martes, 14 de agosto de 2018

Hace 30 años falleció el pintor de María Lionza




El 14 de agosto del año 1988 falleció en Caracas Pedro Centeno Vallenilla, pintor, dibujante y abogado venezolano, representante de la corriente Nativista en Latinoamérica.

Centeno Vallenilla falleció en medio de su faena creadora, a la edad de 89 años, dejando para la presente y futuras generaciones la estela de un valioso e histórico legado artístico.

Nacido en Barcelona, estado Anzoátegui, fue hijo de Melchor Centeno Graü y Hercilia Vallenilla Lanz. Hacia 1883, su familia se establece en Caracas.

El 25 de septiembre de 1913, formaliza su inscripción en la Academia de Bellas Artes, donde tendrá como profesores a Cruz Álvarez García en escultura, Antonio Herrera Toro en pintura y, tras la muerte de éste en 1914, a Cirilo Almeida Crespo. Este último (venido de Inglaterra y devoto prerrafaelista), ejercerá una gran influencia en su formación.

Siguió la carrera de Derecho en la Universidad Central de Venezuela, doctorándose en 1926, y al egresar de esta entró al servicio diplomático, su carrera diplomática le llevó a Roma, el Vaticano, París o los Estados Unidos.

En 1927, viajó a Europa, sirviendo en París desde 1932 y luego en Roma, a partir de 1932, en la representación venezolana ante el Vaticano. De 1940 a 1944 vivió en Estados Unidos.



A su regreso a Caracas, se consagró enteramente a la pintura y abrió una academia en su taller de la esquina de Mercaderes. Sus primeras exposiciones se celebraron en la Escuela de Música de Caracas en 1932, y en la Galería Charpentier de París, en 1933.







En la década de los cincuenta, fue contratado para realizar sus murales sobre la nacionalidad en el Palacio Federal y en el Círculo de las Fuerzas Armadas. Otras exposiciones: Fotografía Manrique y Cía., 1924; Ateneo de Caracas, 1943; Centro Venezolano-Americano, 1944; Galería Acquavella, 1964, 1965 y 1967; Galería Li, 1971; Galería Bernard, 1979. De manera póstuma y como homenaje, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas presentó una extensa retrospectiva de su obra en 1993.



Sus obras tienen una fuerte carga homoerótica, los temas que trató resaltaban los temas étnicos o mitológicos, mezclando lo religioso con lo pagano. Cuerpos fuertes y musculosos de indios, negros, mestizos o blancos, recordándonos en ocasiones a los dibujos de George Quaintance o Tom Finland.

Le gustaba concentrarse en la realización de sus obras, por ello prohibía que nadie le molestara en su estudio cuando trabajaba en su obra. Por este motivo fue encontrado muerto días después de su fallecimiento en agosto de 1988.



Participó en la primera y segunda exposición de artistas latinoamericanos residentes en Italia, y con su obra Brujerías, obtuvo una mención honorífica en la Exposición Internacional de Lieja en Bélgica. Con sus figuras pedestres de Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Alonso de Ojeda y Guaicaipuro; así como sus obras El pequeño dios blanco y El trópico se inauguró la nueva sede de la Embajada de Venezuela en Washington en 1940.

Por su obra Canto olímpico del olivo y el fuego, con motivo de los III Juegos Deportivos Bolivarianos, obtuvo en 1951 la medalla de oro. Dos años después recibió el primer premio del Centro Literario Filosófico Arca del Sur de Montevideo por su Canto al hombre americano.






Pedro Centeno Vallenilla se considera uno de los responsables dentro del medio artístico de exaltar a través de sus obras, la figura de María Lionza y la valoración sobre el mestizaje, la identidad y el arquetipo de la Gran Madre que este personaje sugiere.





 Para muchos su pintura era exagerada e incluso fue catalogada de kitsch. Lo cierto es que las pinturas de Centeno Vallenilla desbordan erotismo, cierta picardía pecaminosa y un simbolismo surrealista.





Cuentan que en una entrevista a Salvador Dalí le preguntaron, quién pudiera ser el artista que lo sustituirá después de su fallecimiento, y al parecer, el maestro respondió: “En un país llamado Venezuela hay un artista de nombre Pedro Centeno Vallenilla”.



Pedro Centeno Vallenilla es considerado como uno de los responsables de enaltecer desde sus obras el mestizaje y la identidad nacional. El artista amaba pintar, y fue su vía de realización y expresión. Muchas fueron sus obras entre grandes lienzos y murales, y muchos también sus dibujos, pues dedicaba largas horas a reflexionar sobre la posición, las masas de color y los volúmenes necesarios para alcanzar el cuadro que en su cabeza ya había pintado.


No hay comentarios: