domingo, 12 de octubre de 2025

Venezuela declara el culto a María Lionza como patrimonio inmaterial: claves sobre la devoción a la reina de la montaña

 


Venezuela declara el culto a María Lionza como patrimonio inmaterial: claves sobre la devoción a la reina de la montaña

La oficialización se produce en uno de los días de mayor concentración de devotos en la mítica Montaña de Sorte


Por Jennifer James


2001 Domingo, 12 de octubre de 2025 Este 12 de octubre de 2025, la fe venezolana alcanzó un hito histórico al ser formalmente reconocido el culto a María Lionza como patrimonio cultural inmaterial de la nación.


El anuncio, realizado por el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, otorga un estatus de máxima protección a una de las tradiciones sincréticas más arraigadas y enigmáticas del país.


La oficialización se produce, en uno de los días de mayor concentración de devotos en la mítica Montaña de Sorte, epicentro espiritual de esta manifestación.


La reina mítica Venezuela: origen e identidad de María Lionza 


La certificación, emanada del Instituto del Patrimonio Cultural, no solo valida una práctica que se nutre directamente de la cosmogonía de los pueblos originarios, sino que asegura la preservación de sus rituales, ceremonias y fiestas.


Esta decisión eleva la figura de la "Reina de la Montaña", blindando su devoción con las leyes de protección cultural y reconociendo su papel como madre protectora en el espíritu de miles de creyentes.


La figura de María Lionza, también conocida como Yara o Guaichía, es el resultado de un poderoso fervor religioso que conlleva elementos indígenas, africanos y católicos, floreciendo a partir del siglo XX.


Existen múltiples leyendas sobre su origen, pero la más extendida la describe como una hermosa princesa indígena, hija de un cacique caquetío, que nació con ojos claros (a menudo descritos como verdes), un rasgo que se consideraba un presagio funesto para su tribu.


Según el mito, la princesa, al escapar de un destino sacrificial, fue raptada por una gigantesca anaconda, dueña de las aguas.


Los espíritus de la montaña castigaron a la serpiente, que se hinchó hasta estallar, y eligieron a la princesa Yara como la nueva Diosa protectora de la naturaleza, las aguas y el amor.


Fue así como se transformó en la deidad que cabalga sobre una danta (tapir) y preside la Montaña de Sorte.


Las tres potencias: cultura y devoción 


El culto a María Lionza es central en el espiritismo venezolano y su deidad forma parte de la triada fundamental conocida como las Tres Potencias, que simbolizan el mestizaje cultural del país:


- María Lionza (representando el componente indígena, la naturaleza y la feminidad).

- El Cacique Guaicaipuro (representando el componente indígena y la resistencia ancestral).

- El Negro Felipe (representando el componente africano, la fuerza y la lealtad).


Sorte: el epicentro del fervor


La Montaña de Sorte, ubicada en Chivacoa (estado Yaracuy), es el santuario natural del culto. Es un Parque Nacional y funciona como un centro de peregrinación que atrae a miles de creyentes de Venezuela y el extranjero durante todo el año. Los picos de fervor se registran en:


Semana Santa: periodo de reflexión y rituales de purificación.


12 de Octubre: el día más importante del calendario, que coincide con la "Día de la Resistencia Indígena" en Venezuela. En esta fecha se realizan las ceremonias más complejas, que incluyen la "Danza de la Candela", un ritual donde los médiums caminan sobre brasas ardientes para demostrar la protección de los espíritus.


Un fenómeno sociocultural en Venezuela


Para los venezolanos, María Lionza y las Cortes espirituales que la acompañan (como la Corte Médica o la Corte de los Juanes) son a quienes los devotos piden ayuda para la salud, el amor, el trabajo y hasta la suerte. Su culto es dinámico, ya que, incorpora nuevos espíritus y refleja las necesidades y los cambios sociales del país.


En la autopista Francisco Fajardo los caraqueños observaron por décadas una icónica estatua de María Lionza (desnuda sobre una danta), obra del escultor Alejandro Colina. A su vez, el famoso cantante panameño Rubén Blades le dedicó una canción en el álbum Siembra, inmortalizando su figura en la cultura popular latinoamericana.

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