lunes, 27 de julio de 2020

"SANTA MARÍA DE LA ONZA DEL NÍVAR": UN INFUNDIO QUE SE REPITE


Santa María de la Victoria, patrona de Nirgua
Foto: Nirgua turística

 

Por: Bruno Manara 

(14/03/1988)

El 24 de enero pasado, la población de Nirgua cumplió 360 años de fundada; y sea propicia la ocasión para deshacer un infundio que se ha venido repitiendo desde hace más de 40 años. Me refiero al supuesto nombre oficial de “Santa María de la Onza de Nívar” con que se habría bautizado la conocida población yaracuyana.

Para ser más claros en nuestra argumentación, debemos recordar unos antecedentes que tienen que ver con el culto a la Reina en la montaña de Sorte. En efecto, los investigadores modernos dicen que el culto a María Lionza es resultado de un injerto afro-europeo sobre la raíz indígena de un culto tributado a una Madre de la Selva o Diosa de las Aguas, a quién habrían adorado los aborígenes yaracuyanos de la tribu “Nívar”, y cuyo animal totémico era una onza o gato Cervantes (Herpailuris yaguarundi). Los estudiosos dicen que al fundar la ciudad de Nirgua, los conquistadores, inducidos por algún fraile doctrinero, le pusieron el nombre heráldico de “Santa María de la Onza de Nívar”, para encauzar más fácilmente el asentamiento religioso de los indígenas hacia el culto cristiano, que se les presentaba ejemplificado bajo la advocación de Santa María de la onza.

 

De allí -concluyen los estudiosos- que no debe causar sorpresa el que tres siglos más tarde en las cercanías de Nirgua -y concretamente en la montaña de Sorte- se le rinde culto a la Reina María Lionza, nombre que según los entendidos es una alteración fonética de María de la Onza, y que bajó la mención cristiana de María, disimula el viejo culto a la diosa indígena que se asociaba con una onza.

 

El primero que hizo este planteamiento fue Gilberto Antolínez (El Universal. Caracas 6/05/45); y la última mención que sepamos es de Angelina Pollak-Eltz en su ensayo, valioso bajo muchos respectos, sobre “La medicina Popular en Venezuela” (Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. N 86, Caracas, 1987).

 

Comenzamos por señalar que es muy dudoso que en Yaracuy haya existido una tribu “Nívar”. En efecto en el Archivo General de la Nación (Secc. Diversos, t. 62 folios 443 -05), en los “Testimonios sobre la fundación de la ciudad de Nirgua, levantados durante el gobierno de Juan de Meneses” el fundador, se habla siempre de Niruar o Nirgua, y sólo una vez (folio 462) se menciona “la provincia de Nibar” -lo cual puede ser un lapsus del escribano, pues el contemporáneo Fr. Pedro Simón (1627) siempre habla de los indios Niruas y nunca me menciona a los Nibar o Nivar.

 

En segundo lugar, consta que la “pacificación” de los indígenas de la región de Nirgua en realidad fue un exterminio, como se desprende de los testimonios arriba aludidos, donde se declara: “según la noticia que se tiene conforme a la relación de los últimos enemigos que sean preso, no quedan 25, y estos están divididos y andan en tres o cuatro parcialidades (folio 451).

 

Por consiguiente, la nueva población -en realidad un “fuerte”- estaba constituida sólo por los conquistadores, al mando del capitán Juan de Meneses, y constan los documentos que se llamó “Nuestra Señora de la Victoria del Prado de Talavera de Niruar”. ¡Así el nombre tiene sentido! En efecto en la Talavera de España, ciudad de origen de Juan de Meneses, existe una Ermita votiva a la Virgen del Prado, cuya advocación el capitán fundador que hizo colocar la nueva población, posible sólo gracias a una victoria total sobre los Nirguas, a quiénes se define como “indios alzados y revelados a la Real Corona”.

 

El largo nombre heráldico de la población yaracuyana, en los numerosos documentos que se conservan en el Archivo Nacional (Sección Gobernación y Capitanía General, passim), se encuentra simplificado como “Nuestra Señora de la Victoria de Nirgua” o “Ciudad de la Victoria de Nirgua”; pero en ninguna parte se hace mención de María de la Onza. Por todo esto, salta a la vista que habrá que buscar por otro lado el origen del nombre y el epíteto de la:

 

...Diosa encantada

que en la noche Tropical desconcertante y hermosa

sobre una danta cabalga

 

-Como canta Cristóbal Jiménez

 

 

FUENTE: El impulso 14 de marzo 1988


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