El Universal, 12/02/1973
Manuel Rodríguez Cárdenas.
En días pasados, en oportunidad en que Venevisión hacia la grabación de una danza de mi esposa frente a la estatua de María Lionza, aproveché para efectuar unas tomas del monumento con lentes telescópicos. Debo advertir que el sitio donde se emplaza el conjunto escultórico por las vecindades de la Autopista del Este, es objeto actualmente de modificaciones, movimiento de tierra, remoción del pavimento, desplazamiento de brocales, etc.
Pues bien, como lo muestra la foto que acompaño y debido tal vez a las grandes vibraciones del suelo, ocasionados por el intenso tráfico del lugar, el cuerpo de la figura presenta grandes grietas. Una de ellas la circunda como puede verse la parte superior del busto y otras parecen estallar al nivel del vientre.
Cómo a simple vista estas fracturas no se descubren estimo conveniente hacerlo del conocimiento general para que el Ministerio de Obras Públicas, el Concejo Municipal o cualquier otro organismo con jurisdicción en la materia, haga un estudio del estado actual del monumento y tome las decisiones que convenga.
Personalmente creo que "María Lionza" debe preservarse. No sólo es un esbelto monumento, el más popular y admirado en nuestra ciudad, sino algo que representa una figura mitológica de alto simbolismo, también en lo que hace a la conservación de la fauna y la flora. No aludo a las supersticiones, supercherías y rituales más o menos interesados que se han desarrollado últimamente alrededor del mito fundamental de Venezuela, el de María Lionza, a consecuencia de incorporaciones urbanas.
Pero sin referirse a ellos, porque no es necesario, María Lionza emergerá siempre del territorio del suelo colectivo Cómo ha brotado a través de los siglos. Es decir como mito de alta calidad poética representativo de poderosas fuerzas que duermen en el corazón popular.
La materia de que está hecha la estatua denominada por Alejandro Colina "piedra reconstruida" la hace fácil víctima de los elementos y las alteraciones que introducen en el medio la mano del hombre. Colina, gran escultor, el único que ha sabido llenar de símbolos queridos las plazas del país, está hoy recluido en el hospital Pérez Carreño, en proceso de rehabilitación desde hace más de un año ,por un grave accidente de tránsito que lesionó la columna vertebral. Quizás sus manos ilustres de escultor y de artesano no vuelva nunca más a crear esas preciosas representaciones de la mitología indígena que hoy admiramos en muchas ciudades del país. Pues bien ello es una razón más para cuidar a "María Lionza", la del monumento caraqueño, expuesta como ninguna de las obras de Colina a una trepidación constante y a un acecho destructivo de ofrendas dudosas e inmisericordes contaminaciones.
Persona muy autorizada me informa, que el monumento será nuevamente removido como consecuencia de la reforma que sufre la Autopista del Este, el destino de "María Lionza" parece ser el de un monumento procesional. Levantado en 1951 con ocasión de los III Juegos Deportivos Bolivarianos cuya antorcha olímpica alzaba entre las manos fue removido más tarde en dos ocasiones, según creo, para dar paso a la Autopista.
Hoy le amenazan nuevo desplazamiento, quién sabe para dónde. A lo mejor para el quemadero de "Ojo de Agua".
Es aquí donde quiero hacer una sugerencia. En las proximidades del Hotel Caracas Hilton y dentro del Parque "Los Caobos", hay un espacio adornado de flores que bien pudiera escogerse como residencia definitiva de "María Lionza".
Si no allí siempre dentro de "Los Caobos" será posible encontrar lugares apacibles, sombríos, rodeados del aura que requiere un símbolo hermoso de la preservación natural ¡Quiera Dios que alguien me oiga!
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