talavera” bendecida el 25 de enero de 1628, con dos altares, uno dedicado a Nuestra Señora de la Victoria y otro a Nuestra Señora del Carmen; por lo que queda claro que no existió ninguna con el nombre de Ntra. Sra. María de la Onza, que se debió a una equivocación al leer esos archivos y quedó el apelativo erróneo.

Al respecto, Manara destaca que “Santa María de la Onza”


…haya resultado de una errónea lectura de Santa María de la V.ria, o de la Victoria que alguien leyó en un viejo manuscrito como Santa María de la Onza.

Se destaca en la revisión de las fuentes donde se refiere esta descripción que asocia a la Virgen con la Diosa aborigen, responde a diversos creadores y recreadores del mito de María Lionza: Gilberto Antolínez, Elisio Jiménez Sierra (1971), Carlos Edsel (1979) y Gabriel Jiménez Emán entre otros…


FUENTES:

Bibliográficas
La Diosa de la Danta, Gilberto Antolínez / Ciclo mítico, legendario y folclórico de María de la Onza Compilación y Prólogo de Orlando Barreto (Ediciones Uney) S/F
Elisio Jiménez Sierra.  La Venus Venezolana  (1971)

Todos los enlaces web fueron verificados el 10/01/2017
Pueblos de Venezuela: Nirgua
María Lionza la Madre:



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