lunes, 8 de mayo de 2017

María Lionza: La Reina, La Diosa Madre



En la montaña de Sorte por Yaracuy

en Venezuela vive una Diosa

una noble reina de gran belleza

y gran bondad amada

por la naturaleza e iluminada de caridad

Rubén Blades.




Hablar de diosas y reinas en nuestros días amerita de múltiples lecturas, desde la clásica visión del mundo y la nobleza pasando por las deidades celestiales hasta considerar la más  común y popular expresión del pueblo, para referirse a una “simple mortal” con atributos especiales (o no tan especiales) esto es tan sólo cuestión de gustos.

En nuestro querido  Yaracuy, referirse a la Reina o Diosa es una cuestión completamente distinta, va mucho mas allá de la religión que se profese o practique; la reina es la reina, todos saben a quien nos referimos, sí  es ella, la conocida como María Lionza, María Lionza, María de la Onza. Ella viene  a encarnar en América al igual  que la diosa Venus, la diosa de la naturaleza, del amor, de la paz, de la fortuna y de la armonía, siempre relacionada con la magia del agua, perfumes, bosques montañas. Misterio Universal de la feminidad y el amor. Ilumina por siempre, el Yaracuy  desde Chivacoa o como dice el mismo Rubén Blades:

“cuida el destino de los Latinos para vivir unidos y en libertad”.

Esta deidad era conocida por los aborígenes antes de la llegada de los españoles como Yara  y según la interpretación del escultor Alejandro Colina, aparece cabalgando en una danta con sus brazos extendidos al cielo sosteniendo un hueso de pelvis femenina, que  representa la grandeza de la mujer, lo fecundo. Fértil como los suelos yaracuyanos cual alfombra verde se rinde a sus pies, dueña de los bosques y musa de las aguas. Por otra parte, también  señalan que ella manifiesta su presencia a través de una mariposa color azul, azul cielo infinito que tranquiliza las almas con su revolotear y hace presente su espíritu sabio e inmortal en las montañas encantadas de Yaracuy.

El escritor yaracuyano Gilberto Antolínez, a su vez nos narra una historia de María Lionza señalando matrices simbólicas como: mujer-agua-serpiente; así que estas constantes simbólicas de lo femenino permiten explicar el sentido oculto en su relato, donde lo femenino aparece como una forma de representación simbólica de la naturaleza en el pensamiento mágico-religioso venezolano. Según este autor,  el mito de María Lionza comienza de la siguiente manera:

“Nacerá del linaje de caciques una niña de ojos verdes como las aguas de la laguna sagrada y el día que ella llegue a contemplar su rostro sobrevendrá una catástrofe para el pueblo, pues será destruido por una terrible inundación… Se trataba de la enorme serpiente anaconda, Dueña del Agua que, enterada de la presencia de la muchacha en sus dominios, emergía desde las entrañas más recónditas de aquella enigmática laguna, alzando su temible cabeza frente al rostro atónito que la contemplaba subyugado por su poderosa influencia;… Luego de dar un grito que se oyó hasta en los últimos confines de la Sierra de Nivar, la joven se sumerge en el agua… La temible y fatal profecía llegaba así a su más perfecto e inexorable cumplimiento:”

En tanto que este fenómeno es mito para muchos o  leyenda en ojos de otros, alrededor de María Lionza existen muchas historias sobre su origen, sin embargo al final todo es cuestión de Fe, de Identidad,  a tal punto lo es que en época de la colonia se trató de difuminar un culto concebido por los españoles como pagano o la devoción por un pueblo (indígenas) a su Diosa , bautizándola con un nombre católico denominado:  “Santa María de la Onza de Talavera del Prado de Nivar”; no obstante nuestros antepasados Jirajaras y Cimarrones, con su espíritu indómito y su creencia férrea, no permitieron que este intento de sincretismo por parte de la iglesia tuviese éxito.

María Lionza: “hazme un milagrito y un ramo e flores te vo a llevar”, así enuncia Blades en su canto, en donde queda plasmada la fe y el agradecimiento de sus hijos por  los favores concedidos. Cuentan que desde Ex presidentes hasta famosos actores han acudido ante su presencia por un “favorcito” y a muchos se les ven en sus festividades cada 12 de Octubre en medio del hipnotizante “baile de la candela” el cual es el momento social más importante del culto, donde peregrinaciones de “Marialionceros” de todas partes de Venezuela y del Caribe acuden a la montaña de Sorte para rendirle culto entre frutas, esencias, tabaco y ron. Tal devoción conlleva a que: Tu inmensidad eleva las almas, caminos llenos de esperanza.  Cantan las nubes tu grandeza, las velas iluminan el firmamento, rezando entre rocas de algodón.

Nos refiere Gilberto Antolínez que: “su reino es subterráneo y está formado por siete cuevas o Ciudades Encantadas, donde recibe a los cazadores de su agrado y los hace reposar sobre asientos que resultan ser anacondas o tragavenados arrolladas sobre sí mismas durante su letargo.” (Antolinez, 2006). Así que María Lionza “la reina de las cuarenta legiones formada por diez mil espíritus cada una” es quién preside el altar en Quibayo, junto al Negro Felipe y el Cacique Guaicaipuro, para  repartir bendiciones a través de sus cortes a un sin numero de creyentes, que en sus oraciones les invocan, para pedir la solución de problemas amorosos, económicos o de salud.

Además deja un legado de rebeldía e impetuosidad, que se ve reflejado en sus dignas hijas, quienes, han demostrado sobradamente su aptitud guerrera contra la opresión y la fecundidad por haber parido un país entero que se ha multiplicado varias veces en número desde entonces. Sus descendientes han formado un país con la fuerza de su voluntad y la fertilidad de sus caderas.

Por ello, reafirmamos con el cantautor Rubén Blades que: mediante el hechizo del canto se recurre a la tradición matriarcal de Gran Diosa, la que se encuentra en:

“En la montaña de Sorte por Yaracuy/en Venezuela vive una Diosa/ una noble reina de gran belleza y gran bondad/ amada por la naturaleza e iluminada de caridad”



Publicado el 26 junio, 2010

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