jueves, 2 de julio de 2020

“Sol radiante” La sacerdotisa de MARÍA LIONZA

 

Por: Paco Ortega

 Montaña del Yaracuy, trono divino de una reina que descendió majestuosa de su trono mítico para entrar en las almas por la puerta de los siglos, con los poderes de la inmortalidad. Si del oculto Paraíso del Sorte, llegó la luz de su excelso reinado en un sagrado ayuntamiento, con la lujuriosa vegetación yaracuyana, esa luz, hoy foco deslumbrante de poderosa fuerza espiritual, ha creado la religiosa fe indestructible de su obra divina.

 

María Lionza, la Virgen María de la Onza del Prado de Talavera (la variedad del cunaguaro que lleva por nombre “onza”, está atribuida a una primitiva leyenda sobre el nacimiento y primeros pasos de la diosa) recordada siempre por los españoles de la conquista, en su residencia conventual de Nirgua, es la misma deidad sublime que los indígenas de la región, adoraban secretamente bajo el temor de una represalia. El ceremonial o el rito, se fueron mixtificando hasta caer en el regazón de la tierra en ese abrazo místico de lo telúrico con lo espiritual de donde nació la poderosa Reina. De la extensa red mitológica de nuestra América, sin roce alguno con la cultura medioeval, se extrajo prístina esta diosa. Y es indiscutible que el castellano paso de hierro, por el suelo americano, fundando pueblos y ciudades, desarrollando procesos de transmutación en las cosas y en las almas, ese culto aborigen de puras raíces y ritos de plenilunio, se conmocionó profundamente en un cataclismo psíquico, hasta casi desaparecer. Pero en las almas de ese indígena de hoy, que vive íntimamente ligado a su ancestro religioso, la Reina María Lionza, resurge poderosa y radiante en su Palacio de Sorte.

La armonía musical de su corte majestuosa, desgrana eternamente entre su vegetal tejido de esmeraldas, el susurro de la melodía de los tiempos. Mientras el rito avanza vigoroso entre el sahumerio mezclado con el fervor, el llanto y la alegría. María Lionza, Reina de bondad, Diosa del Amor y de la Suerte, desciende de su trono de granito por la senda mágica del fervor y mientras sortea a su paso en un montón de rocas, sobre los pozos de reflejos gláucos, sonría divina, exhibiendo su exuberante envoltura física de diosa y de mujer. A sus pies se inclina sumisa la agreste flora con un suspiro de Parnaso musical. Es María Lionza, la Reina, la Diosa que los siglos aún no han podido destruir a pesar de las especulaciones místicas de los credos, las interpretaciones religiosas de las conquistas y la persecución secular contra la herejía. Se yergue altiva, soberana, impresionante con su fastuosa presencia. Apenas cubre sus maravillosas formas con un delicado cendal hecho con brumas, cuyos encajes de rocío, ponen en todo su cuerpo los diminutos diamantes de las gotas, bañadas por el sol. Su rostro perfecto de mirada dulce y misionera, sonríe a la humanidad, porque no conoció la sombra de los celajes en tinieblas y de su cabellera negra y sedosa como los besos de las aguas sobre el lignito de azabache, se escapan los reflejos en miles de hilos larguísimos que acarician como las brisas perfumadas, su cuerpo virgen.

María Lionza, vibra de pasión religiosa, exhibe la pureza de sus senos, tras su clámide de brumarios y en la redondez turgente de sus formas, se adivina toda la vigorosa fuerza de una mujer, que aún siendo diosa, se entrega sin recelos y sólo, por ese inmenso amor que profesa a su raza. Pero María Lionza es, en su inmenso poderío, una Diosa Universal. Es la representación de esa fuerza que emanan las divinidades y que prodigan a los que creen y sienten íntimamente con ella. Es la Madre buena, la Virgen india, la Diosa Caquetía. Es el amor y la luz, la fe y la esperanza. Un mundo de dicha y felicidad. Todo el paraíso perdido en un repliegue yaracuyano, que Ella nos devuelve a cambio de nada. A cambio de una pequeña colaboración en su inmenso mundo espiritual. El renacimiento de la creencia primitiva, de la profunda raíz aborigen, del proceso de las cosas. Del génesis excelso de su Creación, de su Poder y de su Influencia indiscutible en las almas que a Ella se le acercan, plañideras o agradecidas con el rezo pagano de nuestro egoísmo; porque somos humanos frágiles e ignorantes y Ella es divina, Reina y Madre de todo un Universo que ansía con sus favores, hacerlo eternamente dichoso.

 


“SOL RADIANTE”; UNA SACERDOTISA DE MARÍA LIONZA

 

Como Ella, es igualmente hermosa. Ojos profundos de mirar muy dentro en las almas. También abundante y sedosa cabellera, rostro gracioso y la sonrisa dulce. Cuando se expresa lo hace místicamente, con un tono delicado en expresiones fáciles; como la hoja que lleva el viento muy suave y luego cae sobre la tierra, para quedarse quieta.

Caquetía como la Reina Diosa, esta bella mujer que lleva su nombre en voz caribe VEIT-TANÉ (Sol Radiante), representa hoy, la máxima figura del culto en la adoración a María Lionza. Es una sacerdotisa, como lo pudieron ser aquellas otras que poseyeron los incas, chibchas, mayas o aztecas en sus perdidas civilizaciones del Nuevo Mundo. Habla con exaltación de su diosa y a medida que lo hace penetrando en su misterioso mundo espiritual, se transforma visiblemente, con la naturalidad que no dan los ensayos, sino la ferviente fe de los iniciados en el rito de la Virgen Caquetía. Se metamorfosea, para mejor expresarlo, hasta llegar a ese prolapso sin balanceo físico en que se postran como un éxtasis teresiano, cayendo en el mutismo de los que “ven”, para expresar de inmediato con maravillosas palabras, lo que ha “visto”. Será ella la que nos conteste a varias preguntas sobre el culto de María Lionza.

 

“Cuantos creemos en María Lionza creemos en Dios, nadie puede negar que, a través de los siglos, la Humanidad ha librado grandes batallas y puesto su fe en un Dios, con diferentes nombres…”.

Al preguntarle por el gran amor de María Lionza hacia la Humanidad, según las conciencias de los que le rinden culto nos dijo: “Yo amo intensamente a mis semejantes, siento sus angustias y sé que la humanidad será redimida por el amor. María Lionza sintió amor por su raza y la Humanidad toda. Fue dotada con todas las facultades divinas y el más bello don: Su gran amor por esa Humanidad…”

Veit-Tané, parece dichosa al expresarse de la Reina María Lionza y trata de hacernos ver el Paraíso de Sorte.

 

“María Lionza recibió en la Sierra de Sorte su divinidad, para llegar a su Trono, el camino es ancho y despejado. Miles de plantas se balancean rítmicamente, como si quisieran darle su bienvenida. Pero la bienvenida está a cargo de mariposas azules, esplendorosas que revolotean y dirigen el camino hacia la majestuosa gruta llamada por nosotros El Palacio de María Lionza…”.

“Me preguntan por los poderes sobrenaturales de los que practican el rito y efectúan curaciones extraordinarias y te voy a contestar aclarando que yo ante todo no soy ninguna iluminada pero estoy en capacidad de mostrar que he efectuado curaciones efectivas. Presto mi materia para que todas las fuerzas desplacen a las enfermedades a base de magnetismo o vibraciones y que algún día tendrán sitio en la ciencia. Esa fuerza existe en forma desconocida en la atmósfera, como existía la electricidad antes de ser utilizada. María Lionza es la representación de una Fuerza Universal, o sea, que la Divinidad se manifiesta en Ella.

 

Los que actuamos a través de las fuerzas espirituales, invocamos a Ella. Esa es la fuerza que tenemos de María Lionza, un deseo porque la Humanidad Y SE SIENTA PROTEGIDA Y SEA LOGRADO SU ESFUERZO PROPIO POR SU MERECIMIENTO”. Las fuerzas cósmicas del Padre Universal, penetran en mi ser que soy parte infinitesimal de un todo y deseo ser digna de ese todo¡¡Dios mío! (exclama de manera espontánea la sacerdotisa Veit-Tané contando la explicación), que cada instante sea para pensar en ti y lograr la paz de mi espíritu…”. Ha hecho un paréntesis para proseguir con una sonrisa: Siempre llega María Lionza. Es algo maravilloso porque los fluidos o vibraciones de mi Reina son muy conocidos y en ese momento todos somos uno. Al servir como médium, el placer se lo dan los que me rodean. En mi ego, queda una gran felicidad, una armonía con mi Dios interno, como homenaje a las fuerzas de la Naturaleza, el aire, el agua, la tierra el fuego… en comunión fraterna se enlaza mi espíritu con las fuerzas de la Naturaleza, como los árboles se dan la mano por debajo de la tierra”.

Ha quedado en silencio y mientras parece retornar de otros mundos, donde ella ha vivido esos instantes en que solicita el contacto con el más allá y las fuerzas de la Naturaleza, confirma siempre con la dulce cadencia de su voz persuasiva y suave; Invito a los que quieran caminar de Norte a Sur y de Este a Oeste de su yo interno, con altura, con bondad, con amor, a que se enlacen como un eslabón firme en la cadena que ya somos este universo…”. ¡Bendita seas Madre mía…! ¡Bendita seas María Lionza…!

 

Cuando nos despedimos de esta interesantísima mujer, que vive ya tan íntimamente ligada al medio espiritual de la Diosa, sentimos aún su presencia grata, sus palabras cadenciosas y un eco de voz que parece inextinguible y que penetra profundamente en nuestra alma. Es la voz del Sol Radiante, Veit-Tané la sacerdotisa con su envoltura sugestiva de mujer moderna y un alma prístina de factura aborigen, que plasmó delicadamente en un ágil volumen, todo el contenido espiritual del credo de una raza, bajo el atractivo título de “MARIA LIONZA Y YO”. En ese volumen está dicho todo lo que concierne a la poderosa fuerza ancestral de la Diosa. Viene a ser un compendio del ritual y un grito excelso del misterio transmitido de generación en generación hasta llegar a la Sacerdotisa, con las palabras que las divinidades han hecho llegar hasta ella.

 

EL ORO VISTE A LA SUERTE Y AL AMOR

 

Una prestigiosa firma comercial ha tenido la feliz idea, de acuñar unas monedas en oro, donde toda la exuberante belleza de María Lionza, con los atributos de sus dones, están maravillosamente combinados para crear una auténtica obra de arte. No deja de ser curioso, que al notable pintor venezolano, máximo exponente de nuestro medio aborigen y me refiero naturalmente, al genial artista Pedro Centeno Vallenilla, a quien se le debe la interpretación de la Moneda de María Lionza en el aspecto artístico, se haya guiado de manera espiritual, para lograr tan perfectamente a la Reina Caquetía, con el glosario ameno y profundo de la sacerdotisa Veit-Tané. Nosotros creemos que esa idea ha de obtener el resultado que sus autores se han propuesto, teniendo en cuenta que el culto de María Lionza, no sólo puede atribuirse a una determinada región o nacionalidad, sino que, como soberana de la lucha contra el mal, guía de la luz, paz y amor, su culto ha pasado ya a las esferas universales “donde la Madre Inmortal, bañada en su sol de América, como aborigen misionera” tal como reza su glorioso himno, ya está en las conciencias que ven en lo espiritual esa guía de luz que tanto necesita el mundo.

Por otra parte y eso si viene siendo una primicia periodística, una firma cinematográfica europea, ha solicitado a la sacerdotisa, un guion para que sea examinado, con el propósito de realizar una película sobre María Lionza. Próximamente se trasladará al Viejo Mundo la bella Veit-Tané para iniciar las conversaciones sobre la aprobación del guion y el rodaje. Pero lo más sensacional del caso aun sabiendo que dos famosas artistas venezolanas y otro actor de renombre, están en lista para protagonizar a tan excelsos personajes, no se descarta la posibilidad de que sea la propia Sacerdotisa quien desarrolle el primer papel y nosotros creemos lógicamente que está tan ajustado para ella, que por tres razones no podría fracasar. Como mujer, la encarnaría a cabalidad, como espiritual, dentro del tema que tanto conoce la mediúmnica es insustituible y por su naturalidad, sin el adocenamiento característico de quienes se “queman” entre bambalinas teatrales, una adquisición.

La revista “Páginas” ha querido patentizar con este trabajo, toda la magnificencia de un credo aborigen, que tiene sus raíces en los principios del mundo y que en la actualidad, se está haciendo justicia sin el interés velado de la ofensa contra cualquier creencia, sino exaltando nuestros principios de ancestro, la maravillosa trayectoria de esta Reina Diosa, que ha llegado tan hondamente no sólo al pueblo venezolano, sino a todo el continente del Nuevo Mundo.

 

MARÍA LIONZA, EL MÁS BELLO MITO VENEZOLANO

 

Pedro Centeno Vallenilla, el genial artista venezolano de proyección internacional se destaca principalmente con motivos aborígenes de impecable factura, fue entrevistado por VENEZUELA GRÁFICA, para obtener según su interpretación, la trayectoria espiritual de la Diosa del Amor y de la Suerte: María Lionza. Por considerarla de sumo interés, teniendo en cuenta el profundo sentido mitológico y místico de la Reina de Sorte, transcribimos a continuación su interesante juicio.

 

“María Lionza es uno de los grandes mitos nuestros, que representa no sólo a Venezuela sino a toda América. María Lionza atrae con su belleza y con sus cantos a todos los hombres de todas las razas. Los estrecha amorosamente, con sus brazos, haciéndolos sus esclavos, para transportarlos al mundo de la felicidad. Así nuestro continente, atrae a los hombres de todas las razas a través del bautismo de los océanos y los mares y los vuelve hijos de América.

Es un mito nacido en nuestra tierra, pero espiritual y psicológicamente llega a tener resonancia universal. María Lionza, quiere y protege a los que creen en ella, a los que la sienten como una fuerza telúrica de América. Los mitos en todos los tiempos son realizaciones de anhelos espirituales de las razas. María Lionza por ser mestiza, lleva en sí, toda la sensibilidad y todo el profundo sentido de ambas razas. Ella quiere también a todas las razas, porque América es así, no es realista y por eso yo como venezolano y americano, creo que el humanismo tan buscado a través de los siglos, por todas las naciones del mundo, se resolverá en América y María Lionza, será uno de los símbolos de ese humanismo”.


En: Venezuela Gráfica (S/F) 

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