viernes, 3 de abril de 2020

Aspecto del culto de María Lionza en el distrito Bruzual, estado Yaracuy


Foto: Cortesía de César Escalona
@ojosantropologicos 




Por Luis Felipe Ramón y Rivera (1958)

Transformación del mito

Es bien sabido que existe en la teología indígena americana un conjunto de seres míticos o dioses a los que la imaginación ha engrandecido, y el aporte cultural del europeo ha modificado y ampliado con elementos de la religión cristiana. Esos seres habitan unas veces las aguas ,otras los bosques y montañas.

En nuestro país se ha conocido en los últimos años, principalmente por las investigaciones de Gilberto Antolínez y Francisco Tamayo, variados aspectos del mito de María de la Onza o más comúnmente como se simplifica ahora, María Lionza. Esta representación mítica, que en un principio parece como deidad que confiere favores a cambio del alma de quién los recibe, ha venido transformándose, merced a la ingenua disposición popular para mezclar diversas creencias con ideas tomadas de la religión -sincretismo-, y en esta transformación han tenido parte no pequeña las prácticas de los espiritistas. 
En la actualidad de acuerdo con nuestras investigaciones, el mito de María Lionza es definitivamente un culto semejante al que se rinde al Ánima Sola, al Ánima de la Yaguara y otros por el estilo.

Paraje donde se le rinde culto 

En dos ocasiones: el sábado 15 de febrero y los días 3 y 4 de abril del presente año (jueves y viernes Santos), acudimos al "Cerro de la Enjalma", que da sobre la quebrada llamada Sorte, en las afueras de Chivacoa, capital del distrito bruzual del estado Yaracuy. En dicho lugar se hallan varios de los principales lugares en donde se le rinde culto a María Lionza. Estos lugares llamados comúnmente "palacios", pero que tienen nombres propios como La Roca Bella, la Casa Mayor, Las Piñatas o El Piñal, son cuevas naturales formadas en el cauce de uno de los arroyos que bajan del cerro hacia la quebrada de Sorte. El más importante de estos lugares es La Casa Mayor. Es una cueva formada por tres rocas muy grandes que sobresalen a manera de techo, bajo el cual han formado los creyentes un altar. El Paraje es boscoso, fresco y de una belleza natural simplemente imponente. Las personas que acuden allí a llevar sus ofrendas permanecen a veces varios días seguidos acampadas en los alrededores de las cuevas. Llevan chinchorros para dormir y descansar y alimentos suficientes, que cocinan en improvisados fogones durante los días que allí permanecen.

Elementos principales de ofrenda

Ya desde el primer momento en que el visitante inicia la subida del Cerro puede observar que a trechos se encuentran árboles en cuyo tronco se han colocado una, dos, tres cruces de madera y junto a ellas, o debajo, se ven esparcidos numerosos tabacos enteros o a medio consumir, polvos cosméticos y velas encendidas o apagadas. A estos lugares los llaman simplemente "sitios", y en ellos se detienen los creyentes para orar o dejar ofrendas como las indicadas. Los datos que obtuvimos respecto a estos sitios no tienen importancia y sólo puede deducirse de su existencia que los han formado aquellos que no pudiendo llegar hasta los palacios, debido a la cansadora que es la jornada, se contentan con depositar al pie de los árboles sus ofrendas. En los altares dedicados a Maria lionza, en cambio, las ofrendas añaden a lo ya apuntado, perfumes dinero y flores. Hemos constatado la ofrenda de perfumes y flores, pero no lo que se refiere al dinero, pues esto lo supimos por referencias, pero no vimos en ninguno de los altares dinero depositado. Hay quienes afirman que se lo roban. El altar de La Casa Mayor es semejante a un altar eclesiástico pues tiene una cruz de hierro en la parte más alta rodeada de flores y velas encendidas, algunos candelabros y, sobretodo, varias lápidas de mármol incrustadas en la roca, en las que se testimonia la gratitud por un favor recibido, dando a este lugar el aspecto de verdadero altar al que aludimos.
Los creyentes ofrendan continuamente perfumes, que esparcen sobre la roca, y polvos cosméticos; de este modo el altar se ve completamente blanco a trechos, y en otros, pintado con dorado. En la base del altar hay una buena parte del piso encementado. 

El espiritismo en el culto de María Lionza

Sabemos, por los estudios de Gilberto Antolínez, que hace años el espiritismo ha capitalizado a su favor el culto de María Lionza.  En la actualidad lo ha deformado, al punto de que ya se hacen sesiones de espiritismo de noche y a pleno día en estos lugares, con el objeto de curar a los enfermos o con el de iniciar simplemente en tales prácticas a los novatos. 

Tenemos la impresión de que el mito indígena ha caído de este modo en un callejón sin salida, o mejor, con la única salida posible que es la de la instrucción popular. Porque en dichas sesiones ofician hombres y mujeres que se aprovechan de la ingenua fe del pueblo haciéndose pasar por medio y recetando a personas que casi siempre son enfermas más de la mente que del cuerpo en nombre del Dr. José Gregorio Hernández, o de cualquier otro con fama de Santo, recetas disparatadas como la siguiente: 

1 caja de calcio Sandor, vitaminado, de 10 ampollas.
1 frasco de Neuro  Fosfato Eskay.
1 caja de ampolletas de vitamina B12.
1 frasco de pastillas Colentir.

La médium en trance, a la que anotamos esta receta, parecía un agente viajero de alguna droguería.
Durante la noche del Jueves Santo asistimos a una sesión de espiritismo realizada en la cueva más alta del cerro, denominada La Roca Bella. Pudimos constatar en esa ocasión como ni el culto a María lionza, y ni siquiera la idea de ella, aparecieron en dicha sesión; lo que quiere decir que empieza a formarse a la vez una separación entre ambos elementos constitutivos: el mito y las prácticas espiritistas, cuyos resultados no son fáciles de prever. 

Caracas, mayo de 1958.
(Trabajo presentado a ASOVAC.)

FUENTE
Boletín indigenista venezolano. República de Venezuela Ministerio de Justicia Año VI Tomo VI Caracas 1958 - Nos 1-4

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