Hoy 06 de junio, se cumple un año más de la fractura de la escultura de la Diosa yaracuyana y madre espiritual de Venezuela. Un suceso que marcó una pauta histórica en nuestro país.
Recordemos los hechos, a través de la reseña que hiciera el restaurador de la efigie de la Reina, Fernando de Tovar:
Cuando el patrimonio permanece encerrado es señal de que la ignorancia hace muros.
Desde hace muchos años un grupo encerró una obra de arte: La Estatua de María Lionza. Su restauración, un trabajo donde se invirtieron el tiempo, el esfuerzo y los conocimientos técnicos de los mejores profesionales, se vio empañado por el fanatismo, la superchería, la parcialidad: Incultura.
La Ciudad Universitaria de Caracas, depositaria del más importante tesoro artístico del Siglo XX en Venezuela y declarado Patrimonio Mundial, hace un esfuerzo superior a sus posibilidades económicas, para no perder ese patrimonio. Me consta que quienes han ayudado en esos esfuerzos han hecho un sacrificio porcentual de sus honorarios y tiempo por rescatar lo que es de todos los venezolanos.
Respecto a la estatua de Maria Lionza, aunque fuera de límite geográfico de la Ciudad Universitaria de Caracas, pertenece a ésta institución. Era el antiguo pebetero de los estadios olímpicos. Esa estatua no es el producto de una superchería, ni una tramoya política, y aunque siempre ha estado rodeada de pasiones viscerales, la estatua es por encima de todo una obra de arte.
Cada uno de los que participamos en esa restauración pensamos mucho antes de colocarnos en ese difícil proceso de rescate. Sabíamos que era un terreno espinoso, tanto por lo delicado y complejo del proceso en sí, como por las miles de opiniones de quienes levantan muros.
La estatua encerrada
Narremos un poco que ocurrió, cómo fue el rescate y ahora el encierro. Quienes provocaron el desastre y quienes le dieron solución y como, los que causaron tanto daño, permanecen en su encierro de mezquindad política.
En el año 2004, en la Alcaldía Libertador, decidieron sacar una réplica de la estatua de María Lionza. Como todo lo que se hace sin conocimiento y de forma inconsulta resultó en un gran desastre. Obtuvieron su molde pero destrozaron el original. El desastre ocurrió un 5 de junio de ese año.
Pero el desastre no terminó allí. Su atrevimiento generó un conflicto de intereses con el único objetivo de no permitir a la racionalidad trabajar y con conocimiento buscar soluciones. Un grupo político se impuso para justificar aquel desastre y reiterar mentiras como verdades. El TSJ, en fallo favorable a la UCV “con asombro vio como una obra declarada como monumento histórico, haya sido víctima de una diatriba política entre sectores que lejos de buscar la conservación y preservación de María Lionza hayan tratado de imponer sus criterios otorgándole un matiz político e individualista, olvidando el fin social del derecho de propiedad lo que impidió, el oportuno mantenimiento de la misma, motivo por el cual, ordenó a Fundapatrimonio abstenerse de movilizar la obra sin la autorización de la accionante. Asimismo ordenó a la Universidad Central de Venezuela dictar las directrices pertinentes a los fines de su restauración inmediata”.(Parte del fallo emitido por la Sala Constitucional del TSJ en 2005)
El Consejo de Preservación y Desarrollo (COPRED) encargado de velar por la Ciudad Universitaria de Caracas, reunió a verdaderos expertos para buscar soluciones. Las decisiones fueron consensuadas y de inmediato se elaboró un detallado proyecto de rescate, tanto desde el punto de vista jurídico como desde el material. Se solicitaría la custodia y ratificación de propiedad de la obra y su restauración. Se trasladaría la estatua hasta la Unidad de Servicios Generales de la Universidad Central y allí se haría la restauración. Mientras tanto, se generarían soluciones para su reubicación, ya fuera en el mismo lugar o en otro solo con el fin de una mejor conservación.
Lo que no podía sospecharse era que quienes fueron causa del desastre continuarían con sus planes: Apropiarse del lugar donde estaba la estatua y colocar una ridícula réplica plástica. Esto se hizo contra toda norma jurídica. Y aún continúa así.
EL DESASTRE
Los autores del desastre en plena faena: Puede observarse como cubren la estatua de yeso para replicarla. En la parte superior hay un obrero sentado sobre el torso de la estatua. Ese peso y las maniobras de enyesado y retirada del “molde” originaron la fractura.
Al retirar el molde de yeso la estatua se fractura y cae sobre el andamiaje que utilizaron los autores de la réplica. Así permaneció mientras distintas instituciones se achacaban responsabilidades. La UCV tomó la iniciativa de restaurarla.
LA RESTAURACIÓN
Para la restauración fue necesario un traslado: La razón principal del traslado era la dificultad de hacer los estudios y trabajos de restauración en el sitio donde estaba la estatua: Una de las principales vías de comunicación de Caracas.
Para el traslado se reunió un gran equipo multidisciplinario de expertos con la idea de no cometer errores.
Se trazó el recorrido y se implementó todo un sistema de seguridad en el lugar.
Fabricó un embalaje de protección para la estatua y aseguró la pieza al equipo de izamiento
Mediante una sierra especial se cortó el pedestal y separó a la estatua de éste para colocarlas sobre el camión para llevarla hasta el taller en la U. C. V.
Luego fueron depositadas en el galpón previsto como taller
Una vez en el taller se realizaron todo tipo de estudios para conocer la composición material exacta, el estado interno de herrajes, la resistencia física del material, adiciones no originales, grado de humedad, etc.
Con los resultados obtenidos y mediante un trabajo multidisciplinario se diseñó una restauración que se fue cumpliendo con los resultados y el tiempo previstos
Se verificó el material a usar en la restauración antes de aplicarlo
La restauración de la danta como el del torso se hicieron en paralelo.
Para mejorar la resistencia de la estatua se instaló un esqueleto interno elaborado en fibra de carbono. Se colocó una espiga para unir la danta con el torso.
El proceso de unión se realizó izando el torso hasta colocarlo sobre la espiga de la danta, para luego inyectar un cemento expansivo que fijaría las dos piezas.
Finalmente se hicieron los resanes para ultimar detalles y aplicar un aditivo hidrorepelente. El resultado de la restauración fue un éxito. Las pruebas finales arrojaron que la estatua podía regresar a su pedestal en la “autopista” pero siempre hay muros: Ya estaba instalada una burda réplica plástica, consecuencia del desprecio por la cultura. Aún la estatua de María Lionza, la original, la del maestro Alejandro Colina, está encerrada a la espera de su reubicación. Han pasado 13 años… de desprecio a la cultura.
Los profesionales a cargo de la restauración:
No hay comentarios:
Publicar un comentario