lunes, 18 de mayo de 2020

El pleito de los brujos: Se divide el culto a María Lionza (1971)






Por Hermann Garmendia 
Así, el culto marialeóncico resulta ser una víctima más del fraccionalismo contemporáneo que -por lo visto- no sólo lesiona a los partidos políticos. Los Brujos disienten en los actuales momentos y se dividen en banderías doctrinarias por cuestiones sobrenaturales.

La pelea está planteada en el ámbito de la montaña entre los Espiritistas -y su equipo de médiums- y los brujos Tabaqueros, Barajeros y Saperos que han venido actuando como intermediarios terrenales de la Diosa, medrando a la sombra del culto, cobrando crecidos honorarios cuando son consultados por los creyentes. En cambio, los espiritistas sólo hacen investigaciones de ultratumba completamente desinteresada y dentro de un pretendido carácter científico.

En la montaña de Sorte, centro de concurrencia supersticiosa, se ha formado una silvestre casta sacerdotal, allí denominados "bancos", rosca metafísica que proclama estar revestidos de poderes especiales para administrar las potencias sobrenaturales y con influencia en la Corte de María Lionza. Está planteada actualmente una situación de tenza y vidrios a rivalidad y competencia entre Los profesionales de la fe --que le sacan dividendos al altar- y los Espiritistas que sostienen ideas diferentes sobre María Lionza y su fantástico ramillete de poderes mágicos. 

El frente de la Reina está agrietado,  tanto por el espíritu fraccionalista, como por la serie de intereses creados que prosperan bajo los robles y atapaimos de la montaña donde está emplazado el templo matriz de Maria Lionza y los iluminados que se mueven en las vecindades de la potente catedral de piedra. Algunos estiman que para los días de Semana Santa, cuando hay afluencia mayoritaria de creyentes y noveleros, esta tensión entre brujos y espiritistas ofrecerá sus primeras manifestaciones explosivas.

En este orden de ideas círculo una hoja impresa, a manera de manifiesto, cuyo violento y acusador texto inca su punzón agresivo contra la rosca de los brujos que por allí ejercen su ministerio miraculoso como auditores de la Diosa, Reina y Madre. Según tenemos entendido además de María Lionza, las montañas de Sorte están pobladas por otros seres incorpóreos y fabulosos,  representativos de una mitología autóctona, como el Negro Felipe, el Indio Guaicaipuro y el indio Paramaycoa, célebres aborígenes de la resistencia indígena que rindieron sus vidas peleando con ásperas macanas contra el estampido del arcabuz español de la conquista. Algunos de los entendidos en Los impenetrables Arcanos del culto afirma que el Negro Felipe,  el indio Paranaycoa y Guaicaipuro son intrusos que desvían el culto de la Diosa. 

Un sector de los adictos al culto de la deidad yaracuyana dicen que no creen en estos indios porque, cuando tales personajes se posesionan de la materia utilizan para manifestarse con los vivos un lenguaje que no es el de la raza autóctona y hasta interpolan en el vocabulario expresiones modernas. Así, por ejemplo, cuando un devoto expone sus problemas subjetivos al Cacique Guaicaipuro, con voz cavernosa dice desde los misterios del más allá:

-Indio quitar pava con FAB.

A este respecto confirman que es el lenguaje del Indio está influido por el industrialismo -ya que le hace promoción a un detergente- lo que encuentran sospechosos de autenticidad, ya que en el tiempo lejano en el cual vivieron tales aborígenes, no se conocían los polvos de lavar ni limpiadores parecidos. 

Además, algunos creyentes están en la obligación de bañarse en cada uno de los 7 pozos, especie de aguas lustrales, linfas mágicas formadas por las frías cascadas de la montaña, administradas por los brujos con tarifas elevadas. Son bañados en el primer remanso con una mezcla de loción sonrisa, Cucuy la Divina Pastora, untados además con manteca de gallina piroca y salviarreal. La inmersión Sagrada en cada pozo implica una serie de rituales bajo la dirección de un Brujo que se lucra. Se quejan también en el Manifiesto de que el ambiente general de Sorte está humedecido con ron añejo y casi todos los brujos no son más que vulgares canapiales o ebrios consuetudinarios que por el efecto alcohólico,  maltratan a los devotos cuando los brujos están de mal humor. Por otra parte,  prosigue denunciando el Manifiesto, los ritos y ceremoniales de María Lionza no tienen estabilidad porque cambian de año en año hasta el punto de que ahora han inventado unas procesiones al Portal de Quibayo con el disimulado fin de vender velas esteáricas. Además, actualmente los brujos suministran el carnet de la Buena Suerte, parecido a una cédula de identidad cuyo precio resulta elevado. Funcionan, en diversos rincones de la montaña, pequeñas agencias que venden estos talismanes de cartulina impresa. 

Los curanderos, los yerbateros, los brujos saperos, barajeros y tabaqueros -según trabajen con sapos, barajas o tabacos- abundan cada día y se discuten los clientes y tienen montados consultorios al pie de los frondosos pardillos con el incentivo de distintas ofertas sobrenaturales. En uno de los consultorios puede verse una tablilla que dice: "Se curan machorreos". Allí ofrecen baños de cariaquito morado -para liberarse de la tarántula de la pava- asperjaciones de Loción Sonrisa y pases magnéticos. 


El manifiesto contra los brujos también aluden a la gran cantidad de Polvos Sonrisa y perfumes que se expenden en Sorte con el pretexto de que tienen virtudes mágicas.  Por otra parte los intermediarios terrenales del Negro Felipe -un santón que hace milagros- ofrecen sahumerios que no son otra cosa que caracoles de los usados para espantar los mosquitos. Algunos creyentes -de los resentidos con la ola especulativa- afirman sus sentimientos conservacionistas de los Recursos Naturales cuando denuncian que las velas encendidas al pie de los árboles dañan la vegetación y los menjurjes que ritualmente son derramado sobre el agua y la contaminan con peligro para la salud. 

El manifiesto circulante después de denunciar los payasos del culto -y el falso y adventicio santoral- como a los traficantes de la fe en María Lionza, invocan a esta deidad con el fin de que extermina la casta sacerdotal cada día más soberbia y especulativa del bolsillo ajeno.  Termina el manifiesto diciendo "que tu infinita bondad, María Lionza, nos guíe por el camino de la verdad, para que al final, en el altar de las leyendas ocupes el trono de culebras y una corona de mariposas adornettos oscuros crespones y un día al recordarte le contaremos a nuestros hijos que fuiste una mujer que nació en Chivacoa y un buen día los duendecillos de la montaña fueron a participar de que había sido nombrada la novia de todos los personajes mitológicos y Venus, envidiosa, quiso estropear tu imagen corrompiendo a los hombres, haciendo creer que te habías olvidado de tu pueblo. Llegue a ti nuestra oración por el sendero de la imaginación de los hombres. Así sea".


FUENTE: Hermann Garmendia Revista Mira. Núm 25 Febrero de 1971

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