Sobre las ancas de una danta errada Corre un mito
María Lionza, expresión
poética de un matriarcado, se desplaza en puntillas por nuestra historia plena
ando de fantasías la noche del ser yaracuyano.
Dice nuestro indigenista
Gilberto Antolínez que el mito de María Lionza es de origen indígena,
emparentado con las culturas ancestrales que forman la raigambre más profunda
del pueblo y que de acuerdo a la dinámica social se ha ido enriqueciendo con
elementos nuevos traídos de Más allá de nuestras fronteras.
Geográficamente se ha
extendido así todo el valle de Yaracuy, desde las Sabanas de Londres, cerca de
Yaritagua, hasta Albarico y San Javier; por toda la Sierra de Santa María de la
Onza o Montañas de Nirgua y Sierra de El Tigre hasta cerca de Duaca,
permaneciendo relativamente puro en toda esa extensión, pero desde Albarico
hasta Carabobo, Guárico y Miranda se une a elementos negroides o cambia de
sentido. Por el oeste Quíbor, Carora, Humocaro, Tocuyo, acepta elementos
europeos e indígenas de otras estratificaciones un tanto confusas.
Sus dominios podríamos situar
los entre Guama, Boraure y Chivacoa, donde el río nace y se forman pozas de
aguas cristalinas, encerradas entre heladeras escarpadas interrumpidas por una
serie de cavernas acabadas en la roca a manera de nichos que sirven de
adoratorios. Tanto el agua, los bosques circundantes, las cavernas, como las pozas
están “encantados” por espíritus de los padres de la raza representados por “genios
locales”, guardianes de los tesoros naturales como el oro de Buría, el cobre de
Aroa, las plantas medicinales, los animales selváticos, las resinas aromáticas
y maderas preciosas. También reinan los espíritus de los adoratorios como
silfos (genios del aire), ondinas (ninfas de las aguas) y gnomos (duendes).
Las pozas son antesalas de un
mundo subacuático y subterráneo así como las grandes piedras erráticas ancladas
en las sábanas de Salom, Cocorote y Sabana de Parra. Bajo las aguas hay grandes
siembras, minas, animales, hombres y plantas iguales a los que se encuentran en
la superficie de la tierra; pero además hay una raza de enanos que vigila el
trabajo de los encantados. Todo el que se bañe sin ser grato a los espíritus
sorteños, en las aguas de las pozas es encantado y convertido en piedra negra.
También habitan bellísimas mujeres que se le aparecen a determinados personajes
como una tentación en los curó del Bosque, en el fondo de las pozas tienen los
ojos y cabellos del color del agua en los remansos
Los mojanes (brujos o piaches)
son como agentes de esas divinidades capaces de vendernos en El Encanto
pagándole cierta cantidad de dinero. En Sorte vivían 7 y otros en sitios
diferentes. Fueron famosos Sandalio Medina (Chivacoa) Santos Barrios (Cocuaima)
Bartola Martínez (Albarico) Don Agapito (curandero) y Don Alfonso (La Mosca). A
su vez se clasificaban en brujos negros (propiciadores del mal) y magos blancos
(combatían las malas acciones).
El mundo subacuático está
dominado por María Lionza a María Alonso, Diosa del amor y la fortuna, de los
ríos y lagunas, origen de la raza aborigen. Administra todo el valle del Yaracuy
y Serranía de Nirgua, como las vertientes de Buría y San Pedrito. Tiene por
sedes principales la laguna de Nirgua y la cueva de La Váquira. Está muy unida a
otra divinidad conocida como “Don Cantalicio mapanare” que tiene forma de
serpiente y representa el arcoíris. De él dependen “Don Francisquito del Yurubí”
y “Don Juan de Los Barrancos”.
Como consecuencia de la colonización
española la representación de María Lionza se modificó hasta parecerse
físicamente a La Virgen y como medio para evitar la persecución del culto adoptó
el nombre de María de la Onza, del Prado de Talavera de Nirgua. De allí que se
le aparezca a los cazadores vestida con un manto azul, joyas y plumas de
colores y los recibe en su Palacio subterráneo. Allí los asientos son saruras (boas)
los tapires hembras reemplazan a las vacas, los Pumas a los perros, los
jaguares y cunaguaros a los gatos y los venados a los chivos. Cuando pasea por
el bosque lo hace en una gigantesca danta, cuyas ancas están erradas con signos
similares a los dibujos de los petroglifos. Esta danta no puede ser herida o
muerta por ningún tipo de arma y solamente puede ser alejada mediante “las
contras” que conocen los mojanes.
La mansión de María Lionza
comprende siete salas. La central tiene esculpidos en los cuatro puntos
cardinales un tigre, un venado, una tortuga y un caimán. La contra que debe
llevar el viajero en aquellos sitios consiste en una mezcla de tabaco,
aguardiente y piedra de centella. Si alguien olvida algún objeto al bañarse en
las pozas no debe volver a buscarlos, porque será convertido en piedra negra o
se perdería para siempre; sí oye risas, voces o su nombre no debe voltear ni
responder; no debe gritar ni hablar en voz alta porque desencadenaría un
huracán y vería volar una serpiente de siete alas a la que sólo podría dominar
si reza siete oraciones (una por cada ala) enseñada mediante tributo pagado a
los mojanes.
María Lionza concede oro y poderío
en este mundo a cambio de servidumbre psíquica del favorecido en el mundo
subacuático, después de la muerte visita al hecho de los asociados en forma de
mujer bella y sensual o habla con ellos en las corrientes solitarias de cuyo
seno sale como culebra de ojos verdes con gran poder hipnótico. Así describe Antolínez
el mito que ya forma parte del acervo cultural yaracuyano y que consideró como
una riqueza espiritual que ha contribuido a preservar los recursos naturales de
sus dominios y en tal sentido es beneficioso debe conservarse.
Hoy Sorte constituye un
monumento natural y es un centro de atracción turística muy visitado durante
todo el año por gente proveniente no sólo de Venezuela sino también de las
Islas caribeñas y naciones vecinas. Viene una mejor orientación de esa
corriente turística en defensa de la naturaleza y que a su vez garantice un
margen mínimo de seguridad y comodidad en pro del visitante, así como también
de la región que lo recibe.
Mientras haya gente a vida de
fe, no canalizada por las vías tradicionales, Existirá el mito de María Lionza
y Yaracuy será siempre tierra pródiga en mitos y leyendas
FUENTE:
Revista Barquisimeto número 55 diciembre 1984
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