domingo, 5 de julio de 2020

05 de julio: Muerte del Cacique Tamanaco



La muerte del Cacique Tamanaco

I
La corte indígena se alza.
Las tribus tocan los instrumentos de guerra.
Desde la muerte de Guaicaipuro,
la venganza alivia los corazones rudos.

II
Se alza nuestro gran campeón,
el inmaculado por el sol y la luna,
el elegido por Gaia y los vientos,
el terror de Santiago de León.

III
La sangre de los súbditos del rey
debe ser derramada por perdón.
El Cacique de los Mariches y Quiriquires
odiado por el gobernador Mazarriegos.

IV
Con victorias en su haber, era el problema
más grande de España en el continente.
Galeas y Calderón eran los llamados
a destruir la voluntad que empujaba hasta los Teques.

V
El Leónidas de nuestro país se abalanza
con trescientos de sus hombres,
contra el Jerjes español,
que usaba las mismas artimañas.

VI
Como todo Leónidas, contaba con traidores
y el Efialtes de la época era Aricabacuto,
cacique vendido de los Yanaconas,
ensucio las páginas de nuestra historia de deshonra

VII
Guiado por él, los trescientos cayeron
ante la acometida de la caballería.
Reducido a nada los trescientos
y atrapado tamanaco. La resistencia pereciendo.

VIII
Condenado por los viles a la horca,
decidieron que era mucha honra
y la condena debía ser más bárbara.
Debía morir en la plaza mayor de Caracas.

IX
González de Silva eligió con Mendoza,
que el perro del último fuese el verdugo.
Un mastín con los ojos rojos como el infierno
y pelaje negro como el averno mismo.

X
La plaza hecho Gehena, para castigar a Tamanaco.
Cada uno de sus ojos fue arrancado.
Con una daga hecha guadaña
fueron abiertas para caer al suelo sus entrañas.

XI
Ya sin vista y con debilidad
el cacique luchó con gallardía por su vida.
Cansado y golpeado, ya por los españoles
en desventaja estaba. El perro mordía sin piedad.

XII
Este Cerbero de una sola cabeza,
bautizado con el nombre de “Amigo”,
desgarraba con sus dientes
el cuello de Tamanaco.

XIII
Muere luchando la esperanza
y cae descuartizado, y hecho carroña
nuestro Leónidas para ser recordado
con el nombre del Cacique Tamanaco.






TAMANACO, DE PLUMAS CORONADO

Tamanaco, de plumas coronado
Está en mitad del rústico vallado.
Tras cañas y maderas,
En forma de hombres se levantan fieras
Con cabeza y con pecho y pies de hierro.
Las cañas rompen: salta al circo un perro.
Del hombre de las plumas la macana
Hace en el aire hueco herida vana;
El brazo, desprendido
Al golpe inútil, cuélgale perdido: tendido
Crujen tras de las cercas inseguras
De sabroso placer las armaduras:
En la sangre del indio derribado
El hondo hocico el perro ha sepultado:
Y aún resuena en la tierra americana
El golpe vago de la infiel macana;
Y en el cuerpo del indio aún muerde el perro.

Por José Martí. (1887)

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