lunes, 11 de febrero de 2019

El tambor en el culto a la Diosa





El niño dentro del útero oye el tambor de su madre, manteniendo un latido constante. La costumbre antigua era llevar un tambor al lugar del parto. El tambor sonaba constantemente… igual que el latido de la madre, diciéndole al bebé que fuera del útero todo era tan seguro… como dentro de él.

Lobo Negro



Mircea Eliade, filósofo e historiador de las religiones rumano, aseguraba que "El tambor chamánico se distingue de todos los demás instrumentos en que producen 'la magia del sonido' precisamente por el hecho de que permite la experiencia extática".



El antropólogo Rodney Needham declaró que "la descripción más común, que se encuentra una y otra vez en la literatura etnográfica, dice que el chamán toca el tambor para establecer contacto con los espíritus".
"Se ha descubierto que en todo el mundo la percusión, cualquiera que sea la forma en que se produzca, permite y acompaña la comunicación con el otro mundo".



Nevill Drury, en Elementos del Chamanismo, escribe: “Hay algo que nunca deja de sorprenderme, y es que después de aproximadamente una hora de tocar los tambores, la gente normal de ciudad es capaz de conectar con realidades míticas extraordinarias con las que nunca han soñado.”




Desmond Morris, zoólogo y etólogo británico, escribía en su famoso libro "El mono desnudo" que "No es casualidad que la mayor parte de la música y de las danzas populares tengan un ritmo sincopado. También aquí, los sonidos y los movimientos devuelven a los actores al mundo seguro del útero." "Nos mecemos cuando sentimos angustia. Oscilamos hacia delante y hacia atrás sobre los pies cuando nos enfrentamos con algún conflicto. La próxima vez que vean ustedes a un conferenciante oscilando rítmicamente a un lado y otro, comprueben si sus oscilaciones se producen al mismo ritmo que los latidos del corazón. Dondequiera que vean inseguridad, hallarán, posiblemente, el ritmo tranquilizador del corazón, envuelto en cualquier disfraz".



Miranda Gray en su obra “Luna Roja” señala que “El tambor era un instrumento femenino cuya forma evocaba el circulo de la tierra y el útero, el ciclo de las estaciones, la luna y la mujer; la voz del tambor era la de la tierra, el latido de la vida en el vientre materno y el oculto poder de la vida dentro del mundo palpable”.

“Tocar el tambor implicaba invocar a la madre oscura, la Anciana, la chamana o bruja, la oculta fuente de vida que toda mujer lleva dentro, y el compás marcaba el constante ritmo de la vida, la luna y el ciclo menstrual femenino. Aunque el tambor dejase de sonar, los ritmos naturales continuaban”.
“Como sucede con la danza, el hecho de tocar el tambor puede hacer desaparecer las restricciones del intelecto y despertar la conciencia del mundo interior, pues este instrumento se transforma en una forma de expresión de las energías creativas y en un nexo con el mundo interior”.



Tocar el tambor también se puede usar como una forma de terapia para liberar y moviéndose a través de las emociones fuertes tales como el dolor y el desamor. Esta percusión puede ayudar con una gran variedad de temas, tales como: recuperar aspectos perdidos del alma, la liberación de las entidades no saludables, la resolución de conflictos en el inconsciente, la transformación de la energía negativa de los traumas del pasado en energía positiva, ayudando a la gente por fin se sienten emociones reprimidas, y sanando a los patrones no saludables y hábitos.

FOTOS 1,2, 4 y 5: Ojos Antropológicos / FOTO 3 Portal María Lionza la Madre.



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