miércoles, 6 de enero de 2021

6 de enero de 1562: Victoria de los Caciques Guaicaipuro y Terepaima

 



El 6 de enero de 1562 se logra la primera gran victoria de los pueblos ancestrales bajo el mando de los Caciques Guaicaipuro y Terepaima, quienes junto con los guerreros de las tribus: Teques, Caracas y Mariches, derrotaron a las tropas invasoras españolas conducidas por el capitán Luis de Narváez. Esta victoria, significó la liberación de los territorios del centro de Venezuela, durante varios años, ya que los invasores, temían a la ferocidad con la cual luchaban nuestros ancestros guerreros. 


Antecedentes y Resistencia Indígena 

Los españoles por varios años habían intentado explorar la zona montañosa del litoral central de Venezuela y fundar asentamientos permanentes en los valles controlados por los indios caribe. Desde 1555, el mestizo Francisco Fajardo aprovechando su ascendencia aborigen y el dominio de la lengua indígena, fundó en la costa la Villa de El Collado (actual Caraballeda) y en el valle de los caracas el Hato de San Francisco (antecedente más antiguo de la actual Caracas) cerca de la confluencia de los ríos Valle y Guaire, y se enteró de la existencia de oro en las cercanías. 

La explotación minera se estableció cerca de la actual ciudad de Los Teques, un área bajo control del cacique Guaicaipuro, quien viendo amenazado su territorio forzó a los españoles a dejar el lugar, atacando el Hato de San Francisco. Con el objeto de fortalecer aquella instalación y utilizarla como base estratégica para la futura conquista del territorio, el conquistador Juan Rodríguez Suárez la convierte en Villa de San Francisco, nombra alcalde y regidores, y reparte tierras entre los soldados. Pero son fuertemente hostigados por una alianza indígena conformada por Guaicaipuro. 

En 1561, ante la presencia del rebelde Lope de Aguirre, los españoles tuvieron que retirarse del lugar, Fajardo partió de El Collado a la isla de Margarita y Rodríguez Suárez partió de San Francisco a Barquisimeto. Los caribes siguieron los pasos de este último, lo cercaron y dieron muerte. Los caribes arrasaron con las poblaciones. 

El interés de los españoles por la existencia de vetas de oro, y la posibilidad de conectar las colonias del occidente con las del oriente de Venezuela, movía a los españoles hacía esta zona, que prácticamente era la única que aún no controlaban. 

En 1562 Terepaima derrota a una fuerza expedicionaria conducida por el capitán Luis de Narváez, matándolo a él y a 150 de los expedicionarios. Debido a los ataques feroces por parte de los indígenas, los españoles se retiraron lejos del área durante varios años. 


Guaicapuro 

Guaicapuro (alrededor de 1530 – 1568), fue un nativo indígena, jefe de varias tribus Caribes, con el título Guapotori, “Jefe de jefes”, originario del grupo Teques. Guaicaipuro formó una coalición de gran alcance en contra de la conquista española del territorio de la actual Venezuela, con diversas agrupaciones que él condujo durante el siglo XVI en la región central del país, especialmente en Valle de Caracas. Él dirigió, entre otros, a los Caciques Tiuna, Naiguatá, Guaicamacuto, Chacao, Terepaima, Catia, Aramaipuro, Paramaconi y a su propio hijo el Baruta. 

Guaicapuro en la actualidad es uno de los Caciques más famosos e ilustres. El área ocupada en nuestros días por la ciudad de Los Teques, fue poblada por varios grupos indígenas, los cuales contaban cada uno con su propio cacique. La tribu de Guaicaipuro, que abarcaba un área desde Turgua al este, hasta donde hoy se encuentra San José de los Altos, al oeste; era una de las más grandes. Uno de sus hijos varones, Baruta, se convirtió también en Cacique y dominaba el área del actual municipio de igual nombre. Otras hijas de Guaicaipuro eran, al parecer, Tiora y Caycape. 

Los españoles descubrieron oro en el área de Los Teques hacia 1560, y como comenzaron a poblar el sitio de las minas para extraerlo, Guaicaipuro, sintiendo su tierra invadida, les atacó, junto a otros caciques aliados, entre ellos Terepaima, forzando a los españoles a abandonar el lugar. Después del ataque, el gobernador de la provincia de Venezuela, Pablo del Collado, desde El Tocuyo envió a Juan Rodríguez Suárez en 1561 para pacificar el área. Rodríguez Suárez, creyendo que había alcanzado su tarea al repeler a Guaicaipuro de la zona, deja el área al cuidado de algunos mineros y de tres de sus hijos, mientras exploraba los términos de Caracas. Una vez que los soldados españoles se marcharon del lugar, Guaicaipuro asaltó de nuevo las minas y mató a todos los trabajadores, así como a los hijos de Rodríguez Suárez. 

Inmediatamente después de eso, Rodríguez Suárez, que estaba en camino a la ciudad de Valencia, con el propósito de reunirse con los españoles leales al rey, que intentaban detener al caudillo rebelde Lope de Aguirre (conocido en Venezuela como El Tirano, de los conquistadores del Perú, venido por el Amazonas en 1561 y alzado contra la Corona), fue emboscado por Guaicaipuro y el cacique Terepaima, que le dieron muerte durante su trayecto. Iba con un contingente reducido de seis soldados. 


Guapotori, “Jefe de jefes” 

Después de estos sucesos, Guaicaipuro se convirtió en la figura principal y central en la sublevación de todas las tribus nativas de la provincia de Caracas, y logra unirlas a todas bajo su mando. En 1562, Terepaima derrota a una fuerza expedicionaria conducida por el capitán Luis de Narváez, matándolo a él y a 150 de los expedicionarios. Debido a los ataques feroces por parte de los indígenas, los españoles se retiraron lejos del área durante varios años. En 1567, poco después de vencer a la confederación indígena liderada por Guaicaipuro en la batalla de Maracapana, el capitán Diego de Losada entra al valle de San Francisco y ese año o el siguiente, puebla la ciudad de «Santiago de León de Caracas». 

Los españoles se preocuparon por la cercana presencia de Guaicaipuro y de sus hombres y, dada la fama de sus ataques hacia los conquistadores, decidieron no esperar un ataque de él, con lo que, como movimiento preventivo, Diego de Losada encomendó al alcalde de la ciudad, Francisco de Infante emprender la misión de capturar a Guaicaipuro y ‘pacificar’ a los otros Caciques. A fines de 1567 o inicios de 1568, Francisco Infante y sus hombres, conducidos por guías nativos que habían sido chantajeados, dieron con el paradero de la choza de Guaicapuro, en las cercanías de Paracotos. 

Según la leyenda, Guaicaipuro prendió fuego a su choza y se suicidó antes de permitir que los españoles lo encontraran con vida. Sin embargo, la otra versión sobre su muerte, que es la que ofrece el historiador José de Oviedo y Baños en su obra publicada en 1723, narra que tras una larga batalla por su vida, los españoles, imposibilitados de entrar a la choza, decidieron lanzarle una bomba de fuego sobre el techo de paja, obligando con ello a salir a Guaicapuro que perece luchando con la espada que le había ganado a Rodríguez Suárez. Su papel de líder heroico de la resistencia indígena de Caracas es sustentado por la narración del historiador José de Oviedo y Baños, que escribe sobre esos hechos en 1723. 


Terepaima 

Cacique de los araucos (arahuacos del actual estado de Amazonas) y los meregotos (indios que opusieron fuerte resistencia al conquistador Garci González de Silva). Dueño de las tierras que limitaban con Los Teques, el territorio de Terepaima abarcaba los (valles del río Tuy), San Pedro de Miranda, Los Mariches (ciudad, también del estado de Miranda, que lleva el nombre de los indios mariches), hasta el territorio que hoy ocupan los estados de Aragua, Miranda, parte de Carabobo, Cojedes y parte de Lara. Ante la renuncia de los peaches, los arauhuacos eligieron a Terepaima como Cacique de su clan esa misma noche mientras velaban al Cacique Yoraco quien fuere cacique de los arahuacos y sucedido por Terapaima, lo primero que hizo Terepaima ya como Cacique Arahuaco fue presentarse ante el campamento del cacique Guaicaipuro con sus mejores guerreros y decirles que venían dispuestos a pelear a su lado, los recibió alborozado porque sumando el poderío de ambos clanes lograba el grupo de asalto idóneo para enfrentar a los españoles. Pocas noches después Guaicaipuro y Terepaima atacaron el campamento minero de los teques, con flechas y macanas, con dardos envenenados desplegaron oleadas de ataques, al principio los españoles lograron repeler las embestidas, pero mientras recargaban sus armas venía la siguiente ola que si les alcanzaba, allí en los teques se libró jornada ejemplar de la dignidad aborigen. Terepaima, sabiendo que el español Juan Rodríguez Suárez lo tenía sentenciado a muerte, reunió a los indios paracotos y en un feroz ataque contra los españoles extinguió la vida de Rodríguez Suárez. 


Terepaima también practicó la política y la diplomacia 

La victoria y el hecho de que Terepaima fuera el que diera muerte a Rodríguez le crearon una aureola de leyenda. La historia de este hombre demuestra que no sólo fue hábil como guerrero, sino que también tenía dotes para la política y para la diplomacia. De hecho, en 1559 negoció con Francisco Fajardo y le permitió el paso por su territorio después de habérselo negado. En 1561 venció al capitán Luis de Narváez, que había penetrado en su territorio con propósitos belicosos. Diego de Losada se enfrentó con Terepaima en 1567, y no pudo someterlo. Fue Garci González de Silva quien logró establecer la paz con él, pero el Cacique muy pronto volvió a la guerra, a defender lo que creía que era suyo, y en una cruenta pelea encontró la muerte a mediados de la década del 70. “¡Huayra!” es uno de los gritos de guerra de los indios caribes del siglo XVI, que significa “¡Venceremos!”. Las tribus indígenas sostuvieron una tenaz lucha contra el invasor español. 

El conocimiento de materiales bélicos de la época desempeñó un papel importante en el exterminio de los grupos aborígenes. Los caribes, al igual que otras tribus, mostraron una resistencia implacable contra quienes buscaban someterlos en su propia tierra. Los caballos, los perros amaestrados, los arcabuces, la fuerte vestidura y una gran experiencia en el arte de la guerra no lograron extinguir el grito de libertad que retumbaba en las montañas venezolanas. Con flechas y lanzas, los caribes combatieron con tenacidad regando los campos de batalla con su sangre americana. Esta lucha encarnizada duró varios años; hubo episodios de heroísmo, destacando el ímpetu y gallardía de valientes caciques como Guaicaipuro, Baruta, Chacao y Tamanaco.


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