La extraña historia de un devoto
Y LA SACERDOTISA DE MARIA LEONZA
¿Acaso algunos seres, habitantes del Más Allá, han venido ya a visitarnos? Es muy probable que haya planetas que hayan recibido visitas".
(Louis Pauwels y Jacques Bergier, en "EL RETORNO DE LOS BRUJOS").
Por: Oscar Yánez
Fotos: Manuel A. Lugo
III
Durante varios segundos permaneció el extraño visitante inclinado ante el altar de María Leonza. Sus dos compañeros se sentaron sobre una piedra. Me acerqué y le dije que deseaba hablarle.
Respondió entonces que con mucho gusto, pero que "después de cumplir con la devoción". Volvió a inclinarse del nuevo ante el altar.
-Vela, tabaco.. -murmuró. Uno de sus compañeros le acercó una vela y un tabaco. El recién llegado subió entonces por la escalera de hierro que conduce a la gruta superior. Allí hay otro altar.
Desde abajo veíamos como fumaba el tabaco. Murmuraba algo, pero no se escuchaban. sus palabras. De vez en cuando levantaba los brazos. La obscuridad nos impedía ver bien.
-¿Es usted médium? -preguntamos minutos después. cuando terminó de fumar el tabaco en la gruta.
-Si.
-¿Por qué cree usted en María Leonza?
-Porque me ha hecho muchos favores. Mire amigo yo tengo diez años viniendo aquí y no me puedo quejar. Pase lo que pase yo cumplo con mi devoción los martes y los viernes.
-¿Por qué los martes y los viernes? El médium sonríe compadecido de nuestra ignorancia.
-Son días que tienen significado...
-¿Por qué usted fuma el tabaco? ¿Para ver el futuro?
-No. Yo fumo el tabaco como medio de abstracción, para poner mi mente en blanco. Me concentro observando la ceniza y eso me permite entrar en trance.
-¿Cree usted en que otros espíritus vienen a su cuerpo?
-Claro. Tenemos pruebas. Hay mucha superchería y hay muchos farsantes. Gente que vive de eso y cobra. Nosotros no. Tenemos otro interés. Somos gente de fe preocupada por un fenómeno; algo que será corriente y común dentro de muchos años. Es la ignorancia de la gente la que hace que nos vean como bichos raros. Nosotros fuimos a Caracas. -la última frase la pronuncia con dolor-.
Allá escribieron en algunas revistas que el culto de María Leonza exigía sacrificios y pedía sangre. Mentiras para vender periódicos. Esto es algo muy profundo. No es para divertirse. Si vino en busca de diversión es mejor que se vaya. Ya no se discute si los espíritus vienen. Cuando un médium le diga a UD que recibe comunicaciones del más allá invítelo a caminar sobre candela, cuando esté transportado. He visto a muchos que se les pasa "el trance" cuando le hacemos esa invitación. Nosotros caminamos sobre candela y no nos pasa nada. -dice sonriendo.
--¿Cuál es el objeto fundamental de esa prueba?
--Demostrar que gozamos del favor de la reina y que estamos lo suficientemente desarrollados mentalmente para que no le ocurra absolutamente nada a nuestro cuerpo.
--¿Podemos verlo a usted caminar sobre candela?
--Quizás mañana en la noche...
--¿Es usted el más viejo sacerdote del culto de María Leonza?
--Esa palabra no me gusta. Mejor es que me llame devoto. Un médium devoto de María Leonza. Además no soy el más viejo, pero si uno de los más viejos. Hay otros que han pasado muchos más años que yo.
--Es cierto que María Leonza premia a sus favoritos y castiga a quienes vienen a burlarse de ella?
-Tenemos pruebas de sobra. Hace algún tiempo una muchacha se volvió loca en esta montaña. La Reina la castigó. Después uno de los hermanos recibió una comunicación de uno de los espíritus de la reina. Era un castigo. Los médicos no pudieron hacer nada. Volvió aquí a la montaña y curó.
-¿Qué piensa usted de la muerte?
--No existe. Lo que llamamos "muerte" es un nacimiento a otra vida superior, más amplia; un retorno a la verdadera patria del alma, tras un breve destierro en la tierra. Es absurdo ese aparato fúnebre, tétrico, con que se suele revestir la muerte.
--¿Qué encuentra usted en el Palacio de la Reina?
--Lo que usted también puede ver, pero quizás no está lo suficientemente desarrollado para captarle una inmensa paz, que viene a nosotros y nos posee. Esa paz interior nos acerca a ella y nos predispone para que vengan a nosotros los hermanos del más allá. Perdone, pero es tarde, tengo que irme. Voy a reunirme con los otros...
--¿Hay más gente en la montaña?
--¡Como no! Hay casi cien personas que han venido de Carabobo y Aragua. Están en los pozos...
--¿Por qué no cumplen con los ritos aquí?
--No los podemos subir porque hay una señora muy enferma y la estamos curando allá abajo. Está un poco delicada.
--¿Viene mucha gente en busca de salud?
--Bastante.
--¿Se curan?
--Se han visto algunas curaciones milagrosas. Paralíticos, ciegos... Es problema de fe. Pero mañana lo busco. Quiero que vea la Embajada de Candela. Hasta luego.
--Hasta luego--. Y se perdió de nuevo en el bosque. Sus dos compañeros lo siguieron. Las velas en el altar de María Leonza luchaban contra el viento y de nuevo se fueron apagando. Pronto llegó la madrugada. Horas después escuchamos unos cantos. Era el himno de María Leonza:
"Que en Sorte te impregnaste
Del Señor, a tu manera.
Vamos en busca de paz y amor
María Leonza, tú eres paz y amor".
Una mujer joven con plumas y una bata india descendió entonces por la vereda que conduce a la gruta. Venía descalza y casi todos sus acompañantes la seguían en iguales condiciones.
Era la Sacerdotisa del culto de María Leonza.
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