martes, 10 de mayo de 2022

UNA RELIGION EN FORMACION EN UNA SOCIEDAD PETROLERA


Por: Jacqueline Clarac de Briceño

Para: Boletín Antropológico, Nº 4. (1983)


 RESUMEN

El culto de María Lionza constituye un auténtico discurso latinoamericano del siglo XX y no es sorprendente que se desarrolle en Venezuela, país donde actualmente se concentran y exacerban las características latinoamericanas.

No es corriente en ciencia social la posibilidad de observar una religión en pleno proceso de formación, y éste es el caso.


ABSTRACT

The cult of Maria Lionza constitutes an authentie XXth Century latinamerican discourse, and it doesn't cause surprise that it be developed in a coun try as Venezuela, where the latinoamerican characteristics are exhacerbed nowadays. Furthermore, the possibility of observing a religion in prosses of formation is not common in social science, and this is just an example.


El culto que se ha dado en llamar de "María Lionza" es, de hecho, una religión en formación en una sociedad emergente en el siglo XX. Lo que lo caracteriza antes que todo, en efecto, y que lo distingue de otras religiones del continente americano, es que se trata de un auténtico  discurso religioso latinoamericano del siglo XX, en un país petrolero, mientras que los demás fenómenos religiosos americanos son o netamente indígenas, o de origen africano (como la macumba, el candomblé, el candomblé caboclo, la santería, el vudú) que son discursos religiosos del tiempo de la esclavitud y de la Colonia, es decir, de otra situación histórica, política, económica, cultural. Estas últimas religiones, al ser hoy integradas en Venezuela en la práctica simbólica de María Lionza, reciben un nuevo vigor, el vigor de María Lionza, esa diosa americana cuya función principal pareciera ser paradójicamente la de adaptar el mundo latinoamericano a la sociedad occidental, a la sociedad industrial, a la sociedad urbana, a la sociedad de masas.


Venezuela es tal vez el país de América con mayores contrastes a lo largo de su historia: De colonia muy pobre de España, muy poco poblada y muy despreciada por los españoles, pasó a ser cabeza de la independencia de varias colonias a través de su héroe Simón Bolívar, para convertirse en el siglo XX en un país petrolero, es decir, con una riqueza fácil, ganada sin esfuerzo, que lo llevó de la pobreza y del anonimato al primer plano de la economía mundial. Esto tuvo coso efectos internos un urbanismo intensivo una brutal explosión demográfica, una incontenible migración rural-urbana, la formación creciente de una clase media más y más acomodada con un standard de vida copiado cada vez más de los E.U.


Esto se llevó a cabo en pocos años, y la población perdió sus tradicionales puntos de referencia cultural sin tener el tiempo de sustituirlos por nuevos puntos de referencia. Y para enfrentar los numerosos problemas que significó la adaptación repentina al cambio sociocultural (obligatoria por las circunstancias históricas), solo existían los mecanismos de defensa tradicionales. La forma como han encontrada en función tales mecanismos revela un discurso trágico y conmovedor de una población que ha hecho  esfuerzos para estar al nivel de su cambio, pero sin entender su significado real y sus implicaciones.


Veremos a continuación las distintas fases que logré diferenciar en la evolución del "culto de María Lionza", para procurar descubrir en qué medida representa un desarrollo característico, por una parte de la problemática latinoamericana (concentrada y tipificada hoy en Venezuela), por parte de un fenómeno universal.


FASE 1. En su primera fase fue sin duda un culto indígena del Estado Yaracuy, típico de la mayoría de las religiones autóctonas de Suramérica: culto a una diosa acuática, identificada con el agua de Lagunas y ríos, con la Culebra Mítica-Luna y Arco-Iris hembra, hermana-esposa del Sol, o Arco-Iris macho, identificado con el Cerro o Montaña (1). Con su dualidad esta pareja aseguraba a los seres humanos todo lo necesario para su reproducción (agua en cantidad suficiente, tierra fértil, numerosos hijos sanos, buenas cosechas) al mismo tiempo que las amenazaba sin cesar con inundaciones y sequías, con la enfermedad y con La muerte. La función del hombre era procurar mantener en equilibrio esas dos fuerzas contrarias... Ese culto, durante La Colonia, siguió realizándose en forma secreta en las montañas del Yaracuy, en el centro de Venezuela (2).


FASE 2. En una segunda fase recibió probablemente la influencia de algún culto de origen africano, aportado a la zona por los esclavos negros durante la colonia. Esta influencia fue sin embargo bastante difusa, y el culto permaneció centrado en su diosa inicial indígena, la cual recibió sin embargo un nombre español, nombre relacionado con la virgen María, como sucedió en muchos otros casos en Anérica (por ejemplo, con la Virgen de Guadalupe en México, o en Venezuela con la Coromoto, la Virgen del Valle, La Chinita o la Candelaria).


FASE 3. FASE URBANA (post-colonial, post-independencia). La tercera fase se caracteriza por la migración del culto a la ciudad, por la incorporación de los héroes indígenas y negros de la historia de Venezuela, por la creación de la triple "Corte", que constituye su panteón en el siglo XX hasta los años 1966-70.

Se caracteriza esta fase por:

A. La multiplicación de las "Cortes", gracias a la aparición de nuevas categorías para definirlas. Ya estas categorías no tienen relación solamente con el origen étnico como en las fases anteriores, sino que son claros indicadores de la situación política, económica, social, sanitaria y religiosa de la Cordillera así como del país.

B. La multiplicación de los espíritus y su ubicación en las numerosas cortes, gracias a la incorporación de:

1. Los dioses andinos de origen prehispánico pero todavía "vivosen Mérida, identificados con el agua y el cerro, con el Arco-Iris y la Culebra mítica, lo que renueva en el culto las características de la fase 1, así como refuerza su carácter dual,

2. Los santos locales andinos los cuales, a pesar de su origen católico, han sustituido en parte (4) durante la colonia a los dioses autóctonos acuáticos y ciertos dioses africanos importados por los esclavos negros. Especialmente: San Rafael, San Isidro, San Benito, la Virgen de la Candelaria, el Niño Jesús de Atocha, el Niño Jesús de las "Paraduras".

El ingreso de estos santos al panteón de María Lionza, en la "Corte Celestial" y al lado de los santos de la Santería cubana y del vodú, provoca por imitación, el ingreso también de todos los santos católicos, incluyendo todas las "Virgenes" y el mismo Cristo, bajo sus distintas representaciones;

3. La incorporación de muchas técnicas terapéuticas de la medicina tradicional andina, todavía muy viva;

4. Siendo Mérida (capital del estado andino del mismo nombre) una ciudad esencialmente universitaria y formadora de profesionales, que recibe una numerosa población flotante de estudiantes de todo el país, siendo estudiantes y profesores un factor importante de la economía de la región, la cual se beneficia (?) del petróleo solamente a través de este crecimiento demográfico y urbanístico intensivo, siendo además una parte de los profesores y estudiantes creyentes y pacientes del culto, se crearon para ellos cortes especializadas, lo que se extendió a todas las profesiones: Corte de Estudiantes, de Profesores, de Abogados de Ingenieros, Corte Doctorada (o de Médicos), de Militares, etc... con toda la reminiscencia señorial y colonial implicada en el término "Corte" al asociarlo con profesiones modernas.....

5. la incorporación de la medicina occidental (o "científica"). Como la Facultad de Medicina es una de las más importantes en Mérida y que Mérida es, proporcionalmente, la ciudad de Venezuela con la mayor cantidad de médicos ("doctores"), los cuales trabajan en la Universidad de Los Andes y en todos los centros asistenciales de la región, estando además algunos estudiantes de Medicina pacientes de los centros de María Lionza apareció también una "Corte doctorada" (a la cual ingresó antes que todo el ya muy famoso Dr. José Gregorio Hernández, antiguo médico caraqueño que habían ubicado anteriormente en la "Corte blanca" y luego en la "Corte Celestial"). Esto tiene gran importancia porque con esos "doctores" se incorporan las técnicas terapéuticas de la medicina occidental: los "espíritus doctores" no pueden curar con yerbas y con oraciones, han de hacerlo con medicamentos de farmacia y con operaciones (simbólicas), 

6. La diferencia que siempre ha caracterizado la Cordillera del resto del país (también en el plano geo-político, ya que bajo el nombre de Provincia de Mérida perteneció hasta fines del siglo XVIII al Virreinato de Nueva Granada), Llevó a las sacerdotisas merideñas a establecer también una "Corta Andina", lo cual llevo entonces a diferenciar igualmente otras cortes regionales: Corte Larense, Corte Falconiana, etc... así como las "Cortes Nacionales": española, italiana, Árabe, canaria, norteamericana, etc...

7. la politización de los dioses y "espíritus", quienes se parcializan por ciertos partidos políticos, y la incorporación a los espíritus de ciertos jefes de la historia del país, aquellos que en la mente popular son representativas de "La mano dura": Simón Bolívar y Juan Vicente Gómez a quienes los fieles piden el gran "milagro político" que salvará al país, así como los milagros particulares para los problemas individuales; 

8. finalmente, la incorporación a María Lionza de un culto a los muertos que se está desarrollando recientemente en las zonas urbanas andinas.


Esta gran producción mítica y ritualística (a nivel de culto como a nivel terapéutico) conquistó los centros de María Lionza del resto del país, especialmente Caracas y el Estado Yaracuy, adonde fue llevada por aquellos miembros del culto que forman par te de la numerosa población flotante de Mérida.

Este religión en formación, que aumenta sin cesar el número de sus fieles, tiene por consiguiente características muy latinoamericanas, y no sorprende que se esté desarrollando en Venezuela, país donde se han concentrado y exacerbado en el siglo XX tales características. Por ejemplo, los grandes contrastes étnicos (que no se quieren reconocer a nivel oficial) y económicos en la población, la constante agitación política que a menudo se presenta como un gran teatro, la utilización generalizada de una lengua europea, el español, que se utiliza como "significante", pero dándole muchos otros "significados", hasta el punto que dificulta mucho la adaptación de ciertas capas de la población al lenguaje académico standard (5)  y a la cultura occidental oficialmente siempre impuesta (6): una población que todavía se encuentra muy cerca de su (o sus) medicina(s) tradicional(es), cualquiera sea la clase social, y que regresa fácilmente a ella, por las representaciones que tiene acerca de la enfermedad, de la vida y de la muerte, por las deficiencias de los servicios sanitarios oficiales y el alto costo de la medicina privada... A esto hay que agregar el problema de los diversos orígenes étnicos, no resuelto a nivel cultural en unas poblaciones mestizadas y transculturadas a muy distintos grados y en distintas épocas; la repetición inconsciente de los esquemas del "poder criollo", mejor asimilados que todo el resto, que derrotan todos los planes racionales a todos los niveles, hecho particularmente notable a nivel político, administrativo, académico... (7)


Finalmente podemos considerar que, desde el punto de vista de la comprensión antropológica del fenómeno religioso universal, el culto de María Lionza reviste gran interés. En efecto, no es corriente para el científico social poder observar una religión en pleno proceso de formación y este es el caso. Hemos llegado tarde, en efecto, para observar este caso "en vivo" en otras religiones, pero con María Lionza nos podemos dar cuenta que todas las épocas son buenas para el nacimiento de nuevas religiones, incluyendo el siglo XX, y todos los lugares son buenos, incluyendo un país petrolero con un moderno standard de vida (por lo menos en apariencia).

La observación actual de esta "formación religiosa" tan estrechamente ligada al fenómeno de la enfermedad nos lleva también a preguntarnos pasando de lo particular a lo universal, si el fenómeno llamado corrientemente "enfermedad" no será el eje alrededor del cual se elabora y siempre se ha elaborado este proceso de formación. La comparación con lo que sabemos de otras religiones, las del mundo africano, por ejemplo, así como las más recientes "Iglesia Carismática" y "Pentecostalismo", o los inicios de "grandes" religiones cono la cristiana, vendría a corroborar la importancia enorme de la "curación de los enfermos" como punto central, y tal vez clave, del fenómeno religioso.


Podríamos hablar más bien en el caso de María Lionza de un par "enfermedad/noción de persecución", haciendo de la enfermedad no un simple fenómeno "natural", "biológico", como nos ha querido presentar la medicina alopática-positivista, sino un verdadero hecho bio-psico-social, es decir, un fenómeno de transición, justamente, de lo natural a lo cultural, un "lugar" entre dos polos opuestos, la vida y la muerte, donde le es factible a la cultura actuar y ser creativa, con todo un sistema de representaciones y practicas simbólicas, porque la enfermedad, como todo lo que concierne al hombre, es un fenómeno que ha perdido el carácter netamente natural que presenta en los animales y plantas, para adquirir un carácter netamente cultural, el cual incluye un rasgo misterioso y sagrado, debido a la estrecha relación que obligatoriamente guarda la enfermedad con la muerte, ese fenómeno misterioso e inevitable, a la vez tan familiar y tan extraño al hombre (8).


NOTAS


(1) Con respecto a tales religiones en Venezuela, ver a: PERRIN, Michel: El Camino de los Indios Muertos. Monte Ávila, Caracas, 1981.

CLARAC de BRICEÑO, Jacqueline: Dioses en Exilio, Fundarte, Caraces, 1981.

(2) Ver: CLARAC de B, Jacqueline: 'El culto de María Lionza", en América Indígena, Inst. Indig. Interamericano, XXX-2, 1970, México, pp.359-374. 

(3) BASTIDE Roger: Les Religions Africaines au Brésil. P.U.F., 1960.

(4) Sólo heredaron en efecto el carácter positivo de tales dioses, quienes se quedaron con el carácter negativo" en las zonas de mayor transculturación. Ver al respecto el análisis que hago de esto en Dioses en Exilio, Fundarte, Caracas, 1981. Parte III.

(5) Ver "El Lenguaje como variable instrumental y mediadora del rendimiento académico de M. Morales de Romero, e, Boletín Antropológico N 2, Nov-Dic 1982, Mérida.

(6) ver: "Comentarios antropológicos acerca de 'El lenguaje como variable instrumental y mediadora del rendimiento académico", de Clarac de B. Jaqueline, en Boletín Antropológico N°3, sept. oct. 1983, Mérida.

(7) Con respecto a esto es interesante leer los libros de BRICEÑO GUERRERO, J.M.: Identificación americana con la Europa Segunda (Ediciones de la Universidad de Los Andes, 1976). EL Discurso Salvaje (Fundarte, Caracas, 1980) y América y Europa en el Pensar Mantuano (Monte Ávila, Caracas. 1981). 

(8) Para el mayor desarrollo de este punto y un análisis detallado y profundo del "significado" de María Lionza, ver mi último libro "La enfermedad cono lenguaje en la Cordillera de Mérida" en preparación.


BIBLIOGRAFÍA


BASTIDE, Roger. Les Religions Africaines au Brésil, P.U.F. 

BRICEÑO GUERRERO, J.M. Identificación americana con La Europa Segunda. Talleres Gráficos D.L.A., Mérida, 1977

__ América y Europa en el Pensar Mantuano., Monte A vita, Caracas, 1981. 

____El Discurso Salvaje, Fundarte, Caracas, 1950.

CLARAC DE BRICEÑO, Jacqueline. "El culto de María Lionza en América Indígena. Instituto Indigenista Interamericano, XXX-2, 1970, México. p.359-374 

___Dioses en Exilio, Representaciones y prácticas simbólicas en la Cordillera de Mérida. Fundarte. Caracas, 1981. ___La enfermedad cono lenguaje en Venezuela. (en preparación). 

POLLAK, Angelina. Folk-Medicine in Venezuela. Auta Ethnologica et linguistica, Viena, 1982.

PERRIN, Michel. Le Chemin des Indiens Morts. Payot París, 1976 (En español: El camino de Los indios muertos, Monte Ávila, Caracas, 1981).


Además la película "María Lionza", Co-producción íltalo-venezolana, Montaje del Departamento de Cine. U.L.A. Asesoría antropológica de Jacqueline Clarac de Briceño y Angelina Pollak, Mérida, 1983.

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