Esta es la historia de las migraciones, la historia del
esperma, del óvulo, la historia de la noche alumbrada y la que está por
abrirse, la historia del comienzo y del fin ... Mi pensamiento sabe presentir
esa historia, mi sentimiento sabe más allá, mi corazón la dice a veces. pero
hace tiempo que he perdido sus claves.
Ramón Palomares Alegres
Provincias*
Por: Daisy J. Barreto
Universidad Central de Venezuela
ANTECEDENTES
El
presente trabajo da continuación a la investigación que desde hace algunos años
iniciamos sobre los orígenes del mito y culto de María Lionza. Los resultados
de éstas primeras investigaciones están recogidos en el libro inédito titulado:
María Lionza, Mito e Historia de 1987.
Retomaremos
aquí los resultados de esa investigación e incorporaremos nuevos elementos que
nos permiten ahondar en la comprensión del proceso histórico que dio lugar a la
estructuración de este culto, y de los factores que han intervenido en su
permanencia y transformación a lo largo del presente siglo. En la segunda parte
abordaremos bajo la perspectiva histórica, el proceso de implantación de la
religión católica y la Iglesia en relación con las creencias autóctonas y
mestizadas de Venezuela.
El
estudio de estos dos aspectos, necesariamente conlleva a que gran parte de la
investigación se sustente en la exploración y el análisis de los datos
obtenidos en las fuentes escritas. Estas fuentes son en su mayoría, las
llamadas fuentes primarias, que comprenden documentación de archivos y
publicaciones periódicas, especializadas o no, así como monografías y ensayos
aún no publicados. Los datos extraídos de las fuentes históricas, se
complementaron con los que provienen de la tradición oral recogida en la región
del Yacaruy y vecinas, y en formas literarias como leyendas, poesías y
tradiciones varias. Además, sobre otros aspectos del culto a María Lionza, nos
hemos nutrido de los pocos estudios de carácter científico, que se vienen
desarrollando desde la década del 70. Estos estudios de carácter etnográfico,
antropológico, sociológico y algunos interdisciplinarios aportan conocimientos
sobre: el panteón de espíritus o .cortes» y las prácticas rituales; el trance
de posesión y el habla sagrada; las estructuras simbólicas y cognitivas del
culto y su carácter terapéutico y sobre la adivinación y el curanderismo. En
cuanto a los aspectos sociohistóricos del culto. No nos referiremos en este
trabajo ya que nos sacarían del tema.
Los
primeros resultados de esta investigación sobre los orígenes del mito de María
Lionza, nos permitieron determinar un conjunto de elementos míticos y sagrados
que provienen de las antiguas culturas aborígenes, los cuales sobrevivieron a
la implantación del catolicismo, integrándose en el mito y culto de María
Lionza. En una segunda etapa, buscamos dar explicación al florecimiento de este
mito y culto a partir de los años cuarenta del presente siglo.
El
florecimiento y la popularización del mito durante los años cuarenta, se debió
en parte a los cambios políticos y socioculturales que sobrevinieron en el país
después de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez en 1936. Con la
desaparición del gobierno autoritario, se inicia un período llamado por el
historiador Germán Carrera Damas, de reconstrucción nacional. En el plano
ideológico y cultural, vemos como un gran número de intelectuales, provenientes
de diferentes ámbitos, se plantean y proponen que ésta reconstrucción nacional
comience por tomar en cuenta e integrar a la cultura nacional los elementos
culturales que en su más amplia expresión constituyen la cultura de los grupos
indígenas, campesinos y negros en el país. Se retoman los trabajos que en este
campo habían iniciado los estudiosos de las tres últimas décadas del siglo
pasado y se da comienzo a los estudios sistemáticos en el campo, etnohistórico,
antropológico y del folclor, sobre las variadas expresiones culturales, las
formas de vida y tradiciones de estos grupos étnicos. Estos estudios se
inscriben dentro de los planteamientos teóricos que están proponiendo para el
momento los estudiosos europeos y latinoamericanas. La atención que comienza a
prestársele al mito y a la creencia en María Lionza, llevó a lo que nosotros
llamamos. el florecimiento y los comienzos de la popularización de este mito y
culto a nivel nacional. La recreación mitológica sobre María Lionza se dio, a
lo largo de toda la década, a través de numerosas publicaciones, ensayos y
escritos de carácter literario en diversos medios impresos pero sobre todo en
la prensa diaria nacional. De igual forma, el mito, se dio a conocer por medio
de diversas expresiones artísticas.
Hasta
los años cuarenta el mito y culto de María Lionza se circunscribía al estado
Yaracuy y a las regiones vecinas. A partir de estos años ejerció una
determinante influencia en la expansión del mito las numerosas publicaciones y
artículos que aparecían en la prensa diaria, además de la migración de la
población rural hacia las ciudades, como un factor determinante. En particular,
para 1941 los Yaracuyanos representan el 4.2% del total de la población
residente fuera de su' lugar de origen, lo cual hizo que el Yaracuy se contará
entre las principales regiones de migración del país. Entre 1946 y 1951, el
estado Yaracuy junto con Carabobo, conformaban el 15% del total de población
migrante instalada en Caracas. (Ramírez 1989. ASOVAC). Esta migración de
Yaracuyanos hacia las ciudades reforzó la expansión de la creencia y su
paulatina transformación hacia un culto nacional. Hasta este momento el culto a
María Lionza se centraba en un culto al espíritu de los antepasados: caciques
aborígenes y héroes de la gesta de la Independencia. Es a partir de los años 50
cuando observamos que comienzan a sumársele nuevos espíritus, personajes de la
política nacional, como el dictador Juan Vicente Gómez, figuras del exterior,
espíritus provenientes del catolicismo llamado popular, como José G. Hernández,
médico de principios de siglo canonizado por la Iglesia Católica, así como
deidades de otras religiones.
En
este trabajo nos extenderemos hasta los cincuenta del presente siglo y
trataremos de mostrar cómo el proceso de implantación del catolicismo se vio
obstaculizado, desde el período colonial hasta comienzos de este siglo, creemos
que esto hizo posible el que las antiguas formas religiosas no se perdieran,
reintegrándose en cultos y creencias como la de María Lionza.
MITOLOGIA E IMAGINERIA DE MARlA LIONZA
En el
lapso que comprende estos últimos cincuenta años, de 1939 a 1989, en la
tradición escrita han aparecido múltiples variantes de dos versiones del mito
de María Lionza:
La más
antigua que hemos encontrado en la revisión de las fuentes hemerográficas data
de 1939 y es una historia mítica que atribuye a María Lionza un origen
indígena. Ella es hija de un cacique de la tribu Caquetia o Jirajara, que
habitaban en tiempos prehispánicos en la región de Nirgua en el estado Yaracuy.
Debido a que su padre no quiso sacrificarla al dueño de la laguna, fue recluida
en un bohío hasta que se hizo mujer. En un descuido de sus guardianes se
aproximó a la orilla de la laguna y el dueño. al verla la rapta. Ella se
convierte así, en un encanto femenino, en la culebra anaconda, que habita en el
fondo de las aguas, de las que sale transformada en una gran sierpe, con
características de dragón. Otras veces aparece en forma de una gran mariposa de
tonos azulados, o como un venado blanco, o como una mujer de bellos atributos
femeninos con los que encanta a los campesinos y cazadores que se adentran en
la montaña, Ilevándoselos al fondo de las aguas donde tiene su reino. De esta
versión encontramos hasta hoy múltiples variantes en la tradición oral, pero
los relatos mantienen en su estructura estos elementos.
La
segunda versión del mito comienza a aparecer en la tradición escrita, a partir de
los años sesenta. En esta versión, encontramos tres variantes: 1) María Lionza
es la hija de la unión de un español y una india, 2) es hija de un matrimonio
español y 3) es la hija de un negro africano y una mujer española. En todas
estas versiones hay un rasgo invariante y es que ella todavía niña o después de
hacerse mujer se pierde en la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy. Esta
montaña, desde mediados de este siglo pasó a ser el lugar sagrado de reunión de
los creyentes, donde acuden de todas partes del país y, más recientemente, de
otros países hasta donde ha llegado su influencia, como Colombia, Trinidad,
Curazao República Dominicana y Ecuador. En esta montaña la niña o mujer se
perdió y la raptó el dueño. de las aguas, o el «encanto que en ellas habita. En
otra versión del mito se cuenta que fue criada por una Onza, (mamifero
carnívoro semejante a la pantera, que se dice es domesticable), bajo cuya
protección se crió. A partir de aquí, ella se transformó en La Reina, María
Leonza o María Lionza. La diosa virgen, madre de las aguas, dueña y. señora
protectora de la naturaleza virgen que prodiga ternura y protección a los
hombres, pero puede castigar y traer también la muerte y la desgracia. Con ella
se hacen pactos para obtener bienes que van desde el dinero, la salud, el amor,
el trabajo, la suerte en los juegos, etc.
A la
versión del origen blanco, español, se la ha querido dar una fundamentación
histórica a partir de un documento de archivo que se dio a conocer por los años
sesenta. Se trata de un documento sobre una Encomienda de indios de .nación
Guamontey y Jirajaras que fue asignada al pueblo de Santa María de la Victoria
del Prado de Talavera, en el Yaracuy, y que la tenía el mulato Simón Díaz,
quien al morir le sucede su mujer Doña María Alonzo, a quien se le proveyó en
1631 hacer posesión en segunda vida de la Encomienda de su marido. (Archivo
General de la Nación. Encomiendas. t.v. 1945). Se dice que esta mujer
encomendera llegó a ser muy rica, y que antes de morir dejó enterrados en la montaña
de Sorte sus tesoros. Se asocia a partir de aquí, el espíritu de doña María
Alonzo con María Alonza.
A
través de la tradición oral; el mito y la creencia de María Lionza se remonta a
los comienzos de este siglo. Diversos testimonios recogidos entre personas que
vivieron a principios de este siglo, confirman la existencia de la creencia en
María Lionza en el estado Yaracuy y en los estados vecinos desde esos años.
Gran parte de estos testimonios orales fueron recogidos por los poetas,
escritores e intelectuales Yaracuyanos, como Eliseo Jiménez Sierra, Manuel R.
Cárdenas y Gilberto Antolínez, quienes las incorporaron en sus publicaciones a
partir de los años 40. Algunas de estas historias míticas fueron contadas por
sus progenitores o por los lugareños quienes decían, que en la Montaña de Sorte
los campesinos y negros celebraban ritos a esta diosa.
El
poeta yaracuyano Eliseo Jiménez Sierra comienza su poema a María Lionza, preguntándose
por los orígenes de esta diosa:
Quién
eres, di leyendaria?
de
dónde llega tu acento?
Eres
acaso la niña -codicia de aventureros
que
huyendo un día al Rey criollo
sembró
su vida en el cerro?
O Eres
la Reina del agua ...
esa de
nube y misterio
que a
la orilla de los ríos
adoraron
otros pueblos?
(…)
Te
pintan los que no saben
medir
la luz de un secreto,
los
que nunca en sus dominios
la
belleza comprendieron,
como
una reina maligna,
dueña
de un turbio dinero
que
das a trueques de almas,
sin el
permiso del cielo.
(…)
La
imaginería poética y mitológica de ayer y de hoy, alrededor de María Lionza, se
sigue recreando el misterio de sus orígenes, en la que ha predominado la imagen
de ella como una hermosa india desnuda que derrocha sensualidad y encanto. Esta
imagen se ha reforzado con la representación iconográfica: en la escultura, la pintura,
en dibujos, tallas, grabados, también en los montajes para teatro y danza, y en
las composiciones musicales, que van desde la música folclórica, pasando por
himnos, como el que escribió para ella el famoso cantante José Luis Rodríguez
en el año 1963, cuando fue su adepto, hasta la pieza de salsa, con que la
internacionaliza el famoso cantante de este género musical, Ruben Blades.
La
otra imagen de María Lionza que se asemeja a un retrato de una mujer española,
con peinado, corona, aretes, collar y un traje al estilo de. las reinas
europeas del siglo XIX, la encontramos a partir de los años sesenta, aunque no
podemos afirmar que no tenga una mayor antigüedad. A veces lleva un banderín en
su mano izquierda que dice, protectora de las aguas. Diosa de las cosechas..
Esta imagen de María Lionza como una reina española, junto con la de la
escultura de Alejandro Colina (19521, en la que aparece montada sobre una
danta, situada en la principal arteria vial de Caracas se han incorporado en
todos los altares y santuarios.
ESTUDIOS Y REFLEXIONES
A
partir de los años setenta, debido quizás al evidente crecimiento del culto y,
a la reiterada utilización del mismo con fines políticos e ideológicos, se
inician los estudios de carácter sociológico y antropológico sobre el culto.
Desde esta época, los estudiosos del tema al referirse al mito, es decir, a la
historia que cuenta los orígenes de María Lionza, se limitan a la transcripción
de las versiones recopiladas por Gilberto Antolínez, Francisco Tamayo y Santos
Erminy Arismendi, en la década del 40. En estas publicaciones los autores
sostenían que el mito y culto de María Lionza provenía de las culturas
autóctonas aborígenes de la región del Yaracuy. Los estudiosos prestaron poca
atención y credibilidad a esta afirmación debido en parte, a que los
recopiladores fueron considerados folcloristas, pero a pesar de esto, sus
versiones se han incluido en la mayoría de los trabajos publicados hasta el
presente. Nuestro interés por el estudio de la mitología tenía como antecedente
la investigación sobre el mito de San Benito en la población negra de Bobures
al Sur del lago de Maracaibo, y pocos años después, nos avocamos al estudio de
la mitología de los indígenas Guaraos del Delta del Orinoco. Cuando nos
planteamos estudiar la mitología en torno a María Lionza, nos llamó la atención
tanto la descalificación que se hacía de los recopiladores, como de las
versiones del mito recogidas por estos. Para sorpresa mía y de otros
investigadores, la investigación sobre la década del 40, nos permitió conocer
la influyente personalidad de uno de los recopiladores del mito de María Lionza
y más importantes defensores: Gilberto Antolínez, una de las figuras más
fecundas entre los intelectuales de estos años. Sus ensayos en el campo de la
etnología, la arqueología, el folclor y los grupos indígenas prehispánicos, y
en particular, sobre las poblaciones indígenas de la región del Yaracuy, fueron
para mí un estímulo y una fuente que me llevó a centrar la investigación en la
búsqueda de los elementos míticos y sagrados de la cultura indígena, con el
objeto de ver si realmente el mito y culto de María Lionza provenía de allí.
Nos
trasladamos a los grupos prehispánicos Caquetios y Jirajaras, que habitaban en
tiempos de la conquista y la colonia, en la zona fronteriza de los actuales 1
estados Falcón, Yaracuy y Lara, en la región centrooccidental del país. A los
datos extraídos de las fuentes etnohistóricas, crónicas y documentos de
archivos, sumamos los que fueron recopilados, en las tres últimas décadas del
siglo pasado. por los precursores de la Antropología en el país, entre los
campesinos de la región centrooccidental y Andina. Región a la que
originalmente se circunscribe el mito y culto de María Lionza. Sumamos a estos
datos, las recientes investigaciones arqueológicas en esta región, los cuales
refuerzan los datos extraídos en las fuentes mencionadas arriba. Todos estos
trabajos realizados por especialistas de diferentes disciplinas han aportado
importantes datos que nos llevan a un mejor conocimiento de las antiguas
culturas indígenas, y en particular, sobre aspectos de las concepciones
religiosas, lo cual es mucho más difícil de reconstruir. Nos interesa mostrar
seguidamente, parte de las concepciones sagradas provenientes de la cultura
indígena que se reintegraron en la historia mítica de los orígenes de María
Lionza, en los ritos y ceremonias del culto y en los espacios sagrados. Creemos
además, que en la creencia de María Lionza subyace la profunda ritualización de
la naturaleza, propia de las culturas indígenas. Una naturaleza animada,
vivificada por los espíritus que la pueblan.
ESPÍRITUS ACUÁTICOS Y SELVÁTICOS
La
creencia en la existencia de la vida después de la muerte está documentada,
desde tiempos de la Colonia, entre los grupos aborígenes, para quienes, como
dijimos la vida después de la muerte está poblada de espíritus. En su gran
mayoría estos espíritus son acuáticos y selváticos, de páramos y serranías. En
los fragmentos descriptivos dispersos en las crónicas, en los documentos de
archivo como las llamadas Visitas Pastorales, en las cuales se trata en
especial la idolatría de los pobladores, así como, en los expedientes sobre
juicios, seguidos a indios, negros esclavos y hasta blancos que en las
prácticas idolátricas incurrían, muestran la persistencia de esta creencia en
los espíritus, y además, dan cuenta de la resistencia a abandonar esta
concepción.
Los
espíritus acuáticos son generalmente femeninos, y los de la selva, páramos o
montañas masculinos. Ambos son identificados como dueños. s. y «encantos.,
guardianes de los espacios sagrados. Como nos lo hacen saber los cronistas, a éstos
ofrecen, desde tiempos de la colonia, sacrificios y ofrendas de animales como
venados y corderos. Hasta hoy la tradición oral cuenta acerca de estos ~~dueños
a los que hay que hacer sacrificios para mantener la fertilidad de la tierra.
Sacrificios que con frecuencia, como se refiere desde finales del siglo pasado
en los Andes, debían ser o de niños recién nacidos o de vírgenes. En la zona
central del país, en el lago de Valencia, la arqueología reporta un número
impresionante de figurillas femeninas, lo que nos permite suponer que la mujer
tuvo, al menos en el plano simbólico, una especial significación y que este
número de flgurillas pudieran simbolizar las ofrendas debidas al dueño de la
laguna del que la tradición oral cuenta, vive en el fondo de las aguas.
Pero
esta creencia en los espíritus se extiende a lo largo de toda la geografía de
Venezuela entre la población campesina, la cual ha sido recogida en una rica
variedad de cuentos y leyendas sobre dueños y encantos que habitan en las
lagunas, selvas y montañas. Creencias que todavía se mantienen en gran parte de
las tribus emazónicas orinoquences, donde los espíritus acuáticos y selváticos
están integrados en la mitología y en la geografía mítica que abarca su
habitat. La mayoría de los cerros o tepuis en el Amazonas son lugares sagrados
a los que desde los orígenes fueron a vivir los espíritus de sus antepasados.
Esta es una de las características que nos parece más resaltante del culto a
María Lionza, el culto a los espíritus.
El
ritual en el culto a María Lionza, se centra en las sesiones espiritistas. para
hacer bajar el espíritu de la Reina o de alguno de su corte. Tres son las
potencias o espíritus fundamentales en el panteón: la Reina, el espíritu de un
cacique aborigen y el espíritu de un negro, Miguel o Felipe, el primer negro
esclavo que se alzó contra el régimen español y el segundo héroe de la
independencia Cubana. A parte de éstos que siempre están presente, una abierta
lista de espíritus, como dijimos anteriormente, se incorporan y desincorporan
de este panteón. Pero la invocación de los Don Juanes no falta nunca, ni en los
santuarios naturales, ni en los centros o casas donde se celebran las sesiones
espiritistas. Los Don Juanes tienen cada uno su poder y su función: don Juan de
los Caminos, de los Cuatro Vientos, de los Obstáculos, del Pensamiento ....
etc. Como son espíritus guardianes de los espacios sagrados, se les levantan
santuarios en los que se les ofrece y fuma el tabaco, se les dejan flores,
bebidas alcohólicas, sustancias aromáticas, frutas, etc. Estos santuarios en la
montaña de Sorte son llamados .portales» de los Don Juanes, a quienes hay que
pedir permiso para entrar en bien y a los que, la mayoría de las veces hay que
ofrecer un tabaco para que autorice la entrada.
En la
cosmovisión religiosa de los antiguos aborígenes y entre los grupos indígenas
actuales, los espíritus no sólo son autores de la creación humana, de la
naturaleza animal y vegetal, sino también, son responsables de la aparición de
las enfermedades y dadores de la salud. Cosmovisión religiosa compartida
consciente e inconscientemente por los creyentes de María Lionza.
CUEVAS Y SANTUARIOS
El uso
de las cuevas, nichos y abrigos rocosos como espacios sagrados para entierros,
celebración de ceremonias, sacrificios y rituales sagrados, fue registrado
desde tiempos de la Colonia por los cronistas. Las cuevas y abrigos rocosos
situados en la zona centro occidental del país, han sido usados con este fin
por los creyentes de María Lionza desde principios de siglo. Las evidencias
arqueológicas de estas cuevas muestran restos óseos y de vasijas funerarias o
con ornamentación votiva del tipo de las piezas multípodas lo que confirma el
uso de estas para entierros por los antiguos grupos indígenas.
Entre
los campesinos de la región Andina, como muestran las recientes investigaciones
arqueológicas, el uso de los espacios rocosos en los Páramos para rituales
sagrados, tiene su antigüedad en los tiempos prehispánicos. En muchos de ellos
hay evidencias de haber sido usados también como lugares para los entierros.
Los
resultados preliminares de un reciente trabajo de investigación arqueológico
iniciado este año en el Orinoco medio, dirigido por la arqueóloga Key Tarble,
muestra un impresionante número de cuevas, nichos y espacios rocosos utilizados
por los Piaroas y otros grupos indígenas, para enterrar sus muertos. dejar
ofrendas y celebrar ceremonias en ellas.
TABACO, TRANCE Y ADlVlNAClON
Los
estudiosos del uso y la significación del tabaco entre las culturas amerindias,
han demostrado que siempre fue utilizado como agente propiciador de estados
alucinatorios y de trance. Este uso sagrado del tabaco, de resinas vegetales, y
de brebajes obtenidos de la extracción de alcoholes, entre otros, de la yuca y
de la caña, han sido utilizados por los indígenas en sus sesiones chamánicas
para la adivinación y predicción. El trance propiciado por estas sustancias
convierte al shaman, a los mohanes, los brujos y hechiceros en los
intermediarios de la comunicación con los espíritus. En el culto de María
Lionza, los intermediarios son los sacerdotes y sacerdotizas que se diferencian
en »Médiums» y »Bancos». El primero es la materia», la persona que tiene
condiciones para ser poseída por el espíritu y caer en los estados de trance, y
el »banco», es quien guía a la »materia» durante la posesión. Recientes
trabajos etnográficos sobre el uso del tabaco entre los adeptos del culto a
María Lionza, muestran la complejidad y la importancia que tiene éste en las
diferentes etapas del ritual, al cual se le asigna un papel clave desde el
inicio de la ceremonia. Lo primero es ofrecer el tabaco al espíritu que se
invoca, luego se inicia la lectura a través de: el encendido de la ceniza, el color,
el quemado, el olor, el color de las llamas y el tipo de chispas, las
posiciones de éstas respecto a arriba, abajo, derecha, izquierda, el tipo de
orificio, las figuras que en él aparecen que se entretejen en otro código que
subyace, en lo que engloba la interpretación de los signos del tabaco. Cada uno
de estos signos se van conectando hasta producir el discurso adivinatorio. El
tabaco oracular le revela a la materia la respuesta a la situación que ha
originado la consulta. (D. Flores Díaz. 1989).
Todo
este conjunto de elementos míticos y sagrados del sustrato aborigen, se fueron
reintegrando en el mito y culto a María Lionza, sobreviviendo a la vez que
impregnándose del largo proceso de implantación del catolicismo. Esta
conclusión nos lleva a varias preguntas:
1)
¿Cómo fue posible que se mantuvieran durante casi quinientos años este conjunto
de creencias, de prácticas rituales y de espacios sagrados entre la población
venezolana, si la implantación de la religión católica se impuso a la fuerza
desde el mismo momento en que fuimos »descubiertos»
2)
¿Qué factores influyeron para que sobreviviera esta estructura mítica, sagrada
durante tan largo período?
3)
¿Cómo explicar la coexistencia del Marialioncismo y el Catolicismo en el país?
¿Se debe a un favorable clima de tolerancia religiosa, o a la resistencia que han
opuesto los adeptos a abandonar sus antiguas creencias?
4)
¿Qué factores han intervenido provocando el crecimiento del culto a María
Lionza, hasta convertirlo en un culto nacional, que traspasa las fronteras e
incorpora hoy adeptos de los países vecinos y de las islas del Caribe?
Preguntas
que no son fáciles de desentrañar por la compleja realidad que involucran y
porque además, nos encontramos con dificultades parecidas a las que tuvimos en
la investigación del sustrato religioso indígena, como la escasa bibliografía,
debido a la poca atención que los estudiosos han prestado al estudio de las
manifestaciones religiosas en el país, dispersión de los datos en diversas
fuentes y falta de recursos y de tiempo para trabajar en forma sistemática la
exploración y revisión de las fuentes primarias.
En el
caso de la religión católica, se puede decir, que recién se inicia el estudio
crítico sobre la Iglesia católica en Venezuela. En esta primera aproximación al
tema reunimos un conjunto de datos con los que trataremos de presentar un
examen objetivo del proceso histórico y de los hechos políticos, culturales y
socioreligiosos que consideramos obstaculizaron la implantación de la religión
católica en Venezuela, y que a su vez favorecieron la sobrevivencia de las
formas religiosas no católicas, provenientes de los indígenas y de los esclavos
negros. Este conjunto de hechos los presentaremos dentro de una cronología, en
la cual, como dijimos, nos extendemos hasta la década del cincuenta. Son un
conjunto de reflexiones iniciales sobre un proceso histórico-religioso que está
mezclado con situaciones muy complejas. Es una primera aproximación que nos
abre el campo de investigación en el cual deseamos profundizar.
EL LATIGO Y LA ORACION. La Colonia
La
ocupación de la Provincia de Venezuela se hizo como en tantas otras a sangre y
fuego. Abrumadores datos certifican como la reducción de los indígenas de esta
colonia conllevó casi tres siglos de enfrentamiento. Este hecho ha llevado a
algunos historiadores, a decir que la ferocidad y rebeldía de nuestros
aborígenes, sobresale en el cuadro de la conquista de los indígenas de América.
La reducción de los indígenas se hizo con la determinante acción de los
misioneros, quienes argumentaron repetidas veces la necesidad de las armas para
llevarla a cabo (Izard, 1987, p. 73). Esta recurrencia a las armas de blancos y
misioneros para reducir a los grupos indígenas del país se mantuvo abiertamente
en el país, desde los tiempos de la Conquista, hasta mediados del presente
siglo. Debido a ésto los indígenas que sobrevivían decidieron huir o
enfrentarse a los misioneros. A lo largo de estos cinco siglos, los misioneros
han estado reduciendo a los grupos indígenas, fundando pueblos que han pasado
por repetidas funciones debido al abandono o ataque de los indios. Esta fue una
de las causas por la que la reducción de los indígenas durante el período
colonial a Pueblos de Misión que luego pasaron a Pueblos de Doctrina fracasó,
pero además la falta real de curas que puedieran abarcar todos los pueblos,
llevaba que los indios regresaran a su hábitat y, como dicen las crónicas a sus
antiguas prácticas idolátricas. (Veracochea. 1984, p. 84-86).
Según
el historiador Arcila Farias, la región de los Andes y SUS aledaños fue
recorrida en 1616 por el Oidor Vázques de Cisneros quien dice que los 10.750
indígenas de la sierra estaban dispersos sin haber sido reducidos a pueblos, y
que otros serán sometidos a servicios personales desoyendo, las disposiciones
metropolitanas. Agrega, que los encomenderos utilizaban los indios con gran
intensidad %por cuya causa, no han podido acudir a oír misa y a ser doctrinados
y sacramentados como su Majestad lo manda por sus reales cédulas.. (Izard,
1987, p. 73-86.]
A
estos hechos se les suma las quejas y recriminaciones constantes en boca de
Oidores, Alguaciles y Arzobispos que por esta provincia pasaron, lamentándose
por el estado de abandono y desatención en que el clero mantenía a esta
provincia.
Pero
los documentos más valiosos en lo que se refiere a las creencias religiosas de
los pobladores, los constituyen las Visitas Pastorales y los expedientes sobre
juicios que recientes investigaciones han dado a conocer. Allí encontramos
descripciones de las manifestaciones religiosas que la Iglesia calificó como
idolatría, mojanería, brujería, superchería. además de los juicios y las
terribles penas aplicadas a los oficiantes de estas prácticas y sus seguidores.
Son documentos que por una parte confirman la acción represiva ejercida por la
Iglesia, y por otra, nos dicen lo arraigadas que estaban entre indios y negros
sus antiguas creencias, las cuales llegaron a ser asimiladas por los blancos.
El
desengaño producido por el mítico dorado y el hecho de que el territorio no se
encontraron mayores riquezas en metales preciosos favoreció a esta provincia la
cual quedó, hasta bien avanzado el siglo XVI, -marginada. dentro de los
intereses de la Corona. Pero además, la ocupación Castellana fue precaria,
estableciéndose en la franja costera del norte y en los Andes, porque el resto
del país empezó a conquistarse a finales del período colonial, pasando por un
largo proceso que continúa hasta hoy. En las otras regiones del país, la
población de indios y negros esclavos escapados a estas zonas tuvieron la
posibilidad real de seguir con sus concepciones y formas propias de vida. La
historia oficial muy poco nos dice acerca de la huida de los negros hacia los
llanos y de las alianzas entre indios y negros, y casi nada sabemos acerca de la
impregnación cultural fruto de la convivencia de estos dos grupos étnicos.
La
rebelde actitud de indios y negros esclavos fue asumida también por la
generación de zambos, mulatos y pardos, de los que siempre se ha dicho era más
indómita, feroz e indócil. A finales de 1778, el teniente justicia mayor de la
Victoria decía que los pardos eran indolentes y se negaban a trabajar (...) que
no acudían a la Iglesia, por lo que no se instruían en sus dogmas ni cumplían
con sus santos preceptos (...). (Izard. 1987, p. 115). En estos años, ^Leyes,
ordenanzas y pragmáticas se recibían, se acataban ceremoniosamente mediante la
exteriorización del protocolo de rigor y se dejaba para su cumplimiento que las
circunstancias aconsejaran la oportunidad de practicarlo^. (Rivero. 1988, p.
36).
Un
dato más que nos interesa destacar como favorecedor del mantenimiento de las
estructuras religiosas, es respecto a la población indígena. Datos muy
sugerentes, permiten cuestionar la tesis que sostiene la casi total extinción
de los indígenas a finales del período colonial. Estos datos sobre población
los incorporamos en nuestro trabajo sobre la historia y el mito de María Lionza
y ellos nos muestran como durante el siglo XVI y hasta bien entrado el siglo
XVII, la población indígena era bastante significativa, cuando no dominante con
respecto a los negros y blancos. (Barreto. 1987, p. 73).
Tendríamos
que agregar, que por tradición se había configurado durante la Colonia un
estamento primacial, constituido por la Iglesia, los burócratas del Rey y el
mantuanaje, que exacerbó el racismo. En los archivos se encuentran pruebas
evidentes de este encono de la minoría blanca ante los grupos no blancos
mayoritarios en cada región. (Izard, 1987, p. 118.) La pretensión de algunos
pardos libres, en 1778, de obtener del monarca el privilegio para poder ser
admitidos a las sagradas órdenes Ilevó a que el cabildo caraqueño se
pronunciara diciendo [[que sería bastante para que el clero de esta provincia
decayera en extremo del esplendor y lustre con que se ha mantenido hasta ahora.
y que por añadidura los blancos renunciarían al sacerdocio. (Ibid. 119). Esto
quizás constituye en parte el antecedente de uno de los problemas que arrastra
la Iglesia Católica en el país, y que se traduce en la baja tendencia que hay
en la población a optar por la vocación religiosa.
Un
estudio más detallado nos podría llevar a profundizar en lo señalado por el historiador
Gil Fortoul, en 1907, sobre el fracaso de la obra misionera que Ilevó a que los
gobernadores de la segunda mitad del siglo XVlll comprendieran la radical
esterilidad del régimen religioso, y aconsejaran a la Corona sustituirlo con un
bien pensado plan de colonización civil, que habría, sin duda, mejorado la
condición de Ios indios si la Corona no hubiera estado entonces sobre cabezas
incapaces~~. (Izard. 1986, p. 100).
Pasarán
casi tres siglos para que la Iglesia católica en el país comience a diseñar
políticas que le permitan hacer más efectiva la labor misional. El fracaso de
la obra misionera durante el período colonial denuncia problemas de carácter
religioso, cultural y políticos a los que la Iglesia no supo hacer frente.
INTOLERANCIA RELIGIOSA. La República.
La
destrucción del antiguo orden en todas sus vertientes. desde la estrictamente
legal hasta la reservada a la aceptación tácita de determinadas estructuras de
tipo social y religiosos, fue lo que, inevitablemente, tenía que dejar como
secuela aquella espantosa y larga guerra que condujo a lograr la independencia
política de España y a ensayar nuestra propia e idealizada concepción de la
República». (Rivero. 1988, p. 90).
Entre
los dirigentes que se proponen la edificación de una República, democrática y
civilista, estaba planteada la necesidad de modificar los privilegios
acumulados por el clero, ya fuera por tradición o por la institución colonial.
Muestra de esa necesidad la constituyen los primeros decretos de los máximos
dirigentes de la Gran Colombia (1819-1830). En 1821, se clausuran los conventos
de menos de ocho religiosos de misa, se fija la edad de 25 años como mínima
para toda persona que quiera ser admitida en los conventos o monasterios en
calidad de novicios, donado o devoto y se confiscan algunos bienes a la iglesia
con fines de interés educativo o de beneficiencia. Estos decretos tendrán poca
acogida en el momento. pero serán reutilizados en decisiones posteriores, ya
que lo que se perseguía era limitar las esferas del poder eclesiástico, para lo
cual se evitó caer en la discusión de la religión, en cuanto a creencia, de tal
forma que el credo religioso se dejaba a la libertad de cada quien.
Concretada
la separación de Venezuela de la Unión Colombiana, se hizo necesario para los
nuevos legisladores como José Antonio Páez y tantos otros la modificación del
fuero eclesiástico, teniendo claro al menos un principio: el poder del Estado
que habrían de edificar sobre los cimientos del cuadro desolador, de miseria y
despoblamiento que era el país, debía ser absolutamente laico. En materia de
cultos, la primera decisión trascendental será la promulgación de la Ley del
Patronato Eclesiástico, una de las leyes acogidas con mayor prontitud por el
congreso de Cúcuta en 1824 y que Venezuela mantendrá en su legislación durante
140 años, pese a los intentos de modificación o Concordatos, de los reclamos de
la Curia romana, del Episcopado Nacional y de uno que otro gobernante dispuesto
a reformarla. A este conflicto entre la Iglesia y el estado se le suma la no
inclusión de la religión católica, como religión oficial en la constitución de
1830. El criterio que privó para su no inclusión y que se expuso con múltiples
argumentos, fue que de no estipularse claramente la libertad de cultos,
garantizándose en la Constitución, difícilmente llegarían al país hombres y
mujeres de otros credos religiosos. Tal razonamiento dará lugar para que en
1834 se apruebe el decreto sobre Libertad de cultos, lo que introduce una nueva
manera de concebir la libertad de creencias religiosas. En este mismo año se
erige, por iniciativa del cónsul británico, Sir Robert Ker Porter, la primera
capilla anglicana. Hecho de sumo interés que permite apreciar el clima de
tolerancia religiosa que facultó la libertad de cultos decretada.
El
Juramento que los Prelados debían hacer de la Constitución de 1830 y la
ausencia en ésta de una clara definición religiosa, constituyeron otro agravio
a la tradicional potestad católica que llevó a la protesta del clero y a su
negación. El día fijado para presentar dicho juramento el Arzobispo de Caracas,
Ramón Ignacio Méndez, se niega y condiciona su juramento a varias exigencias:
1) Reconocimiento de la lglesia Católica como religión oficial del estado. 2)
Potestad de la lglesia para establecer sus propias divisiones eclesiásticas. 3)
Circunscribir la libertad de palabra a los asuntos seculares y no permitir la
discusión de los #dogmas católicos. La negativa definitiva a hacer el
juramento, significó su primer extrañamiento del país y el del primer Arzobispo
por parte del nuevo régimen. Lo secundarían los Obispos de Guayana y Mérida.
Por gestiones diversas pocos meses después regresarán al país. En 1833, se
aplican otro conjunto de leyes y normas sobre la eliminación de los diezmos, y
el clero queda dependiendo de las asignaciones otorgadas por el fisco nacional.
Como vemos, entre los años de 1830 y 1848, el papel y poder de la lglesia es
cada vez más reducido y controlado por el Estado.
El
problema del fuero eclesiástico enfrentado en los primeros años de República se
fue suavizando en la medida que un problema de mayor envergadura aparecía, el
del fuero militar, que se manifestaba en una específica apetencia de los
militares de hacerse de la presidencia por el uso de la fuerza y hacerse de los
beneficios económicos. Son los períodos en que vemos el militarismo prestando
su apoyo al clero, opulento, ambicioso de mando y de influencia (...)D. (Páez
citado por Rivero. 1988, p. 101). En 1857 durante el nepotismo de los Monagas
se incluye en la reforma Constitucional la religión Católica, Apostólica y
Romana como la religión oficial y comprometiéndose el gobierno a sostener el
culto y sus Ministros. Este artículo se mantendrá en la Constitución
Federalista de 1864 y durante el septenio Guzmancista. En ambas se garantiza a
los venezolanos la libertad religiosa pero sólo la religión Católica podrá
ejercer fuera de sus templos el culto público.
El
período denominado Guzmancista, comprendido entre 1870 y 1888, durante el cual
general Antonio Gurmán Blanco ocupó en tres oportunidades la Presidencia de la
República, es el más citado en la historia de la lglesia católica en el país e
incluso es el que más recuerda la historia colectiva. Durante esta época en que
Guzmán fue caudillo absoluto (1870-18781, se acentúa el carácter anticlerical
que en parte había privado durante la República. Entre el conjunto de
decisiones tomadas por Guzmán Blanco destacan, la expulsión del Arzobispo
Silvestre Guevara y Lira por manifestar que las leyes de la República eran
contrarias a la religión católica, se ordena el cierre de los conventos,
seminarios y colegios religiosos, confiscándoles los bienes, y se expulsan
varias congregaciones misioneras. Por otra parte, se establece el matrimonio
civil y el registro civil.
En la
última década del siglo pasado, debido quizás al ascenso a la presidencia de un
eminente católico, el doctor Juan Pablo Rojas Paúl (18881, observamos como la
lglesia comienza un lento proceso de recuperación. El clero establece un órgano
periodístico, el diario La Religión y además ingresan nuevas órdenes y regresan
algunas de las que habían sido expulsadas.
Si
realizamos un balance hasta aquí, se puede decir que a diferencia de otros
países del Continente, en los cuales la cuestión religiosa formó parte
co-sustancial del devenir histórico y político, para el caso de Venezuela, como
vimos durante tres siglos la dinámica de la Iglesia y del clero se presenta
como accesoria de los procesos sociales. Por ello el estado venezolano,
perfectamente tolerante en materia religiosa, es un estado que difiere en mucho
de alguno de sus hermanos nacidos junto con él a la vida independiente.
(Figueroa. Ecos de Gloria. 1936).
Siglo XX. RENACER DE LA IGLESIA
Durante
el gobierno de Juan Vicente Gómez (1909-19361, se inicia la era de mayor
advenimiento entre la lglesia Católica y el gobierno civil. «Se construye una
atmósfera de prudente tolerancia de las autoridades eclesiásticas ... y
sensatez de casi todos los magistrados venezolanos en la materia,,. (Carta
Pastoral de Episcopado Venezolano. 1964).
Con
Gómez regresa al país la Compañía de Jesús, expulsada en 1769 de todo el
dominio español en América. A éstos se les entregó el Seminario de Caracas, las
parroquias más ricas y la educación de la niñez. Ingresan además, las Ordenes
siguientes: Padres Carmelitas (19221, los Benedictinos (1923), los
Redentoristas, los Eudistas, Maristas, Pasionistas y los Hermanos de San Juan
de Dios (1924), los Padres Paúles (1926), entre otros.
Durante
este período el Vaticano convierte la delegación Pontificia en Internunciatura
(19161, que cuatro años más tarde se eleva a Nunciatura. Además se amplía
considerablemente la labor de los Seminarios existentes, y el colegio Santa
Rosa de Lima es convertido en lnterdiocesano (1927). Al mismo tiempo se crean
las Diócesis de Mérida pasa a ser Silla Arzobispal. Se crean el Vicariato
Apostólico del Caroni (1923) y la Prefectura Apostólica del Alto Orinoco
(1932). Con todo esto se fortalece la estructura interna de la Iglesia, en la
cual prevalecerá el clero regular sobre el secular, el foráneo sobre los
nacionales. Así mismo, en el sector educativo se observa una singular expansión.
El
Benemérito, como llamaban al gobernante que durante más tiempo ha dirigido los
destinos de nuestra nación, recibió innumerables muestras de agradecimiento por
parte del Episcopado Nacional y de la propia Silla Romana, que lo distinguiera
con su inclusión en la Orden Piana de Primera Clase con el título de Gran Cruz,
una de las más preciadas condecoraciones otorgadas por la iglesia a las
autoridades civiles. A la lglesia el dictador le daba lo que pidiera pues, como
decía, «los curitas sirven para distraer a la gente.
Escasos
incidentes, rápidamente superados, alejaron al clero y al gobierno Gomecista.
Tal es el caso de lo ocurrido entre 1929-1931, cuando se decidió aplicar el
artículo 39 de la Ley del Patronato Eclesiástico, relativo a la permanencia de
sacerdotes extranjeros. El sobresaliente ministro gomecista, Dr. Rubén
González, que ocupaba el Ministerio del Interior se mostró intransigente porque
«... el día en que el templo y la educación se hallen en manos extrañas, se
habrá perdido o debilitado mucho el sentimiento de nacionalidad. (Memorias de
Relaciones Interiores, 1929, p. XIV). El Ministro enfrentó resueltamente la
oposición del clero, quien no sólo acudió al General Gómez, sino también al
Vaticano, con el fin de mantener en el país gran parte de los curas de
Parroquias, que eran de origen extranjero y se negaban a nacionalizarse. Pese a
diferencias circunstanciales, el gobierno favoreció la lglesia y continuó
erogando contribuciones fiscales de ayuda a parroquias, iglesias y catedrales,
como también para los seminarios diocesanos y en becas de estudios para los
venezolanos que tuvieran vocación sacerdotal.
A
pesar del apoyo que la lglesia recibe a lo largo del período, el clima de
tolerancia religiosa se mantuvo debido a la defensa que de ésta hacen los más
importantes ideólogos 'del régimen, quienes comulgan con la corriente más importante
en la época, el positivismo, para la cual, la religión es una institución
aliada del estado, pero que debe mantener la fisonomía laica que distingue al
Estado moderno. El dictador quien mantuvo una vida absolutamente contraria a
los postulados cristianos, motivo de tímidas censuras por parte de la Iglesia,
era defensor de brujos y curanderos algunos de los cuales se hicieron famosos
por su relación directa con él. Estos testimonios de la tradición oral,
sostienen también que fue un defensor del culto a María Lionza porque era
creyente. Como comentábamos cuando nos referimos a la imaginería sobre María
Lionza, abundantes testimonios dan cuenta de la existencia del mito y culto
desde principios de siglo en la región del Yaracuy y los estados vecinos. En la
prensa diaria de la época, encontramos las reseñas de nuevos grupos que
ingresan al país, fundamentalmente espiritistas, cabalistas y de otras sectas
esotéricas.
Un
hecho muy importante que comienza a perfilarse a partir de estos años, y que se
recoge en la propuesta que hiciera el más brillante ideólogo de la corriente
positivista en el país, Laureano Vallenilla Lanz, fue el planteamiento que éste
hiciera acerca de la necesidad de crear un nuevo culto, un culto a los héroes
que conformaría una especie de .religión patriótica^) que mantuviera vivo el
sentimiento nacional del pueblo y que se convirtiera en uno de los pilares en
los cuales se apoyaría el estado en el ejercicio de su poder. (Sosa. 1974, p.
95-96]. Este culto a los héroes encontrará plenamente su concreción durante la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez en la década del 50, utilizando para ello el
culto a María Lionza.
A la
muerte del dictador Gómez, en 1936, le sucede en la presidencia el general
Eleazar López Contreras y luego el general Isaías Medina Angarita, períodos
durante los cuales la Iglesia Católica continuará organizándose y
fortaleciéndose interna y externamente. Períodos en los que observamos, debido
a las nuevas condiciones políticas un clima de más tolerancia y libertad de las
expresiones religiosas autóctonas y foráneas.
Durante
el período democrático conocido como el trienio Acciodemocratista, entre 1945 y
1948, por motivos derivados de la filosofía política de algunos de sus líderes
y debido quizá a la inexperiencia en la cuestión educacional y religiosa, junto
con el surgimiento del partido Social Cristiano COPEI, el gobierno enfrentó la
oposición de un clero pugnaz, recuperado y en expansión. El motivo central del
conflicto fue el histórico decreto 321 sobre la enseñanza pública y laica, y la
enseñanza privada y católica. La Iglesia había ido apoderándose del sistema
educativo y pretendía imponer la religión católica como enseñanza obligatoria.
Durante estos años el gobierno enfrentó a los elementos clericales más reacios
al cambio.
A lo
largo de los años cuarenta debido a un conjunto de factores que señalamos al
comienzo, se da un decisivo apoyo al mito y culto de María Lionza, que se
tradujo en los comienzos de la popularización del culto y su expansión a nivel
nacional. Popularización que se hace sobre todo, a través de la prensa en la
que, como dijimos, se publican numerosos artículos sobre la historia mítica de
los orígenes de María Lionza, descripciones acerca del ritual, las formas de
leer el tabaco, los poderes que representan los espíritus de su corte, etc. La
participación de un numeroso grupo de artistas e intelectuales en lo que
Carrera Damas llama reconstrucción nacional, conllevó a una toma de conciencia
acerca de los valores autóctonos y propios que identifican al país, que se
tradujo en el estudio, antropológico y desde el folclor, de las diversas
expresiones culturales de los grupos indígenas, negros y campesinos. Fue en el
mito de María Lionza en donde se proyectó esa necesidad de identidad, de
reconocimiento de los valores nacionales y a partir de estos años María Lionza
comienza a configurarse como símbolo de lo autóctono y de la integración de las
razas.
El derrocamiento
del presidente Rómulo Gallegos en noviembre de 1948 es recibido por los
jesuitas con beneplácito y al mes escriben en la revista SIC: .Ha empezado a
brillar, bajo la mirada providente de Dios, el amanecer de este nuevo día
[...l. Fueron tres años de postradora gravedad [...l. Si las páginas de nuestra
historia están saturadas de múltiples hechos que nos hablan de la manifiesta
protección de María, podemos desde ahora añadir uno más: éste con que sin duda
nos ha querido demostrar la realidad de su protección y su complacencia al ver
como confiamos en ella». (Colmenares Díaz. 1961, p. 8).
En las
fraudulentas elecciones de 1952, en las que el general Marcos Pérez Jiménez,
desconoce el triunfo en las urnas del partido URD (Unión Republicana Democrática)
la lglesia llama a los electores a que escojan entre los distintos partidos que
se presentaban a la contienda electoral, siempre que sus programas ofrezcan
serias y firmes garantías a la Iglesia. Durante la campaña electoral la lglesia
apoyando el gobierno militar, se da a la tarea de programar a lo largo de todo
el año 1952 los festejos con motivo de la coronación de la Virgen de Coromoto
como Patrona de Venezuela. El gobierno participa activamente, costeando los
cuantiosos gastos de las Juntas de Festejos en todos los Estados, por los que
la sagrada reliquia fue pasando hasta recorrer todo el país días antes de las
elecciones. El carácter impositivo y cohercitivo que se ejercía sobre el pueblo
para que asistiese a éstas celebraciones queda testimoniado en los programas
que cubrían la celebración en cada estado.
El
peregrinaje de la Virgen de Coromoto por todos los estados del país transcurre
mientras el fraude electoral se preparaba. Marcos Pérez Jiménez, desconoce los
resultados y asume la presidencia provisional, en nombre de las Fuerzas Armadas
el 2 de Diciembre, con un mes de diferencia de la coronación de la Patrona. La
lglesia recibió todo el apoyo de los militares a lo largo de los diez años de
la dictadura, lo que le permitió consolidar su poder. Como advertía el padre
Mariano Parra León en Maracaibo, en 1951: “sería un crimen que no nos
perdonaría la lglesia de Venezuela si no aprovechamos el momento que vivimos”.
(SIC. Dic. 1951). Se erigen seis nuevas Diócesis, y se abren las puertas para
dar entrada en Forma masiva al clero extranjero. El crecimiento de la población
de religiosos, de sacerdotes y monjas. durante este período sobresalen a lo
largo de toda la historia de la lglesia Católica en el País. El obstáculo y la
mayor preocupación del clero extranjero es cómo llevar a cabo la conversión al
cristianismo del pueblo venezolano, en el que predominaba la ignorancia
religiosa, que se mezcla con la superstición y que explican por la falta de
asistencia espiritual debido a la escasez del clero.
La
gran mayoría de los religiosos que ingresan al país se incorporan al sector
educativo. La lglesia logra, casi inmediatamente, el Estatuto Provisional de
Educación con el que se invoca la obligatoriedad de la enseñanza de la religión
católica en todas las escuelas, la cual estará a cargo de personas idóneas que
serán propuestas por la autoridad religiosa competente... . (Colmenares. 1961,
p. 60). Ambos puntos abrían la puerta a la intervención eclesiástica en las
escuelas y colegios públicos. A los pocos años los Jesuitas, Agustinos,
Salesianos, Dominicos y Paúles monopolizan casi todos los institutos
educacionales en el país.
La
hegemonía que ejercerá la lglesia en el ámbito religioso se tradujo en: a) El
90% de los institutos escolares pasaron a manos de los religiosos, b) La celebración
litúrgica con misa y alocución patriótico-religiosa, en homenaje a una Virgen
que se escogía cada año como patrona de la celebración, c) El extenso
calendario de festividades religiosas católicas va a ser aprovechado por el
clero que se da a la tarea de realizar masivos bautizos, matrimonios y
comuniones, y para lo cual, encontró siempre la autorización y el apoyo del
Ejecutivo nacional y regional. La Iglesia en estos años hace de la Semana
Santa, de la Navidad y de las Fiestas tradicionales, o ~folclóricas~ decada
región el espacio para el proselitismo, incorporando en forma cohercitiva la
población.
A las
actividades religiosas que abarcan un gran espacio en el tiempo se suman a
partir de 1953 las celeraciones anuales de las llamadas Semana de la Patria,
mediante la cual el régimen perseguía objetivos de distinto orden, pero
fundamentalmente era la oportunidad para exaltar un culto a los héroes
forjadores de la nacionalidad y para demostrar a nacionales y extranjeros las
potencialidades y progreso de las Fuerzas Armadas. Así tenemos que durante la
dictadura Perezjimenista (1948-1958), al lado del culto mariano, el régimen
militar promueve un culto a los héroes por medio de: a) La celebración de la
Semana de la Patria. 6) La imposición oficial en los programas de educación
primaria y secundaria, del texto Caciques Aborígenes de Venezuela, del escritor
Antonio Reyes, expositor de una extraña mezcla de positivismo con romanticismo.
quien escribe este texto sobre los caciques aborígenes de Venezuela.
distorsionando la historia y dando una visión del indígena como un pasado
muerto, lo que trajo como consecuencia el distanciamiento de la realidad, es
decir de las sociedades indígenas vivas. c) Se erigen esculturas de los caciques
que pasan a ornar plazas, así como un conjunto de murales alegóricos de la
conquista y la gesta de la independencia, se incorporan en las edificaciones
oficiales y además, la nueva red hotelera que se desarrolla en el país llevarán
los nombres de los caciques aborígenes, y d) la escultura de María Lionza,
montada sobre una danta, ubicada en la principal arteria vial de la capital,
centra el símbolo de María Lionza como representación de la integración de las
razas.
En la
prensa de estos años encontramos además, un impresionante número de artículos
sobre iluminadas(os) y sobre apariciones de vírgenes, lo que expresa parte del
conflicto religioso vivido en la población que incorpora a su manera las formas
religiosas católicas. Creemos que la profundización dentro de este período nos
puede llevar a entender la impregnación del catolicismo en la población y las
expresiones del llamado catolicismo popular en el país.
El
clima de tolerancia religiosa que había permitido la sobrevivencia de prácticas
no católicas y que en la década precedente recibe un gran empuje, durante los
años 50, debido a la intolerancia religiosa ejercida por la Iglesia con el
apoyo del gobierno militar, se tradujo en la aplicación de la ley de Vagos y
Maleantes, la persecución y el envío al Dorado, el centro penitenciario al que
eran consignados los presos de más alta peligrosidad en el país, de los brujos
y curanderos o mojanes.
El
complejo proceso histórico que hemos expuesto a lo largo de esta exposición,
nos provee de una amplia visión del vivir religioso en la sociedad venezolana
hasta la década del 50. La profundización en los hechos aquí señalados se hace
necesaria, para no seguir cayendo en los esquemas reductores que bien poco nos
permiten comprender los aspectos socioculturales y políticos que históricamente
intervienen en la configuración de los sistemas religiosos. Creemos que las
estructuras teóricas y firmemente delineadas en el curso de los siglos,
descansan inseguramente sobre un sustrato religioso en el que perdura la
originalidad de una cosmovisión, identificada con los mitos, ritos, creencias y
costumbres, que engloban los modos de ser y de vivir de diferente grupos
étnicos: indios, negros, mestizos y criollos.
FUENTES CONSULTADAS
Fuentes Primarias
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Sociográfico. Año XV. 1985. Núm. 1.
S.P.E.V.
(Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano): Anuario Católico de
Venezuela, 1987.
La
obtención de datos de estos documentos fue posible por la colaboración prestada
por las instituciones arriba citadas, quienes nos entregaron el material o en
otros casas nos orientaron en la revisión de sus archivos.
2. Hemerografía
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T., Ermila: Historia de El Tocuyo Colonial. Caracas. Edic. UCV, 1984.
Villamizar,
Thania: Proceso de represión a las prácticas mágico-religiosas autóctmas en
Mérida. Tesis de grado. ULA. Esc. de Historia, 1987.
Por
tratarse de la continuación de la investigación que iniciamos en nuestro
anterior trabajo. la bibliografía allí citada se retomó para la profundización
en algunos aspectos. Véase en el trabajo titulado Maria Lionza. Mito e
Historia, 1987
Publicado
originalmente en Boletín americanista
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