martes, 21 de septiembre de 2021

La Negra Matea




Por Miguel Acosta Saignes.

Para el diario Últimas Noticias 

20 de septiembre de 1975


Varios periodistas y escritores se han referido al reciente traslado de los huesos de la Negra Matea a la Catedral, junto a los de quienes fueron sus "amos". Símbolos del cambio de los tiempos, es decir, de las estructuras sociales y también de que fue Bolívar el primero de los grandes propietarios de esclavos que les dio libertad y comprendió la tremenda injusticia de tratar a todo un sector de seres humanos sólo como productores, como instrumentos que hablan". Algunos historiadores, como Augusto Mijares, han señalado en sus obras que Bolívar nunca habló de "la negra Matea", sino de Hipólita, a quien llamó su madre y su padre, en una sorprendente calificación muy rica en significados. A la afirmación de que Matea fue sólo medio tardío de propaganda política, algunos han respondido que posiblemente si figuró entre las esclavas de los Bolívar. Como la generalidad de los comentaristas recientes, no discutiremos si Matea fue o no, en persona, criadora o aya del Libertador. De cualquier modo, los huesos de mujer negra que han ido al panteón eclesiástico de los Bolívar resultan expresión de una verdad histórica: la de que el Libertador, como innumerables venezolanos, tuvieron nodrizas y educadoras negras, africanas o descendientes cercanas de africanos, conservadoras de tradiciones, trasmisoras de rasgos culturales traídos del continente africano. Es decir, fueron portadoras vivas de una corriente de transculturación que incorporó a Venezuela, junto a las culturas indígenas y españolas, rasgos y concepciones de la vida de otro continente lejano. Por las nodrizas, por las "mamas" (no mamás) entraba en la formación psicológica y en la educación, un contingente de otro mundo, raíz de nuestra nacionalidad, no sólo por la vía de la producción fundamental, sino por la de elementos estructurales de la personalidad.


La "máma" ha sido motivo de consideraciones sociológicas en Brasil por Gilberto Freyre, en Uruguay por Ildefonso Pereda Valdés. En un ensayo que escribimos en 1955, publicado en el libro colecticio "Historia de la Cultura en Venezuela", nos referimos al tema así "Las negras eran parteras y ayas". Todo blanco llegaba al mundo en manos de la partera negra. Todavía duró esto hasta el primer cuarto del presente siglo. Y el aya, la "criadora", siempre fueron negras. Muchos blancos tenían sus hermanos de leche" Mientras la madre, achacosa, remilgada, o deseosa de conservar los dones de la juventud, encargaba a la "criadora" el amamantamiento del hijo, éste llegaba a ver en su "máma negra" como todavía hace pocos años se decía en Venezuela, a su verdadera mamá a su efectiva madre. Poco se han ocupado aquí los sociólogos en tan fundamental fenómeno, cuya comprensión es indispensable para entender la formación de la que se podría denominar personalidad básica del venezolano a través de los tiempos. Sociólogos de otros países, donde existieron también abundantes comunidades negras, lo han examinado Gilberto Freyre dice de las ayas del Brasil: "Emancipadas, redondeabanse casi siempre como negrotas enormes. Negras a las que se contemplaba en todos sus caprichos, los niños le pedían su bendición, los esclavos la trataban de "señora" los cocheros las llevaban a su lado en el pescante. Y los días de fiesta, quien las viese orondas y presumidas entre los blancos de la casa, tendría que suponerlas señoras bien nacidas... Ildefonso Pereda Valdés, al tratar sobre la influencia africana en el Uruguay escribió: "El ama negra tenía bajo su custodia la educación del niño por la confianza que a través de los años se fue depositando en ella (...) Se notaba una impalpable plasmación del espíritu infantil a través de esta segunda madre que fue la esclava.".


El padre Borges se refirió en un recordado discurso a la influencia que las ayas negras tenían sobre los niños venezolanos coloniales. "El coco -escribió- ese tremendo mito de la infancia, corresponde a una realidad en el mundo de los espíritus. Los niños, transidos de miedo, se acurrucan en sus camitas, escondiendo las cabezas bajo las sábanas. La culpa es la negra Catalina, que se ha puesto a contarles pavorosas consejas"


Aya o no del Libertador Matea representa un prototipo de la formación de la cultura venezolana. Es junto a los que históricamente fueron sus "amos" en el mundo esclavista nacional, la conciencia actual de que nuestra nación tiene raíces culturales en tres continentes y de que los africanos y sus descendientes han estado presente de modo muy vivo en todos los avatares de la formación nacional.

No hay comentarios: