Para el escritor venezolano Santos López la lectura política del mito de María Lionza responde al momento actual de la conciencia colectiva venezolana donde "está de moda la politización de todas las cosas".
"La maravilla del mito de María Lionza es que puede funcionar en muchos niveles de conciencia", indicó a Efe López, quien insiste en que el "verdadero mito resiste todas las lecturas y se adapta a cualquier momento", y no duda en señalarla como un "símbolo" de la sociedad venezolana.
Desde El Libertador, Simón Bolívar, al dictador venezolano Juan Vicente Gómez o el "santo malandro" -delincuente- Ismaelito, en Venezuela, cualquier persona pública es digna de convertirse en una deidad venerada dentro del culto liderado por el espíritu de la india María Lionza.
La importancia que la religión de María Lionza tiene en Venezuela es tal que, según el antropólogo estadounidense de la Universidad de Tulane, Wade Glenn, más de la mitad de la población ha participado en algún ritual "marialioncero".
El "marialioncerismo" mezcla espiritismo y santería africana y compite en número de seguidores con la propia Iglesia Católica, aunque los creyentes en María Lionza siempre explican la prevalencia de Dios Todopoderoso por encima del resto de espíritus.
La emblemática figura de María Lionza se repite a lo largo y ancho de la geografía venezolana, donde abundan los altares que rinden culto a esta diosa pagana junto a una suerte de cortes espirituales que aumentan a petición de los creyentes.
Numerosas leyendas rodean el espíritu de María Lionza y la ensalzan como la dueña de la montaña de Sorte, en el estado de Yaracuy (oeste del país), considerado un monte sagrado por los seguidores de la "reina", que acuden a este espacio en homenaje a su diosa.
EL ESPEJO NACIONAL.
Para el antropólogo Glenn, el culto espiritista a María Lionza sirve de espejo de la sociedad venezolana donde se reflejan "todos los procesos sociales, económicos y políticos importantes" del país y al que la población recurre en busca de ayuda.
"Sirve como psicoterapia", aseguró a Efe Glenn, al señalar que la sociedad venezolana actual "no confía en el sistema oficial y, como consecuencia, busca ayuda en el sistema paralelo del culto a María Lionza".
Alzada actualmente como un símbolo de la resistencia indígena a la colonización española, María Lionza es considerada por sus seguidores como la reina protectora de las aguas dulces, los bosques y los animales silvestres, custodiada por diversos espíritus que encabezan el Indio Guacaipuro y el Negro Felipe.
Precisamente, los colores que representan estas "tres potencias" -María Lionza, el Indio Guacaipuro y el Negro Felipe- coinciden con la bandera venezolana -amarillo, rojo y azul- siempre presentes en los ritos marialionceros, bien sea en globos, velas, cintas o el propio estandarte de Venezuela.
Para el escritor venezolano Santos López la lectura política del mito de María Lionza responde al momento actual de la conciencia colectiva venezolana donde "está de moda la politización de todas las cosas".
"La maravilla del mito de María Lionza es que puede funcionar en muchos niveles de conciencia", indicó a Efe López, quien insiste en que el "verdadero mito resiste todas las lecturas y se adapta a cualquier momento", y no duda en señalarla como un "símbolo" de la sociedad venezolana.
EL MONTE SINAÍ VENEZOLANO.
Según la leyenda, María Lionza habita en la montaña de Sorte y allí es donde sus seguidores se dan cita cada 12 de octubre, coincidiendo con la celebración de lo que en Venezuela se denomina Día de la Resistencia Indígena.
Después de 56 años asistiendo a Sorte, Juana de Dios, de 84, señala que la fiesta de María Lionza ha crecido, principalmente, dice, "por los milagros que se han hecho y las grandes curaciones".
Juana de Dios es considerada la "sacerdotisa" de María Lionza y pasea por la montaña con su túnica roja de lentejuelas recibiendo el saludo de sus seguidores y convencida de que, en Sorte, "la gente entra como turista y sale como creyente".
La creencia popular asegura que la "fuerza" del espíritu de María Lionza se hace más notable en los días cercanos a la noche que va del 11 al 12 de octubre, cuando se celebra el "Baile en Candela" en el sector de Quibayoa, en la montaña de Sorte, que es considerada un monumento natural del culto marialioncero.
En este espectáculo, un centenar de personas bailan y saltan sobre las hogueras exhibiendo la invulnerabilidad al fuego que, afirman, le dan los espíritus indios y los gritos de "fuerza" que llegan desde el público.
"Para mí María Lionza es todo (...) es mi madre y en ella pongo mi fe", explicó a Efe Belkys Lugo, de 29 años, una seguidora del culto que este año participó en el baile.
En los rituales hay personas, denominadas "materias", que reciben en su cuerpo a los espíritus y que visten la ropa del ancestro al que rinden homenaje.
En unas ocasiones con plumas indias, en otras con pañuelos y cuernos vikingos, pero siempre animados y rociados por el licor tradicional indio de Cocuy.
La peregrinación a Sorte aumenta cada año, no sólo con sus seguidores sino también con curiosos turistas extranjeros que vienen desde los países vecinos como Colombia pero también desde Europa.
La variedad de leyendas sobre María de Lionza, una india hija de un cacique venezolano, se unifican en torno a la idea de su espectacular belleza y sus ojos verdes que provocaron que su padre la escondiera en un cueva con 22 guardianes después de que un chamán predijera su nacimiento y pidiera su sacrificio por temor a la ruina de la aldea.
En este punto, las historias se diversifican en el relato del encuentro de María Lionza con el Gran Anaconda del lago y otras en las que este monstruoso animal no participa y la india huye al bosque y desaparece en extrañas circunstancias.
La popularización del mito de María Lionza llegó a mediados del siglo pasado con la recopilación de Gilberto Antolines, aunque las visitas a la montaña de Sorte y sus seguidores datan de épocas anteriores.
Según la versión creada por Antolines, una de las más populares y aceptadas en Venezuela, en un descuido de los guardianes, María Lionza huyó a la orilla de la laguna encantada y, al poder observar su belleza en el agua, la joven doncella se transformó en la anaconda, creciendo y provocando la inundación y desastre de la aldea.
La figura de la María Lionza, generalmente la más grande y caracterizada con corona, convive en los altares con otros líderes nacionales como Simón Bolívar, el Libertador, o Juan Vicente Gómez, dictador venezolano en la primera mitad del siglo XX.
Sin embargo, diferentes figuras vikingas e, incluso, "Ismaelito", un delincuente común que según la leyenda robaba para dar a los más pobres, también son admitidos en la corte espiritual que acompaña a María Lionza.
Con el paso del tiempo, a la corte espiritual de esta dama de la montaña se han ido sumando diversos espíritus no sólo indios o políticos, también otras figuras nacionales como José Gregorio Hernández. Este médico y científico venezolano de principios del siglo XX al que se le atribuyen curaciones milagrosas, también acompaña a María Lionza, a la vez, que es reconocido en el cristianismo con el título de "venerable" que le otorgó el papa Juan Pablo II.
"La selección de espíritus (...) es un comentario sobre todo lo que sucede en el país y cuáles son las fallas de la sociedad y el sistema oficial", explicó el antropólogo estadounidense.
Los diversos estratos del culto a María Lionza, donde se mezclan "malandros", dictadores, próceres nacionales y científicos, entre otras figuras, "representan la conciencia ancestral de los venezolanos", resaltó el escritor López, especializado en los cultos religiosos que se dan en Venezuela.
"Es algo que el colectivo quiere subrayar (...) lo único que lo permite es el culto a María Lionza y por eso es tan vivo dentro del pueblo", consideró López.
En este sentido, no descarta que en un futuro los bustos del actual presidente de Venezuela, Hugo Chávez, o populares beisbolistas del país acompañen a la corte espiritual de María Lionza, que se renueva constantemente y que ya cuenta con incontables figuras a su alrededor./EFE
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