Caracas, 03 Ago. AVN.- Cuenta la tradición oral venezolana que por allá, en 1900, la simbología indígena del país se fusionó con culturas africanas, caribeñas y de tradición religiosa para integrar una única materia físico-espiritual de nombre María de La Onza, Yara o María Lionza, mujer que protege la naturaleza, y se exhibe presumida en más de 60 fotografías, colgadas en el Museo Alejandro Otero (MAO), ubicado en el Complejo La Rinconada de Caracas.
Por más de ocho años, el fotógrafo Gustavo Marcano visitó la serranía de Sorte, en el estado Yaracuy, para comprender, a través de las imágenes congeladas por su lente, el mito escondido tras montañas y corrientes de aguas, casi vírgenes, que bordean el Monumento Natural Cerro de María Lionza, considerado núcleo central de la liturgia nacional.
La bienvenida a María de La Onza: desdoblamiento de un rito está marcada por una foto principal, en la que se observa una deidad femenina, con capa roja y cetro en mano similar a un figura religiosa, presente en templos mundiales. "Esto representa la contradicción o, también, riqueza cultural de nuestro país, porque la estatua es muy europea y, sin embargo, está en medio de las hamacas donde descansan los practicantes del rito", señala Marcano.
Al retrato le siguen mujeres vestidas de blanco, con trenzas multicoloridas y mantas traslúcidas ejecutando danzas, atravesando el río Quibayo, invocando a Yara o descansando desnudas después de terminar ritos en su honor.
Se ven altares adornados con girasoles, velas, estatuillas representativas a héroes nacionales y figuras hechas con pólvora sobre la tierra húmeda. Todas sin título específico, todas con descripciones del ritual capturado por el fotógrafo, con sus propias palabras, en lenguaje ameno y comprensible.
"Mi trabajo se centró en fotografiar los momentos que manifiestan marcas históricas y simbólicas del rito (...) imágenes que explican cómo el culto ha construido una religiosidad propia que se parece a nosotros como venezolanos, una idiosincrasia que es nuestra, por su aspecto indígena y su riqueza espiritual", destaca el fotógrafo.
La exposición, más que retratar a practicantes del culto, documenta la liturgia misma condensada en las miradas capturadas, en los brazos extendidos al cielo y en el constante transitar por el río acompañados con diademas floridas y velas derretidas sobre los brazos, en búsqueda de la espiritualidad habitada entre montañas.
Marcano coincide al recordar su impresión durante la primera visita, en 2004, a Sorte. "El mito ancestral dice que María Lionza es la diosa protectora de las aguas. La gente atraviesa todos los días el río para conectarse con la diosa (...) con los pies siempre descalzos, en comunión con la tierra. El culto es muy cercano con la naturaleza", señala el artista.
Una pareja fotográfica exhibe máscaras de creación artesanal, muy parecidas a la piel humana, portadas por un hombre y una mujer en circunstancias distantes pero, ambos, con la misma expresión aparentemente casi nula pero signadas de solemnidad y quietud.
Quizá lo anterior se corresponda al cúmulo de relatos añejados por el fotógrafo, tras ocho años de visitas permanentes al monumento natural, descritos por él como una catarsis personal que, de alguna forma, lo hacía regresar para compartir experiencias, saberes y testimonios de vida con los oficiantes.
"Recuerdo que, a veces, mientras dormía en el hotel de hamacas en la casa de la matriarca Juana Martínez, mientras revisaba mis fotos, escuché hablar a los practicantes de su experiencia (...) Te das cuenta que más allá de cuestionar la credibilidad o no de lo que ahí pasa, muchas de las personas que practican el rito se han convertido en unos verdaderos psicólogos populares", confiesa Marcano.
La Sala 6, ubicada en el piso 2, del MAO se conforma, pues, en una suerte de templo improvisado de la devoción de cientos de practicantes, quienes acuden cada año o hacen de la Montaña Sorte su hogar, para conservar vigente la tradición que cierra, según el mito, el triángulo religioso del país, después de la Santísima Trinidad y la Virgen María.
El conjunto de las 60 fotografías fue cedido a la colección del Museo Nacional de la Fotografía, con la intención de custodiar la documentación, que servirá para sumar puntos a la construcción de una identidad nacional con sello propio, lejos de las contradicciones que, aún hoy, se manifiestan en cultos ancestrales del país.
FUENTE: AVN 03/08/2012 16:26
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