De acuerdo a lo publicado por Bruno Manara en su obra María Lionza, su identidad su culto y la cosmovision anexa (1995):
"Lo que se presenta hoy como la Imagen Oficial de Maria Lionza se debio a un error o a una falsificación, ya que su origen fue el retrato de Eugenia Maria de Montijo (1826 - 1920), esposa de Napoleón III, y famosa por sus belleza y dones de mando. Una copia del popular retrato de la admirada emperatriz de los franceses, se encontraba para los años treinta en la oficina del secretario general de la Asamblea legislativa del Estado Yaracuy, que entonces era el poeta Manuel Felipe Rojas, de campo Elias. Como ademas el poeta, tenia fama de brujo, algunos pensaron que la Reina del retrato que tenia el poeta en su oficina era Maria Lionza, y se lo robaron. Un modesto dibujante anonimo y le pinto una corona de siete puntas, le alargó el cabello, le retocó el collar y le añadio una mano que sostiene una bandera amarilla símbolo de la corte india, donde se lee protectora de las aguas. Diosas de las cosechas. El retrato original fue realizado por el pintor Franz Xavier Winterhalter."
¿Pero quién fué Eugenia?
Eugenia María de Montijo
(Granada, 1826-Madrid, 1920) Emperatriz de Francia (1853-1871). Hija de un aristócrata español que había luchado en el bando francés durante la guerra de la Independencia, cursó estudios en Francia y en el Reino Unido. En 1853 contrajo matrimonio con Napoleón III, presidente de la Segunda República desde diciembre de 1848, quien poco antes se había autoproclamado emperador.
Tras el nacimiento del príncipe imperial, Napoleón Eugenio Luis Bonaparte, en 1856, aumentó su interés por los asuntos de Estado, en los que intervino manifestando siempre sus propios puntos de vista, a menudo opuestos a los de su marido. Favorable al partido ultramontano, que rechazaba la política imperialista del gobierno en Italia, se caracterizó por su profunda fe religiosa y por su lealtad a las directrices del Papado.
Desempeñó la regencia en tres ocasiones (1859, 1865 y 1870), la primera de ellas durante la campaña de Italia de Napoleón III, que motivó una sustancial pérdida de poder por parte del Vaticano. En 1861 abogó por la intervención francesa en México, que concluyó con la invasión de dicho país y la coronación como emperador de Maximiliano I. En 1869 asistió a la inauguración del canal de Suez, obra de ingeniería cuyo fin era demostrar el desacreditado liderazgo francés en el escenario político mundial. Además, y debido a sus raíces españolas, a las que nunca renunció, se opuso férreamente al candidato prusiano a la Corona española, disputa que acabó con el enfrentamiento bélico entre Francia y Prusia en 1870.
Tras el descalabro militar francés en la batalla de Sedan en septiembre de 1870, ese mismo mes huyó junto con su familia a Londres, estableciéndose posteriormente en Chislehurst. Desde dicho refugio, participó en las conversaciones que desembocaron en la capitulación de Metz y, tras la liberación de su marido, se reunió con él. A la muerte de éste, acontecida en 1873, se puso al frente del partido bonapartista, aunque oficialmente se lo entregó a Rouher. A partir del fallecimiento del príncipe imperial, en 1879, mantuvo su residencia en el Reino Unido, aunque realizó frecuentes estancias en España.
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